En mayo de 1968, el pueblo francés se echó a las calles gritando libertad. Miles de estudiantes de izquierda, hartos del rumbo que estaba tomando el mundo, junto a millones de obreros y currantes de toda Francia, desencantados con sus condiciones laborales, paralizaron el país durante semanas con la mayor huelga general de la historia de Francia.
Las protestas pusieron contra las cuerdas al gobierno del general De Gaulle, que finalmente tuvo que convocar elecciones anticipadas. Lo cierto es que el famoso Mayo Francés formó parte de un movimiento social mucho más amplio que convulsionó gran parte del mundo en aquel año. Hubo protestas similares en México, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Checoslovaquía e, incluso, España.
La imagen que ilustra este post se convirtió en el símbolo de aquel movimiento tras aparecer en la portada de la revista Life el 24 de mayo. En la fotografía aparecía una bella muchacha, subida a hombros de un tipo, ondeando una bandera del Frente para la Liberación de Vietnam del Sur, durante una de las concentraciones en la Plaza Edmond Rostand, cerca del Jardín de Luxemburgo. Se le apodó "la Marianne de Mai ’68", comparándola con el símbolo mismo de Francia, la famosa Marianne, una alegoría de la libertad y la razón presente desde la fundación de la Primera República Francesa tras la revolución.
Pero resulta que esta chica escondía una interesante historia: se llamaba Caroline de Bendern y ni era francesa ni era estudiante. Se trataba en realidad de una joven modelo inglesa perteneciente a una familia aristócrata y forrada, con una actitud rebelde (había sido expulsada de los más selectos colegios ingleses de pijos), que durante un tiempo había trabajado en Nueva York, relacionándose con la bohemia de la época y con gente como Otis Redding, Andy Warhol y Lou Reed.
En aquella época se encontraba en Francia, epicentro cultural y social de Europa. El 13 de mayo, decidió acompañar a un colega suyo, Jean-Jacques Lebel, artista, literato, traductor y bohemio. Dolorida tras llevar varias horas caminando, le pidió a Lebel subirse a sus hombros. Poco después, alguno de los jóvenes rebeldes que les acompañaban le pidió que tomase aquella bandera, y la joven Caroline accedió. En ese momento, el fotógrafo Jean-Pierre Rey tomó la icónica foto.
Tuvo el atino de observar el claro paralelismo entre esta imagen y la famosa obra de Delacroix La libertad guiando al pueblo.
La Liberté guidant le peuple (Wikipedia)
La foto no sentó demasiado bien a su abuelo, el conde de Bendern. Tanto que fue desheredada. “You´re cut off” (“estas fuera”, traducción libre) fueron las últimas palabras del conde a su nieta consentida, que acaba de ver como se esfumaba su herencia de siete millones y medio de libras. Así que se vio obligada a currar como todo hijo de cristiano.
Cuarenta años después fue entrevistada por una revista francesa que pretendía rendir homenaje a los sucesos de mayo del 68. Cuando el entrevistador le planteó si lo haría de nuevo, Caroline respondió con honestidad: “De haber sabido todo lo que me habría acarreado, lo hubiera pensado más seriamente, pero quizá lo hubiese hecho de todas formas”.
Lo cierto es que hasta en cuatro ocasiones intentó cobrar parte de los derechos de autor que el fotógrafo había cobrado.
No tuvo éxito.
Así que algo sí que le importaban las pelas...