La
importancia del comercio en la historia de Madagascar
Austronesios usando una canoa. Los primeros austronesios que legaron Madagascar probablemente lo hicieron en una embarcación similar. Fuente: Wikipedia.

Aunque se conoce más bien poco sobre el origen de la cultura malgache debido a la falta de fuentes escritas, se cree que la población de Madagascar experimentó la llegada de pueblos procedentes de Asia y Oceanía, la mayoría de Indonesia, que viajaron hasta la isla por rutas marítimas. Estos pueblos (denominados austronesios) dominaban el mar, con una red marítima que partiría de Indonesia hasta la India y de allí hasta el este de África a través del golfo Pérsico y Arabia.

Los viajes a través del océano Índico permitieron que el comercio se desarrollara en la costa este de Madagascar desde el siglo VII (e incluso antes). Aquellos individuos o grupos dedicados a la actividad comercial eran conocidos como Darafify. Estos grupos, originarios de Madagascar, antes de dedicarse al comercio desempeñaban actividades ganaderas. Cuando comenzaron a comerciar lo hicieron con especias (destaca especialmente la canela), con hierbas medicinales… Los contactos entre austronesios e indígenas dejaron fuerte huella en la isla (a nivel lingüístico, cultural…).  

Posteriormente, entre los siglos VII-VII, el Imperio sasánida se hizo con el control de las rutas comerciales en la zona oeste del océano Índico. Los comerciantes malgaches entraron así en contacto con árabes y persas. Los árabes llamaron a Madagascar al-Qumr. El desarrollo de distintos reinos en el país malgache estuvo muy ligado a la influencia de la ideología musulmana. Los musulmanes junto con los africanos y los indonesios serán los grupos que configuren las bases de la cultura malgache.

El contacto con gentes musulmanas motivó que algunos comerciantes malgaches se convirtieran al Islam. Entre los siglos IX y X, estos malgaches musulmanes comenzaron a asentarse en la costa norte de Madagascar (en la actualidad la zona norte de la isla continúa siendo mayoritariamente musulmana). Los habitantes de esta zona se terminaron conociendo como Antalaotra. Eran una mezcla entre africanos musulmanes, africanos malgaches y malgaches asiáticos.

Esta actividad marítima, comercial y de pillaje permitió que la isla de Madagascar aumentase su número de habitantes: llegaron gentes desde el Mar Rojo, desde la costa este de África… La mayor parte de los inmigrantes se asentaron en la costa este de Madagascar. Los nuevos residentes trajeron consigo varias novedades, entre ellas el cultivo del arroz.

En la meseta de Madagascar habitaban los Vazimba. Su lengua era originaria de la isla, pero tenían lazos con los africanos. El asentamiento de nueva población en el este trajo problemas a los Vazimba, que pronto se vieron arrinconados.

Por su parte, la costa oeste de la isla estaba habitada por poblaciones con lenguas bantúes. Es decir, lenguas africanas. La población de la costa oeste estaba formada por individuos de origen africano que habrían llegado en diferentes migraciones. Estas poblaciones terminaron constituyendo el reino de Sakalava, y posteriormente tuvieron un proceso de expansión.

Cuando se produjo la llegada de los colonos franceses en el siglo XVI se podía distinguir a dos grupos de malgaches. La clasificación – según G. Campbell- se había hecho conforme a las diferencias físicas: por un lado, estaban los denominados “negroides” y por otra parte estaba el grupo de los “malay indonesian”.

Entre los siglos XVI-XIX la importancia del comercio sigue siendo fundamental, y especialmente los intercambios con los árabes en la costa noroeste. Entre los productos con los que se comerciaba destacan arroz, ganado, esclavos, ropa, productos de lujo

En esta época, en la misma zona de costa oeste, pero más hacia el sur (territorio conocido como Bambala) estaban asentadas poblaciones con raíces africanas. Sus vínculos con África se evidenciaban, entre otros aspectos, en las creencias religiosas. Por ejemplo, daban gran importancia a los ancestros, al espíritu de los antepasados. Estas poblaciones, a diferencia de sus vecinos del norte se dedicaban a la ganadería y la agricultura, que eran las principales y casi exclusivas actividades económicas. El comercio era muy limitado.

Hacia finales del siglo XVI se impusieron en el sur de la isla diferentes familias conocidas como dinastías Maroserana. No se conoce con exactitud los orígenes de estas dinastías. La tradición oral recoge dos posibles procedencias: del interior del propio Madagascar o del extranjero, de ultramar. Los Maroserana y hablantes de lenguas bantúes de la zona de Bambala terminaron juntándose. La apuesta de los Maroserana por la modernización, la expansión territorial y la justificación divina de ciertas prácticas de poder les permitió dominar el sur de la isla y les ayudó en su construcción de comunidades políticas. Con el tiempo, las diferentes gentes bajo el mandato de los Maroserana pasaron a conocerse como Sakalava.

Como se ha mencionado, en épocas anteriores las ciudades del norte habían copado el protagonismo comercial. Pero a partir de la llegada de los portugueses a Madagascar en el siglo XVI, la actividad comercial se intensificó en otras zonas de la isla, particularmente en la costa oeste. En el siglo XVII el comercio con holandeses e ingleses fue muy activo. Los franceses también estaban interesados en Madagascar. A mediados del siglo XVI establecieron en el sureste de la isla el Fuerte Dauphin, claro ejemplo de su intención de aumentar su influencia en la zona.

En los reinos de los Sakalava se dio una relación importante entre comercio y política. El comercio permitió una mayor centralización y que el reino incrementase su riqueza. La prosperidad del reino permitía a su vez la unión de la población. Pero, a pesar de la relevancia del comercio, es necesario tener en cuenta que las principales actividades económicas seguían siendo la agricultura y ganadería.

El principal producto que interesaba a los europeos eran los esclavos. Los malgaches, en la mayoría de ocasiones, pedían como pago armas de fuego. El comercio – y en particular el comercio de esclavos - permitió a los reyes Sakalava enriquecerse. Todos los cambios que trajo el comercio no afectó a la creencia de que era fundamental poseer una reliquia de un antepasado (recordemos la influencia de las creencias africanas). Los reyes Sakalava poseían símbolos que representaban a los ancestros y los utilizaron para reforzar el poder real.

La decadencia de los reinos Sakalava comenzó a finales del siglo XVIII. Este declive se relaciona con la mayor influencia que, poco a poco, va a tener el islam en esta zona: las antiguas creencias que habían sustentado a los reyes en el poder comenzaban a tambalearse. Paralelamente al declive de los Sakalava otros pueblos y reinos experimentaron periodos de esplendor, como los Andriana, quienes habitaban en el interior de Madagascar, y en cuya economía el comercio desempeñaba un papel primordial. 

Fuentes:

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- CHITTICK, N. H. "The East Coast, Madagascar and the Indian Ocean". En: OLIVER, R. (ed). The Cambridge History of Africa Volume 3 from c. 1050 to c. 1600. 6ª edición. EE.UU.: Cambridge University Press, 2007, pp. 183-231.

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- KENT, R.K. “Madagascar and the islands of the Indian Ocean” En: B.A. OGOT (ed.) General history of Africa. Volume 5. California: Unesco, 1992, pp.849-894.

- MARKS, S. y GRAY, R. "Southern Africa and Madagascar". En: GRAY, R. (ed). The Cambridge History of Africa Volume 4 from c. 1600 to c. 1790. 6ª edición. Reino Unido: Cambridge University Press, 2003, pp. 384-468.

 

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