Norman Gardiner, en su obra “Athletics in the Ancient World”, escribió que los encuentros griegos nunca se describieron como “juegos” o “entretenimiento”, sino como “competiciones”, mientras que los romanos preferían el carácter de “entretenimiento” en sus juegos, en los que sus participantes, los esclavos, “existen para los espectadores”.
Los Juegos Olímpicos son el espectáculo griego más importante, hasta tal punto que ha perdurado hasta la actualidad. Surgieron en el año 776 a.C. y significaron un elemento de unión muy fuerte entre la población griega tan dividida y enfrentada. A estos juegos los acompañaban otro tipo de acontecimientos como los Juegos Ístmicos, Píticos o Nemeos, todos dedicados a distintos dioses y con distintas formas de diversión: desde competiciones atléticas hasta recitales de poesía y obras musicales.
Los griegos que competían en los Juegos Olímpicos, celebrados en Olimpia en honor al dios Zeus, debían enfrentarse a pruebas de carrera, lucha libre, carreras de caballos y el “pentathlon”: lanzamiento de disco y jabalina, salto de altura, estadio y lucha. Estos juegos se componían, por tanto, de competiciones exclusivamente deportivas y atléticas, aunque la violencia estaba presente en pruebas de lucha con armamento pesado o lucha libre, y todas estas pruebas se utilizaban como forma de entrenamiento paramilitar. Estas competiciones griegas se orientaban, en vez de a una lucha encarnecida, a la exhibición de agilidad y destreza.
Los romanos, por otro lado, crearon los “ludi” o juegos, en los que incluían varios tipos de espectáculos, tomando a los griegos como influencia. Los “ludi scaecini” eran los menos populares y consistían en celebraciones musicales y teatrales, y fueron tomando un tono cómico y contra la censura política del momento. Por otro lado, el Circo Máximo de Roma acogió competiciones como las naumaquias o batallas navales, y los “ludi circenses” o carreras de carros romanas, en las que competían esclavos. En estas últimas, mientras los ganadores podían acumular mucha riqueza, los perdedores podían llegar a morir aplastados por los caballos en la arena debido al riesgo implícito en estas carreras por los choques entre carros.
Las luchas de gladiadores eran la forma de entretenimiento romano por excelencia, así como la más violenta. Los gladiadores eran, en su mayoría, esclavos, prisioneros de guerra o delincuentes, y había múltiples tipos según las armas que portaran, así como los especializados en luchas contra bestias. Estas bestias se utilizaban tanto para las luchas como para las matanzas, incluso para violaciones de muchachas. También era común encontrar gladiadores menos valorados que luchaban con el casco cegándoles los ojos, y se utilizaban para rellenar tiempo entre atracciones.
Mientras que pensadores romanos como Séneca opinaban que “el hombre, la cosa más sagrada para el hombre, aquí es matado por deporte y diversión”, emperadores como Cómodo incluso participaban, y Marco Aurelio afirmó: “no me importaría que los juegos fuesen brutales y degradantes con tal de que no fueran tan condenadamente monótonos”.
Las civilizaciones griega y romana han trascendido de manera muy significativa hasta la actualidad, tanto a través de estudios históricos como a través del cine o las obras literarias, pictóricas, arquitectónicas y escultóricas. Gracias a esta gran variedad de análisis se ha logrado entender cómo, mientras que para los griegos primaba la competitividad deportiva y la demostración de destrezas y habilidades deportivas, en Roma era más valorada la lucha a muerte y la violencia como base del entretenimiento.