Hablar de Historia es un tema tan recurrente como suscitador de polémica en varios ámbitos de nuestra cotidianeidad. Ocupa una considerable parte del tiempo en los debates políticos, las tertulias televisivas e, incluso, en las charlas entre colegas. Y no es extraño que, en estos contextos, uno y otro tiendan al maniqueísmo, al blanco y al negro que ignoran la amplísima gama de grises. Si nos referimos a una guerra, la Segunda Guerra Mundial, esto se agudiza. La Segunda Guerra Mundial es, muy probablemente, la contienda más mortífera de toda la historia, pues arrastra consigo alrededor de 50 millones de muertos. Esto, sin contar los millones de heridos, mutilados, las violaciones masivas a mujeres, las ciudades destruidas y todas las consecuencias que acarreó a nivel social, económico y cultural en la Humanidad. Por ello, no son pocos los que alaban y reconocen la obra de Antony Beevor como una de las más objetivas escritas hasta la fecha.
Beevor (1946) es un historiador militar británico cuyo mayor interés reposa en la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil Española. Tal es su aportación a las fuerzas armadas que en 2017 fue nombrado Caballero británico, así como en Francia, Bélgica y Estonia. Entre sus publicaciones, destaca El desembarco de Normandía y La Segunda Guerra Mundial, la que hoy nos ocupa. Aunque esta se trata de una edición distinta de un género poco leído en España pero que, poco a poco, está empezando a ocupar su hueco en las librerías: el ensayo gráfico. Como su nombre indica, este nuevo género nos cuenta una historia donde se fusionan el dibujo y la narrativa.
Con esta obra, PasadoyPresente, una editorial que apuesta por la difusión del conocimiento histórico-científico y aboga por el pensamiento crítico, nos presenta un ensayo gráfico cuya adaptación viene de la mano de Gonzalo Pontón. Los párrafos nos narran la guerra acompañando a las más de 2000 ilustraciones de Eugènia Anglès: impresionantes dibujos que muestran rostros heridos, miradas perdidas, aviones sobrevolando campos desiertos o ciudades en ruinas, hombres de la guerra, grandes generales, líderes… Este baile entre narración y grafismo deja en el lector una sensación aún más viva de la Segunda Guerra Mundial. Anglès sabe bien cómo impregnar la retina del lector de verdaderas imágenes del conflicto.
La novela no solo nos cuenta con detalle las estrategias militares o las reuniones de los grandes líderes, sino también muestra su cara más humana, más inocente: el sufrimiento de los civiles. Es por ello que el carbón de Anglès no se limita a dibujar al Ejército Rojo o las esvásticas de Hitler, sino también niños aterrados por los bombardeos, ancianos viendo cómo en unas horas se destruye su vida, migraciones huyendo del desastre... La Segunda Guerra Mundial. Una historia gráfica es la obra perfecta para todo aquel curioso de la Historia y de entender su propio presente.
