El amor durante mucho tiempo ha estado ligado al matrimonio y las relaciones, con unos esquemas muy claros. Sin embargo, no siempre ha sido así. En la antigua Mesopotamia los matrimonios no eran más que un contrato entre dos personas y a menudo tanto la una como la otra disfrutaban de varios amantes con los que se acostaban y tenían hijos. Esta visión de las relaciones y el amor dio lugar a escenarios muy curiosos. De este modo en la antigua Babilonia llegó a haber una ley que obligaba a sus habitantes a ir al menos una vez al templo a ofrecer sus servicios sexuales a los visitantes de la ciudad. Se trata de conceptos cuya visión ha ido evolucionando a lo largo de la historia.
La cosa va de parejitas…
Si la cosa va de parejitas podemos hablar de Marco Antonio y Cleopatra, Dante y Beatriz, Napoleón y Josefina… Muchas parejas han dejado su huella por la importancia que tenían o la relevancia que alcanzaron. Tampoco es cuestión de aburrir, por lo que solo se van a describir algunas de ellas.
Si pensamos en Cleopatra lo común es relacionarla con Marco Antonio. Han sido protagonistas de novelas, películas y obras de teatro. Sin embargo, la última reina de Egipto mantuvo otra relación muy interesante con otro general romano a la que se suele dar una menor importancia: el idilio entre ella y Julio César. Esta relación ha dado muchos dolores de cabeza a los historiadores. Siempre se ha debatido porqué César, una persona calculadora y previsora, pasó tanto tiempo en Egipto desatendiendo los problemas que tenía en otras áreas. Para muchos investigadores la larga estancia del líder romano en Egipto solo se puede entender de una forma, y es que sentía un profundo amor por Cleopatra.
Julio César siempre se mostró como un aristócrata romano y un ejemplo de la virtud romana. Por su parte la reina de Egipto siempre estuvo estrechamente vinculada a esta región. Sin este gran sentimiento que sentían no se puede entender que Cleopatra viajase a Roma junto con Julio César para vivir en su villa. Se trasladó con el hijo de ambos, Cesarión, y estaba en Roma cuando Julio Cesar fue asesinado.
Esta relación la historiografía y la cultura siempre la han relacionado con la propia persona de Cleopatra. Normalmente se incide en que se trataba de una persona muy bella. Sin embargo, las investigaciones contemporáneas la describen no tanto como una mujer muy hermosa físicamente, sino como una persona muy culta, poderosa, que hablaba varios idiomas y que era una gran diplomática; unos rasgos muy poco comunes en las mujeres de su época, sujetas a los rígidos cánones sociales de la Antigüedad Clásica.
Shah Jahan y Mumtaz Mahal son otra de las grandes parejas que han pasado a los libros de Historia. Por sus nombres son poco conocidos, sin embargo, seguramente todo el mundo conoce el Taj Mahal; pues bien, esta obra arquitectónica inmensa y símbolo de la India no es más que un símbolo del amor de ambos. Este edificio es una tumba edificada por el emperador Shah Jahan I para su mujer, puesto que cuando ella murió de parto el líder quedó desconsolado y decidió hacer esta increíble obra de arte en su honor.
Pero no hace falta irse a una historia muy antigua para encontrar ejemplos de cómo el amor entre dos personas puede cambiar de manera decisiva el rumbo de la historia o de una historia. Encontramos ejemplos en la historia reciente, en la de los años 70. Para muchos Yoko Ono separó a los Beatles, para otros fue consecuencia de muchos problemas. De cualquier modo, nadie puede poner en duda la intensa relación que mantenían John Lennon y ella. Y de hecho, como dato, tan solo ella conoce donde están los restos del artista.
Lo que no es amor… pero es interesante
Por otro lado, no se quiere hacer una simple lista de las parejas enamoradas a lo largo de la Historia. También ha evolucionado de manera significativa el concepto de las relaciones y el sexo, un concepto que no siempre ha estado ligado al amor y el cariño.
Cuando nos paramos a observar las relaciones a lo largo de la Historia se encuentran elementos que no son tan “románticos” y ni siquiera “bonitos”. Así, por ejemplo, nos encontramos con los llamados pececitos de Calígula, un nombre muy tierno por parte de los romanos para llamar a los niños con los que al emperador romano le gustaba bañarse y acostarse. Y es que prácticas similares, aunque rechazadas, debían ser comunes entre los romanos pues no son pocos los autores clásicos que recomendaban matar a las niñas que nacían sin ser deseadas en lugar de abandonarlas, puesto que si no a los pocos años eran utilizadas para este tipo de actos.
En la Edad Media cayó el Imperio Romano y en Europa todo el mundo pasó a ser cristiano. Sin embargo, a pesar de la idea que tenemos que todo el mundo pasó a someterse a las rígidas normas de la Iglesia y de que el amor y las relaciones se sometieron a sus normas, estos dos temas siguieron dando que hablar para la Historia. Muchos religiosos se casaban y tenían hijos, los obispos a menudo eran los hijos de anteriores obispos y esto solo son pequeños retazos que se conocen por la problemática que esto causaba en las herencias y en la fiscalidad. En lo que se refiere a las relaciones no hay mejor forma de ilustrar lo que sucedía que poner de ejemplo cómo, en el Concilio de Toledo, se prohibió practicar el sexo dentro de las iglesias.
El tiempo avanzó hasta el Renacimiento y la Edad Moderna, ese momento en que los conquistadores europeos llegaron a América. Aquí se encontraron con lugares donde residían las vestales, doncellas vírgenes que servían aristócratas amerindios. Esas prácticas les perecieron horrendas y destruyeron esos lugares. Lo irónico es que muchos de los que mandaron destruirlo, en Europa tenían el derecho de usar el derecho de pernada.
Y los años de la historia siguieron avanzando y con el tiempo se llegó al Siglo de las Luces, de la Ilustración y los avances sociales e industriales. Fue el siglo en que Catalina la Grande, adalid del despotismo ilustrado en Rusia, mandó construir falos de madera para cubrir la pared de una habitación, tuvo una colección erótica absolutamente impresionante y dicen incluso que practicó sexo con animales. Pero no os entristezcáis si creéis que Rusia pilla muy lejos, un siglo después hubo ejemplo en España, Isabel II. De esta reina se sabe que se acostó con varios de sus maestros y mentores, músicos, generales y nobles de la corte y de sus prácticas se mofaban las coplas populares y las viñetas de los periódicos.
El amor siempre ha existido como sentimiento, aunque no siempre se haya expresado igual. Por otro lado, existieron, existen y seguirán existiendo ejemplos donde nos dé que hablar, anécdotas o sucesos que pasarán a la Historia.