Gengis Kan es, sin duda, una de las figuras más emblemáticas de la historia. Su celebridad no solo proviene de las diferentes teorías genéticas que han señalado recientemente que un elevado porcentaje de la población actual desciende del mismo. Más bien, este personaje histórico es conocido como uno de los mayores conquistadores del mundo que cosechó un éxito innegable.
Su verdadero nombre fue Temujin y a la temprana edad de 13 años, como consecuencia de la muerte de su padre, Yesugei, líder del clan mongol Kiyand, tuvo que emprender arduas batallas contra sus propios súbditos, seguidores de un impostor. De esta manera, desde que en 1206 fuera designado amo y señor de los nómadas de la estepa euroasiática, impuso su autoridad y comenzó una expansión sin precedentes.
Bajo su mandato, de 20 años de duración, constituyó el imperio más extenso que ha conocido el ser humano hasta la fecha: el imperio mongol. Se desarrolló en el período bajomedieval, en torno al siglo XIII, y finalmente desapareció en el siglo XIV, tras la segregación en distintos kanatos.
En un principio, este voraz estratega aglutinó a los diferentes grupos nómadas que poblaban la zona del continente asiático, como el reino de Xi Xia. Esta agrupación de mongoles ocupaba el norte de la muralla china, donde contaban con fértiles terrenos, así como con zonas de pastos y el conocido como desierto de Gobi. Las hordas mongolas atravesaron este lugar y saquearon distintos territorios del país chino.
Por otro lado, Gengis Kan tuvo que hacer frente a las distintas sublevaciones que fueron sucediéndose en territorio mongol. Como resultado, la mayor parte de Asia Central y del continente europeo fue avasallada. Pero, este temible general no logró el sometimiento total de la región de China, empresa que finalizaron algunos de sus sucesores, bajo el mando del tercero de sus hijos, Ogodei.
Otra de las invasiones más significativas llevadas a cabo por Gengis Kan tuvo lugar en la zona de la estepa rusa. Rusia, con ayuda incluso de sus propios enemigos, los polovsianos o cumanos, cayó derrotada. Los mongoles alcanzaron los albores del río Dniéper, aunque, tras el fallecimiento de su carismático general, concedieron a los rusos un período de paz que concluyó con la irrupción del nuevo líder y nieto de Gengis Kan, Batu Kan, verdadero conquistador de Rusia.
Sobresale la crueldad y violencia con la que este temido personaje fue imponiendo su poder sobre los pueblos nómadas. Sin embargo, la historiografía actual ha tratado de puntualizar esta caracterización y ciertos autores consideran que no hay fuentes suficientes que corroboren semejante comportamiento del general mongol. Otro de los rasgos que se vinculan a este personaje es su gran fertilidad, así como sus cuantiosas aventuras con mujeres de los diferentes pueblos invadidos.
Una de las claves del éxito de su expansionismo fue el carisma con el que contaba este brillante gobernador. Asimismo, la fidelidad de los distintos ejércitos que controlaba fue esencial. Estos estaban compuestos de auténticos guerreros escogidos por su talento, no por su estrato social. Ejemplo de ello son los formidables jinetes que componían sus filas. Cabe destacar la incorporación de diversas armas propias de los territorios que iban conquistando, como el pesado armamento chino o los elefantes persas.
Finalmente, tras su muerte el 18 de agosto de 1227, el imperio mongol quedó repartido entre sus hijos. La figura de Gengis Kan ha pasado a la historia, ya que conformó el mayor imperio que ha habido nunca sobre la tierra. Este llegó a controlar, durante su época de máximo esplendor, gran parte de la actual Rusia, Corea, China, el Tíbet, Siria, Mesopotamia, Turquía y algunas partes de Persia.
