La maldición de los templarios
Cruz patada roja, Símbolo Templario

En el año 1118, el caballero francés Hugo Payns, junto con otros ocho caballeros, fundó la Orden del Temple. Su misión principal era la de proteger a los peregrinos que transitaban los peligrosos caminos hasta Jerusalén. El rey Balduino II de Jerusalén les concedió la mezquita de Al-Aqsa, ubicada en las ruinas del antiguo Templo de Salomón. Por esto, la nueva Orden fue nombrada del Temple. En el concilio de Troyes, en el año 1129, fue reconocida oficialmente por el Papa Honorio II. Sus principales símbolos fueron una cruz patada roja y la estampa de dos caballeros montando una misma montura, símbolo de pobreza de la Orden.

Símbolo del Temple, Fuente: Wikipedia Comons
Símbolo del Temple, Fuente: Wikipedia Comons

Sus victorias y fama les llevaron a posicionarse como la organización más poderosa y rica de su tiempo. Los maestres crearon una compleja organización y jerarquía que repartía a los hermanos templarios en diversas tareas. Algunos se encargaban del ejercicio de las armas, otros de la gestión y recaudación del dinero, otros de las relaciones políticas, etc. Esto consiguió que, a pesar de la pérdida de los enclaves de Tierra Santa, los templarios pudieran mantener un estatus poderoso dentro de Europa. Tal era su poder, que se les ha considerado como los guardianes de las reliquias más poderosas de la cristiandad. Cuentas las crónicas, que eran los protectores del Santo Grial. Obviamente, nada está demostrado pero bien pudiera haber ocurrido teniendo en cuenta el poderío militar de la Orden.

En el año 1291 caerá Acre y los templarios se ven obligados a establecerse en Chipre y, años después, dividirse por todos los países europeos. La fama de sus poderosos caballeros les abrió muchas puertas. Castilla y Aragón buscaban ayuda militar contra el Islam, por ello recurrieron a los Templarios. Es famosa su ayuda en la reconquista de la región Murciana, su participación en las Navas de Tolosa y la ayuda que prestaron a la Corona de Aragón contra los intentos de invasión francesa. Su sede principal se encontraba en Francia, donde residía el Gran Maestre, máxima figura de poder en la Orden. Nunca dejarían de intentar retornar a Tierra Santa, participaron en todas las cruzadas y murieron miles de hermanos templarios en el intento.

Estatua templaria en madera, fuente: wikicomons
Estatua templaria en madera, fuente: wikicomons

Mientras esperaban retornar a su lugar de origen, se centraron en otras tareas. Es famoso el sistema bancario que crearon e introdujeron en los Reinos Cristianos. Estas medidas económicas convirtieron a la Orden en la principal suministradora de caudal para las coronas reales, que se vieron muy endeudadas con los caballeros del temple. También, por medio del sistema de encomiendas lograron hacerse con grandes territorios. Este sistema consiste en la posesión de un bien inmueble y por medio de donaciones y compras se iban apoderando del territorio circundante de este bien. Usando esta vía, no solo poseían una economía fuerte, también eran dueños de amplias extensiones de tierra.

Retrato de Clemente V, fuente: Wikicomons
Retrato de Clemente V, fuente: Wikicomons

Sin embargo, todo el poder acumulado fue finalmente su perdición. Los monarcas miraban celosos el poderío económico de la Orden y sabedores de que no podrían saldar sus deudas, decidieron conspirar contra ellos. El principal enemigo fue Felipe IV de Francia apoyado por su canciller Guillermo de Nogaret, un personaje político muy astuto y capaz de acabar con el mismísimo Papa Bonifacio VIII para favorecer a su rey. A este Papa le sustituirá Clemente V, un títere del poderoso monarca Francés.

La mala fama de los Templarios comenzó cuando se negaron a aceptar el proyecto “Rex Bellator” que consistía en la unificación de todas las Órdenes cristianas para, bajo el mando de un único rey, retomar toda la Tierra Santa. El entonces Gran Maestre, Jacques de Molay, se negó a esto pues consideraba que de este modo desaparecería su Orden. Este rechazo fue un argumento esgrimido por sus enemigos en el futuro. Felipe IV presionó al nuevo sucesor de San Pedro para que declarase a la Orden del Temple como una organización herética y contraria a la Iglesia. Aunque documentos posteriores demostraron que Clemente V no pensaba de este modo, el Papa cedió ante la presión francesa y decidió disolver la Orden y perseguir a sus caballeros y maestres.

Retrato de Jacques de Molay, Fuente: Wikicomons
Retrato de Jacques de Molay, Fuente: Wikicomons

Jacques de Molay, el último Gran Maestre, fue capturado junto a un numeroso grupo de caballeros. Se les torturo para que confesaran sus pecados y se declararan culpables. Molay acabaría cediendo y confesando aunque antes de su muerte se retractaría de esta confesión. Los cargos de los que se les acusaba eran: sacrilegio a la cruz al escupirla, herejía al adorar a ídolos paganos y de cometer actos homosexuales con los novicios de la Orden. Parece ser que un tal Esquieu de Floyran, un espía francés, fue la persona que actuó de testigo de estos supuestos crímenes. Una nota curiosa, es que los templarios fueron capturados un viernes 13, lo que ha granjeado a este día como una fecha de mala suerte y malos augurios.

Las plazas fuertes de los templarios fueron cayendo una a una, muchos hermanos fueron ejecutados y otros pudieron huir y unirse a otras órdenes de caballería. En el caso del Gran Maestre, fue condenado a la pira. Molay, mientras era consumido por el fuego, alzó la voz y maldijo a sus enemigos con estas palabras: “Dios sabe quién se equivoca y ha pecado y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón. Dios vengará nuestra muerte. Señor, sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios! A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año...”.

Retrato del monarca francés Felipe IV, Fuente: Wikicomons
Retrato del monarca francés Felipe IV, Fuente: Wikicomons

Las llamas consumieron el cuerpo del viejo soldado, pero sus palabras quedarían flotando en el ambiente. Esta maldición acabaría cumpliéndose, pues Clemente V fallecería cuarenta días después de esto y  Felipe IV sufriría un derrame cerebral antes de que acabase el año. Del mismo modo, De Nogaret moriría envenenado poco tiempo después de que lo hiciera su rey. Las posesiones del temple pasaron a manos de los diferentes reyes que disolvieron la Orden. La excepción de este expolio está en sus mayores y ocultos tesoros, que fueron robados por los hermanos templarios que habían eludido a sus perseguidores. No se conoce el paradero de esos tesoros actualmente.

El nombre de los Templarios cayó en la desgracia, la vergüenza y el olvido. Hasta el Siglo XVIII no se recuperó su historia y su legado. A día de hoy, su leyenda sigue envuelta en el misterio y la fantasía. Algunos han querido revivir a la Orden, pero su mala fama nunca lo ha permitido. Quizá quisieron poseer demasiado poder, pero siempre tuvieron en mente el objetivo de recuperar Tierra Santa. Jacques de Molay antes de su captura planteó el proyecto de una nueva cruzada a Tierra Santa. Su ilusión se verá truncada pero demostró que ante todo, siempre fueron soldados dedicados a Dios.

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