La lucha comenzó el 18 de julio de 1936, cuando el general Francisco Franco se levanta en armas contra el gobierno legítimamente constituido. A partir de aquel día, el pueblo español, a través de distintas organizaciones y de personas individuales, comienza a batallar en una lucha por recuperar la libertad que va a durar 40 años. Pero en esas cuatro décadas, hay fechas concretas muy significativas.
1956. Ese año, el Partido Comunista de España ( PCE ), el partido todavía ilegal que encabeza desde el interior del país las movilizaciones de oposición al régimen, lanza lo que sus dirigentes denominan la Política de Reconciliación Nacional y que pasa por cambiar las formas de combatir el franquismo. La idea es clara: ya no es suficiente la pelea individual, hay que generar una dinámica y tender la mano para que colectivos profesionales, el movimiento obrero, el universitario o cualquier otro colectivo pueda organizarse para combatir la falta de libertad.
En 1975 muere Franco y se incrementan enormemente las movilizaciones. Una vez fallecido el dictador hay que evitar que se perpetúe el franquismo y hay que procurar alcanzar un espacio de libertad en el que convivan absolutamente todas las fuerzas políticas de nuestro país.
Una vez fallecido el dictador, al primer Gobierno de Arias Navarro le sustituye el segundo encabezado por Adolfo Suárez, quien entiende que la solución a la situación que vive el país -incluyendo el aislamiento que mantiene Europa hacia España por la dictadura- pasa por la apertura, aunque tampoco está clara la postura sobre qué partidos van a ser legalizados.
El 15 de diciembre de 1976, Adolfo Suárez convoca un referéndum para la reforma política, una consulta que el director de la Fundación Abogados de Atocha de CCOO-Madrid considera trascendental. "Creo que ese referéndum es el acontecimiento de donde arrancan los sucesos de Atocha. En esa consulta hay un amplio respaldo al sí y el sector más adepto al franquismo consigue apenas un 7 por ciento de respaldo. Y es en ese momento cuando los franquistas empiezan a pensar que no hay vuelta atrás y que vamos hacia un sistema en el que se les van a acabar las prebendas".
Cuarenta días después de la celebración de ese referéndum ocurre la matanza de Atocha. Pero, ¿qué pasa en esos cuarenta días? En ese periodo, en Madrid, el fascismo campa a sus anchas en connivencia con algunos sectores de la Policía político-social, acosando, atosigando y sometiendo a una enorme presión psicológica a todo el mundo, entre ellos a los abogados laboralistas que trabajan también como abogados de barrio.
Alejandro Ruiz-Huerta, uno de los abogados sobrevivientes, recuerda muy bien lo que se cocía en las semanas anteriores al atentado. "En Madrid había una huelga muy importante del sector del transporte, que protagonizaban sobre todo ciertos sectores sindicales especialmente de Comisiones Obreras y que, además, se coordinaba desde el despacho de Atocha. A ese proceso sindical se unía el proceso político que vivía el país, con la Ley de Reforma Política aprobada y con las vistas puestas en un proceso que debería conducir hacia la democracia".
El 23 de enero, un día antes del asesinato de los abogados de Atocha, la ultraderecha asesina de unos tiros por la espalda al estudiante Arturo Ruiz en el transcurso de un salto, una manifestación, en el que se pedía amnistía para los presos políticos que aún estaban encarcelados.
Al día siguiente, el 24 de enero, lunes, en otra manifestación de repulsa por el asesinato de Arturo Ruiz, un bote de humo lanzado por la Policía a corta distancia impacta sobre la frente de la estudiante universitaria Mari luz Nájera, causándole también la muerte. Esa misma mañana, los ciudadanos se levantan con la noticia del secuestro del Teniente general Villaescusa, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar. En el país se masca una tensión que va a culminar en la noche de ese lunes 24 de enero de 1977.
A las 10:30 de la noche, cuatro jóvenes ultra-derechistas armados penetran en un despacho de abogados laboralistas, vinculados al sindicato Comisiones Obreras ( C.C.O.O. ), y militantes del Partido Comunista de España ( PCE ), en un piso en el numero 55 de la calle de Atocha.
En realidad buscan al presidente del sindicato de trasportes Joaquín Navarro, que esta dirigiendo la huelga de transporte privado de pasajeros de Madrid. Ante esto, colocan a las nueve personas allí presentes (siete abogados, un estudiante de derecho y un administrativo) en fila contra la pared. Tras un momento de vacilación comienzan a disparar contra los acorralados y huyen.
En el suelo quedan muertos los abogados, Francisco Javier Sauquillo Pérez del Arco, Luis Javier Benavides Orgaz, Enrique Valdelvira Ibáñez, Serafín Holgado de Antonio y el sindicalista Ángel Rodríguez Leal. Resultaron gravemente heridos Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Mª Dolores González Ruiz, Luis Ramos Pardo y Miguel Sarabia Gil.
Este mes hace temblar a la democracia, entre estos sucesos y las acciones del GRAPO.
El entierro de los abogados será multitudinario y se adherirán a él gentes de todas condiciones e ideologías.
El Tribunal que dictó sentencia el 4 de marzo de 1980 consideró que los procesados Francisco Albadalejo (secretario del Sindicato Vertical del Transporte Privado de Madrid y vinculado a FE de las JONS), José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Leocadio Jiménez Caravaca constituían un "grupo activista e ideológico, defensor de una ideología política radicalizada y totalitaria, disconforme con el cambio institucional que se estaba operando en España". El fallo condenó a José Fernández Cerrá y Carlos García Juliá a un total de 193 años a cada uno de ellos, y a Francisco Albadalejo, a un total de 73 años.
El periódico italiano II-Messaggero indicó en marzo de 1984 que neofascistas italianos habían participado en la matanza, tesis que fue respaldada en 1990, cuando un informe oficial italiano relató que Carlo Cicuttini, un neofascista italiano próximo a la organización Gladio (una red clandestina anti-comunista dirigida por la CIA), había participado en la matanza. Cicuttini había escapado a España donde adquirió la nacionalidad española, después del atentado de Peteano de 1972, hecho con Vincenzo Vinciguerra.
En la actualidad hasta en 23 pueblos de la Comunidad de Madrid, existen calles y plazas, recordando a las víctimas de Atocha del número 55.