“(…) Nos resta examinar el espectáculo más famoso y espectacular de todos. Se le llama munus, por ser un servicio; por lo que también se denomina officium. Los antiguos creían que por esta acción rendían un servicio a los muertos; más adelante, modificaron su carácter con su crueldad más refinada. (…) Acostumbraban a comprar esclavos de mala disposición y los sacrificaban en los funerales. Más adelante les pareció bueno cubrir su impiedad con un velo de placer.” (De Spectaculis, XII. 1-4). De este modo describe Tertuliano en el año 200 D.C. el origen de los juegos de gladiadores en la Antigua Roma. Antes de comenzar, debemos dejar claro que no hay una teoría que haya logrado esclarecer al cien por cien el origen de los juegos gladiatorios en Roma. Dependiendo de qué autor antiguo leamos podremos ver una teoría u otra.
Fernando Quesada Sanz diferencia el combate de gladiadores del combate a muerte en honor a un difunto, siendo el segundo una evolución del primero. No podemos saber si los romanos tomaron esta costumbre de otros pueblos vecinos o si estaba incluida dentro de sus tradiciones. Quesada destaca que los iberos poseían este ritual de combate en honor al difunto, siendo famosa la descripción de Apiano sobre el funeral de Viriato. El autor romano habla de 200 parejas de gladiadores hispanos combatiendo al mismo tiempo en honor de su caudillo muerto. Alfonso Mañas Bastida ha logrado demostrar que la cultura del combate en un entorno fúnebre se ha dado a lo largo de todo el mundo desde el tiempo más primitivo del ser humano. Algunas tribus no veían la muerte como causa natural y siempre buscaban a un asesino que debía morir para que su sangre paliara la ira del muerto.
Mañas resalta una serie de culturas que han dejado testimonios de combates en honor a un difunto como pueden ser los aborígenes australianos, los aztecas, los celtas o los propios griegos. En la Ilíada presenciamos el relato de un combate en honor a Patroclo entre Diomedes y Ajax, aunque presenta la diferencia de que ninguno ha de morir pues su sangre no necesitaba ser derramada. Aquiles ya había matado al culpable, Héctor, por lo que el alma de Patroclo ya podía marchar en paz. Además, junto a este combate se vuelven a mencionar sacrificios en honor al difunto. Mañas concluye que el combate entre Diomedes y Ajax debía de celebrarse dentro de un contexto más deportivo que ritual, pues ambos contendientes portaban sus armas y armaduras, dificultando el derramamiento de sangre.
De este modo, podemos ver como pueblos cercanos a Roma practicaban estos rituales y competiciones deportivas que darían lugar en el futuro a los juegos gladiatorios romanos. En el caso del munus itálico, Nicolás de Damasco escribió que los romanos celebraban estos combates por su herencia cultural etrusca: “Los romanos representaban los juegos de gladiadores, una práctica que les fue dada por los etruscos, no solo en los festivales y en los teatros, sino también en los banquetes” (Atlética, 4.153). La mayor fuente arqueológica para poder conocer esta tradición, son los sarcófagos etruscos con relieves que representan esos juegos funerarios en honor al muerto. Mañas considera que las amplias similitudes entre los combates funerarios griegos y etruscos llevan a considerar que los propios etruscos se vieran influenciados por los griegos. Suetonio habla de estos primero combates en el tiempo en que Roma aún era una monarquía bajo el poder de Tarquinio Prisco. El origen etrusco se ve reforzado, como señala Mañas, por el origen de algunas palabras de la gladiatoria como gladiator o lanista. Por estas razones, Mañas considera que los gladiadores derivan de estas tradiciones etruscas aunque Quesada no se muestra tan seguro de esto, refiriéndose a que este tipo de combate funerario al ser un fenómeno global no tendría un origen cultural único.
En lo que sí suelen coincidir todos, es en la evolución que sufre este tipo de espectáculos, pues con el tiempo pierde su carácter funerario por otro más deportivo. Los gladiadores eran deportistas que practicaban con las armas y pulían sus técnicas de combate antes de entrar en la arena. No era tan típica la estampa de la muerte de uno de los contendientes, siendo este imaginario una creación artificial del cine. Aunque en un principio los gladiadores solían ser enemigos capturados del campo de batalla, con el tiempo y debido a la fama que tomaron estos combates, se crearon escuelas donde se entrenaban a los gladiadores, algunos esclavos otros voluntarios. Los rituales funerarios que solían presentar una sola pareja de gladiadores comenzaron a crecer en tamaño pues la sociedad romana miraba con mejores ojos a aquellos que eran capaces de ofrecer munus de mayor tamaño pues significaba gran riqueza y poder.
Las familias más poderosas de Roma comenzaron a usar los munus para organizar auténticos espectáculos de masas en los que repartían comida, ofrecían combates y lograban ganarse al pueblo para su causa. El más destacado fue Julio Cesar que organizo unos juegos donde se incluía el combate naval para honrar la memoria de su hija muerta. Finalmente el propio Estado romano comenzó a mediar en la organización de estos juegos perdiendo completamente el sentido funerario.
- QUESADA SANZ F. “En honor del difunto, el origen de la gladiatura en Roma” (2017) Recogido en la Revista Desperta Ferro, Arqueología e Historia Nº14. Editorial Desperta Ferro. Madrid Pág.6-12
- MAÑAS BASTIDAS A. “Munera Gladiatoria: origen del deporte espectáculo de masas” (2011). Universidad de Granada. Granada.