A la conquista de Britania: la rebelión de la reina Boudica
Estatua de Boudica en el Puente de Westminster, Londres | Pixabay

Alta, aterradora, con un cabello leonado sobre los labios, vestida con una túnica colorida y capa adornada con un collar de oro, lanza en mano. Así era Baudica, soberana del pueblo iceno, según el historiador romano Dión Casio. Este autor también describe como Baudica se ponía de pie sobre una plataforma para incitar a sus seguidores a la guerra contra los invasores romanos. Tampoco se puede tomar al pie de la letra esta descripción, pues la descripción podría ser inventada. No sabemos si Dion Casio visitó Britania y conoció a Baudica. Además, los rasgos que atribuye a la reina guerrera son característicos de la cultura bárbara. Quizás el objetivo del historiador era hacer ver a sus lectores que los icenos eran también salvajes y bárbaros.

Julio César fue el primer romano que llegó a Gran Bretaña. Sin embargo, la ocupación efectiva de la isla no comenzaría hasta cientos de años más tarde: en tiempos del emperador Claudio. El general Aulo Plaucio dirigió el desembarco de cuatro legiones romanas, en total 20.000 hombres, en el año 43 d.C. El primero de los pueblos en caer fueron los catuvelaunos, a los que le siguió el pueblo de Camulodunum. Una vez la zona más septentrional ya formaba parte de la nueva provincia romana: Britania.

Años más tarde, bajo el imperio de Nerón, la conquista se extendió hacia el occidente encontrándose con la resistencia de los britones. Sin embargo, los romanos no podían realizar la conquista por sí mismos, sino que crearon alianzas con diferentes jefes tribales. Las pugnas internas entre los pueblos facilitaron estos pactos entre romanos y britanos. Es el ejemplo de la reina Cartimandua o el rey Prasutago.

El historiador romano Tácito cuenta que cuando Prasutago murió, era vasallo del Imperio romano, y legó su fortuna a sus hijas y el emperador Nerón conjuntamente, para que su pueblo no sufriera la violencia romana. Aun así, el pueblo iceno no se libró de las humillaciones romanas, sino que los administradores extranjeros violaron a las hijas de Prasutago y maltrataron a su mujer, Boudica. Ante estos abusos, Boudica lanzó un discurso que animó a los icenos, su pueblo, y otras tribus britanas a rebelarse contra los foráneos.

En el año 60 d.C, los icenos y otras tribus quemaron un templo de piedra romano que se había convertido en el símbolo de la conquista de Britania. No quedó ningún resto de este templo. Además, decapitaron una estatua de bronce del emperador Claudio que probablemente se hallara en el foro de la colonia. Después, los britanos marcharon hacia Londinium (Londres), el puerto principal de Britania. El éxito de los britanos sobre esta colonia y otras, como Verularium. El propio Tácito habla de estos crueles ataques y también se han hallado restos arqueológicos que lo demuestran.

El gobernador de Britania, Suetonio Paulino, disponía de más de diez mil hombres que desplegó en un valle protegido por un bosque. Entre las fuerzas de Boudica, se encontraba un gran número de mujeres. Según Tácito, Boudica acudió a la batalla montada en un carro junto a sus hijas arengando a los icenos contra los romanos por haber sido víctimas de sus abusos. No se sabe exactamente donde sucedió la batalla, pero podría haber ocurrido entre los montes Peninos y la cuenca del Támesis. A pesar de que los romanos eran inferiores en número, su técnica y táctica resultó en la muerte de 80.000 britanos. Tácito cuenta que, tras la desastrosa batalla para los britanos, Boudica se suicidó tomando un veneno. Probablemente, aparezcan restos arqueológicos en un futuro que indiquen dónde fue exactamente la batalla. Dion Casio difiere en la muerte de Boudica y dice que la reina cayó enferma tras la batalla y murió. Su sepultura se ha buscado en numerosos lugares conocidos, como Stonehenge o la estación londinense de King’s Cross. En cualquier caso, la labor de la reina con esta rebelión retrasó la expansión romana una década más.

La historia de Boudica no cayó en el olvido, sino que, en el Renacimiento, con la influencia de los clásicos romanos sobre la sociedad, se llegó a comparar a la reina Isabel I de Inglaterra con Boudica. La Inglaterra victoriana reinterpretó su figura, cambiando su nombre a Boadicea, defensora de la soberanía británica contra los romanos. Además, como mujer fuerte, se convirtió en símbolo tomado por las sufragistas. Actualmente, su nombre resuena en el Reino Unido porque a la primera ministra británica, Theresa May, se le ha denominado como “la boudica del Brexit” en la prensa inglesa.

FUENTES: 

Gracia Alonso, F. Furor barbari. Celtas y germanos frente a Roma. Sello, Madrid, 2011. 

Webster, G. Boudica: la reina guerrera. Planeta, Barcelona, 2007. 

Hingley, R. "Arde Britania. La gran rebelión de Boudica". National Geographic Historia, nº177. 

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