Que la mitología es muy útil en muchas ocasiones para conocer la Historia, es una afirmación innegable. Es usual acudir a fuentes clásicas para conocer esas sociedades y las pasadas, e incluso es muy habitual el estudio de leyendas y mitos para extraer lo que hay de realidad en ellos y acercarnos, así, un poquito más a su historia.
Repleto de leyendas, mitos e historias oscuras, se encuentra el Cabo de Finisterre, en Galicia. Este accidente geográfico, así como su faro y sus aguas, han sido protagonistas en multitud de escritos y son sumidos, por tanto, en un completo halo de misterio.
Mucho antes de que los romanos pisaran estas tierras, ya los antiguos celtas desarrollaron un altar, el Ara Solis. Se considera que éste fue destinado a realizar cultos al astro que ha dado luz a multitud de civilizaciones, el Sol. Fuera como fuere, no cabe duda que este emblemático lugar ya poseía connotaciones especiales de carácter ritual y cuanto menos misterioso para nuestros antiguos.
Fue con la llegada de los romanos al lugar donde según peregrinos “el sol es engullido por el mar”, que las primeras leyendas comenzaron a vestir la Costa de la Muerte, con su finis terrae (fin de la tierra). Bautizaron este lugar casi como el fin del mundo, pues para ellos no existía nada más allá de este horizonte, salvo una eterna oscuridad repleta de especies peligrosas y desconocidas.
Sin embargo, el dato curioso, no reside sólo en la antigüedad, en el más remoto pasado. Este faro ha sido ojo testigo de infinidad de hundimientos y desapariciones misteriosas de embarcaciones. Muy cerca de allí una gran roca se erige sobre el mar, casi como un islote, escenario cercano a donde muchos barcos hundieron, perdiendo en sí las almas que llevaban dentro. Un ejemplo no tan lejano fue el petrolero “Prestige” y su desgraciado accidente.
Es interesante cómo este pequeñito lugar de la Costa da Morte, cuyo faro fue construido en la “época dorada de los faros” (1853), en nuestra península, se encuentra saturado entre múltiples leyendas, muchas de las cuales albergan gran realidad sobre el misterio que sólo la Historia y la investigación serían capaces de descubrir.
¿Llegaremos algún día a conocer el misterio que durante sucesivas civilizaciones ha embriagado a este lugar y a posteriori a su faro.
Es una historia más, sin definir, sin completar de nuestro pasado y nuestro presente para cuya revelación habrá que continuar esperando.
Es el punto cero del Camino de Santiago y el lugar donde concluye la peregrinación. Una vez más principio y fin unidos en un mismo terreno, ¿simbolizará esto más de lo que creemos?
