David Kirby, un mártir del SIDA
La imagen (LIFE.com)

David Kirby falleció unos meses antes de la publicación de la foto, el 5 de mayo de 1990, tras una larga agonía. Había regresado a su Ohio natal para morir junto a su familia. Durante el tiempo que estuvo ingresado en el Pater Noster House de Columbus (Ohio), un centro especializado en enfermos de SIDA, conoció a Theresa Frare, una joven estudiante de periodismo de la Universidad de Ohio que trabajaba allí como voluntaria, con la que llegó a entablar una gran amistad.

Tanto es así que, cuando la salud de David empeoró, la familia contactó con ella para que le tomase unas fotografías en su lecho de muerte. Querían que su final fuese documentado para hacer ver a la opinión pública el terrible daño que la enfermedad provocaba tanto al enfermo como a sus familiares.

Theresa, hoy en día fotógrafa profesional, contó hace unos años a la revista Life, en el veinte aniversario de la imagen, como la madre de David, Kay, le pidió que fotografiara a la familia dándole un último adiós: «Entré en la habitación y me quedé en un rincón, callada, casi sin moverme y todo sucedió mientras miraba y fotografiaba. Después me di cuenta de que algo realmente increíble se había desplegado justo delante de mí».

David Kirby solo puso una condición: que no hubiese lucro económico. Y efectivamente Theresa no cobró ni un duro por las fotografías, aunque sí ganó algunos premios fotográficos importantes. Eso sí, la revista LIFE vendió millones de ejemplares…

Al año siguiente, en 1991, la multinacional textil Benetton utilizó la imagen, con el consentimiento de la familia, en una publicación llamada “Pietá”, dedicada a concienciar sobre la enfermedad. Esto suscitó una enorme polémica entre los cristianos, indignados por la comparación entre Kirby y Jesús ―no en vano, lo de “Pietá”, era una clara referencia a la Piedad de Miguel Ángel, con la que, efectivamente, guarda algún parecido―; y entre algunos colectivos de enfermos de SIDA, furiosos por lo que vieron como una explotación corporativa de la muerte para vender camisetas. Los padres, en cambio, siempre han defendido que esta campaña publicitaria ayudó a cambiar la percepción de la sociedad hacia el SIDA. «Escucha, Therese, Benetton no nos usó ni nos explotó. Los usamos. Gracias a ellos, tu foto se vio por todas partes, y eso es exactamente lo que David quería», le dijo Bill Kirby, el padre de David, a la joven fotógrafa, preocupada por toda esta polémica.

Barb Cordle, director voluntario de la Pater Noster House cuando David Kirby estuvo allí, dijo que la famosa foto de Frare «ha hecho más para suavizar los corazones de las personas con el SIDA que cualquier otra que haya visto. No se puede ver esa imagen y odiar a una persona con SIDA. Simplemente no puedes».

Fotografía de David Kirby antes de contraer la enfermedad

No nos debe extrañar que tanto la Iglesia Católica como los sectores más conservadores de la sociedad estadounidense criticasen duramente la publicación de esta imagen. En aquella época muchos se creían libres de esta terrible plaga y consideraban que se trataba de una especie de castigo divino hacia los maricones, las putas, los yonquis y la gente promiscua y viciosa en general ―estoy usando su jerga, que conste―. Qué equivocados estaban. No mucho después, la estadística acabó demostrando que el número de heterosexuales contagiados de SIDA es mucho mayor que el de homosexuales, y que, si bien la promiscuidad sexual sigue siendo un factor de riesgo importante, se pueden tomar medidas bastante efectivas para evitar el contagio, como el uso de condones. Además, desde hace años, tanto los homosexuales como los otros grupos de riesgo (prostitutas, heroinómanos) están mucho más concienciados.

Sirva esta imagen, y esta publicación, para concienciarnos, dentro de lo que esté en nuestro alcance, de que el SIDA sigue estando ahí, de que todos somos parte de un “grupo de riesgo” por el mero hecho de tener relaciones sexuales, y de que la mejor manera, aparte de la difícil abstinencia sexual, es el empleo de preservativos.

Más que nada porque en riesgo estamos todos.

 

Post Scriptum: En este enlace pueden encontrar algunas de las otras fotografías que tomó Theresa Frare a David Kirby. 

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