El escritor y periodista estadounidense Mark Twain (1835-1910), cuyo verdadero nombre era Samuel Langhorne Clemens, redactó en un cuento de 1886, llamado “Luck” (suerte), una crónica donde se especificaba que no era ningún trabajo de fantasía, sino que los hechos relatados habían sucedido realmente, explicando en repetidas ocasiones que no era un trabajo de ficción, todo lo contrario, fue un hecho verídico.
El héroe de dicha historia era el teniente general Lord Arthur Scoresby, quien recibió todo tipo de honores debido a su ingenio como estratega militar, el cual lo convirtió en un héroe en la guerra de Crimea (1853-1856), siendo considerado por los ingleses como el salvador de la nación. Twain llegó a reproducir una conversación con un clérigo que decía conocer en profundidad la vida de Scoresby, quien le confesó que jamás había destacado por nada, todo lo contrario, que era un patán y un negligente. Le contó que se trataba de un ignorante que había conseguido pasar las pruebas del ejército por su buena suerte. Cuenta como durante la guerra de Crimea consiguió ir ascendiendo poco a poco debido a la casualidad, y que cuando su superior cayó en batalla, y siendo el siguiente en el rango, tuvo que hacerse con el mando de las tropas para mayor sorpresa de su tropa.
¿Qué fue entonces lo que ocurrió para ser reconocido como héroe nacional? Pues, resulta que ordenó a su tropa que se dirigieran a una colina cercana donde suponía que no había ni rastro del enemigo. Sin embargo, resultó que allí se encontraba un grupo de soldados rusos, quienes, creyéndose descubiertos, se batieron en retirada dejando libre la colina, y convirtiendo una aparente derrota en una victoria, siendo condecorado con la más alta condecoración tras aquel suceso.
¿Qué fue lo que hizo que actuara así? Pues sencillo, resulta que había recibido la orden de retirarse para proteger el flanco derecho, ya que por entonces el ejército inglés estaba perdiendo la batalla, y, por torpeza o suerte, confundió la derecha con la izquierda.
Debido a está confusión o error se extendió su fama como un extraordinario estratega.