Cuando la antigua colonia fenicia, luego cartaginesa, fue entregada a Roma en el 206 a.C., tomó el nombre latino de Gades. Desde casi su fundación Gadir/ Gades había tenido una actividad comercial despampanante, convirtiéndose en la principal arteria del Mediterráneo junto a Cartago, precipitando su conquista por los cartagineses sobre el VI-V a.C. Estaba formada primigeniamente por tres islas en un Archipiélago, Eritheia y Kotinoussa separadas ambas por un canal (hoy llamado Canal Bahía Caleta) y Antípolis (que correspondería al territorio actual de San Fernando. Eritheia sería la isla más pequeña, pero también una de las que tenía habitación; en ella estaba la ciudad y también los templos de Kronos, Baal Amon y Astarté, además de un templo dedicado a Asklepi, Esculapio o Apolo para la sanación. Kotinoussa era la más alargada, usada como necrópolis casi en su conjunto, y culminada por el Templo de Melkart (luego Hércules) en el extremo más occidental. Y es que el Templo de Melkart se había convertido en epicentro comercial del mundo conocido. Allí se guardaban los tesoros que emanaban del rico comercio con Tartessos primero y con los pueblos íberos después. Gades tras la conquista romana siguió teniendo una relativa libertad con autonomía política y económica. Por su importancia comercial se forzaron las comunicaciones con el resto de la península a través de la vía Hercúlea, luego Augusta.
Contaba la ciudad con una torre escalonada que mostraba a Hércules en su parte superior, y con un faro también escalonado. Las salazones de pescado, y el comercio del Garum (salsa realizada con vísceras de pescado azul, sobre todo atún), fueron su principal actividad comercial, ya que era requerida en todo el Imperio Romano. La ciudad viviría su máxima etapa de esplendor de la mano del gaditano Balbo el Mayor en el siglo I a.C. En el año 49 a.C. Julio César le concedió la municipalidad romana, pero no empezaron ahí las relaciones del mismo con la ciudad. Cuando Hispania se divide en Citerior y Ulterior, en el año 69 se realiza el reparto de gobiernos que empezaría el año siguiente, y la Ulterior cayó en manos de C.Antistio Vetus, quien tuvo consigo como cuestor a Julio César. Al ser administrados de justicia de la provincia debía viajar por ella, y en uno de sus viajes llegó hasta Cádiz, donde entró en contacto con la flor y nata de la sociedad gaditana, entre ellos con Cornelio Balbo, ya ciudadano romano, que se encontraba en la ciudad al frente de los negocios familiares, una vez finalizada la guerra sertoriana.
Comenzaría aquí una estrecha amistad entre el futuro Dictador y al gaditano, hasta el punto de llegar a ser Balbo un personaje poderoso en los años más álgidos de la guerra civil.
Cuando César llegó a Cádiz, visitó como era preceptivo, el templo de Melkart, ya llamado Hércules gaditano, para rendir pleitesía a la divinidad protectora de la ciudad, testimoniándolo diversas fuentes que, además, relatan un sueño que sobrevino al joven cuestor. Le sobrevino en sueños que violaba a su madre y la turbación que le produjo fue aplacada por los intérpretes que explicaron que la madre a la que violaba no era otra que a Gea, la madre tierra, lo que le vaticinaba que todo el mundo se le doblegaría. En ese tiempo existía ya en el templo una estatua de Alejandro Magno (cuenta la leyenda que una de las cosas pendientes que le quedaron al heleno fue la visita a dicho templo). La divinidad tutelar de Alejandro era el Hércules griego, por lo que a través del Mediterráneo empezaron a circular cultos helenísticos por todo el Mediterráneo, por lo que no era raro encontrar su estatua en el templo gaditano. Cuando Julio César visitó el templo gaditano vio la estatua y se cuenta que al verla quedó desconcertado, Alejandro con la mitad de edad que él había conseguido dominar el mundo, mientras que César era aún un cuestor de provincias.
Pero volvamos con los Balbo. Los dos, el Mayor y el Menor, tío y sobrino, hicieron mucho por la ciudad de Gades, también en el aspecto material, llevando a cabo un papel de benefactores y poniendo en marcha un nuevo plan urbanístico. En el año 46 a.C. el propio Cicerón nos muestra a Balbo el Mayor enfrascado en la tarea de construir en su ciudad natal. Balbo el Menor, constructor de uno de los teatros de Roma, buscará adecuar de modo similar la disposición de su “patria chica”, intentando crear una nueva ciudad frente a la antigua colonia fenicia, conociéndose el conjunto de ambas como Didyme (Gemela). Estrabón nos dice que la nueva, en el extremo oriental de la isla de Kotinoussa, tenía 20 estadios (unos 3.700 metros). Estrabón hablaría de este Gades, como la mayor ciudad del orbe romano (entendiendo sólo occidente evidentemente). El orden ecuestre dominaba en la ciudad, de donde habían salido los dos Balbos. Balbo el menor reservaría las primeras catorce gradas a estos miembros del orden equestre. La construcción en altura está documentada en Posidonio (casas de dos pisos). El casco urbano según García y Bellido alcanzaría unos 50.000 habitantes, siendo en el siglo I a.C. el boom demográfico de la ciudad. Poco se conserva hoy día de su estructura urbana al haber sufrido la ciudad una ocupación continua desde la antigüedad hasta la contemporaneidad, sabiendo seguro que contaba la ciudad con anfiteatro en lo que hoy se denomina “Huerta del Hoyo”, cuya mayor parte de la sillería serviría luego para construir en la Baja Edad Media el Castillo de la Villa, un teatro, que se conserva porque fue parte del Cádiz musulmán (citado en fuentes árabes como Casa del Teatro), que es el construido por Balbo, excavado en parte, y que era el segundo más grande del imperio en su tiempo, luego superado por el de Corduba que al ser capital de provincia de la Bética tuvo que construir unos centímetros más en alto su teatro, y posiblemente un Circo en lo que hoy sería la entrada del arrecife de la Caleta, del que no quedan vestigios. También contaría con un foro municipal, que algunos apuntan que estaría en lo que hoy es la Plaza de la Merced, y si hay vestigios del Acueducto de Tempul, uno de los más largos de la península que abastecía de agua a la ciudad, y parte de cuyo recorrido se conserva en la plaza de Asdrúbal además de en el Museo Provincial. La mayoría de los restos encontrados nos remiten a la necrópolis, que dan una imagen de grandiosidad de lo que debió ser la ciudad.
Pero todos nuestros estudios estarían apoyados y confirmados, además de superados, si realmente la representación pictórica conocida como la “Citta Dipinta” descubierta a finales de los 90 bajo las termas de Trajano representan a la ciudad, que se encontraba en un edificio de época de Nerón, probablemente dedicado al abastecimiento de alimentos, por lo que no es raro que uno de las ciudades que más abastecían a la capital romana estuviera representada, sin olvidar que Turranius Gracilis, primer praefectus Urbi, del que dependía el abastecimiento fue un gaditano.
Los estudios de Ángel Ventura nos llevan a pensar que hay una elevada probabilidad de que la ciudad representada se corresponda con Gades y no con una ciudad de la costa italiana como nos dicen otros expertos. Ventura mostró su teoría en 2007 en el museo de Cádiz y luego la plasmó en el libro Arte Romano de la Bética. Se trata de una ciudad del Mediterráneo occidental sin duda con raíces helenísticas visibles en su acrópolis monumentalizada y transformada en época imperial. El recinto amurallado cuenta con elevadas torres formando un rectángulo en el extremo de una península o isla, por donde penetra un camino a través de una monumental puerta. El resto de la ciudad se encuentra rodeada por agua, apreciándose un río o canal, atravesado por un puente o muelle y hacia abajo, el puerto, donde se atisba una torre que puede ser el Faro. La urbanística es claramente ortogonal con calles en ángulo recto, observándose en el cruce de las dos calles principales una estatua dorada colosal que representa a una divinidad en pié, que Ángel Ventura nos dice podría ser una estatua de Balbo quien en el 19 a.C., obtuvo los honores de triunfo. Junto al cruce de calles antedicho se sitúa el foro, y dentro de la plaza varias estatuas. Tras el templo aparecen dos laureles que podrían aludir a Augusto, (Gades se llamaba Augusta Urbs Gaditana). El templo se parece al que aparece en algunas acuñaciones de monedas gaditanas y la leyenda “Augusto”. La calle principal aparece conectada por un saliente cuadrangular de la muralla con el foro y en el extremo izquierdo, con el teatro, muy grande y de morfología romana. Junto al teatro aparecen un templo y una estatua colosal que parece representar a Apolo, siendo un nuevo elemento de coincidencia. Las casas aparecen pegadas con varias plantas de altura (otro elemento de coincidencia) Por último, el fresco muestra una enorme similitud con la cartografía histórica gaditana de los siglos XV al XVII, dejando aparate el canal que separaba las islas que desapareció en la antigüedad tardía, especialmente con un cuadro que Ventura nos muestra de 1647 conservado en el Museo de las Cortes de Cádiz. Si Ventura tiene razón estaríamos ante una representación de la ciudad de Gades, y sería conveniente para saber dónde está el patrimonio gaditano del subsuelo y conservarlo. De ahí nuestra incógnita que Ventura parece descubrirnos, ¿Es Gades una ciudad pintada?