Entrevista. Mario Escobar: "Cuando visité el beguinaje de Lovaina, supe que ahí había una historia que contar" 
Fotomontaje: María Perez

Mario Escobar (Madrid, 1971) es historiador, novelista, ensayista y conferenciante. Su pasión por la Historia y los enigmas que esta encierra le han llevado a publicar una novela de thriller histórico que, al igual que anteriores, ya camina por la senda del éxito literario. Además, Escobar nos adelanta en esta entrevista que, dada la buena acogida del libro, este se convertirá en una trilogía de la mano de la editorial Ediciones B. 

El espejo de las almas nos transporta a Lovaina, siglo XIV, donde en una comunidad de beguinas –mujeres laicas que decidían vivir juntas apartadas de los hombres, consagradas a sus labores intelectuales y al cuidado de los desamparados– comienzan a producirse una serie de cruentos asesinatos que llaman la atención de la Inquisición. Para resolver el misterio, las beguinas acudirán a Martha de Amberes quien, junto con la joven y valiente Constance, investigará los crímenes antes de que la Iglesia cierre la comunidad. 

A través de una trama de intriga inteligentemente hilada y construida y con unos personajes que derrochan fuerza y astucia, Escobar nos adentra en el desconocido mundo de las beguinas, su reivindicación por los derechos y las libertades de las mujeres y la tensa lucha contra la poderosa y corrompida Iglesia católica.

El escritor madrileño es autor de las novelas Conspiración Maine (2006), El mesías ario (2007), El secreto de los Asassini (2008), Sol rojo sobre Hiroshima (2009), El país de las lágrimas (2010), El círculo (2014) y Canción de cuna de Auschwitz (2016), entre otras. Además, publica asiduamente en las revistas Más Allá y National Geographic Historia.  Su obra ha conquistado a cientos de miles de lectores en todo el mundo y ha sido traducida al chino, japonés, inglés, ruso, portugués, danés, francés, italiano, checo, polaco y serbio. En 2020, ha recibido el Premio Empik 2019 de novela de Polonia.

En el mes de octubre de 2020, los audiolibros que escribió durante la cuarentena por el coronavirus lideran la lista de los más escuchados: Pandemia en Storytel y Utopía en Audible.

Mario Escobar en los Premios Empik 2020 | Foto: marioescobar.es
Mario Escobar en los Premios Empik 2020 | Foto: marioescobar.es

Pregunta: La idea de escribir El espejo de las almas surge en un viaje familiar entre los Países Bajos y Bélgica, cuando visitan Lovaina. ¿Cómo fue el momento en el que pensó “aquí hay una historia que contar”

Respuesta: Fue una cosa increíble. El viaje estaba programado de una forma de vacaciones, pero al mismo tiempo yo tenía que ir a Ámsterdam, porque había firmado con Ediciones B una historia sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre la persecución de niños en la ciudad por parte de los nazis… Pero mi mujer me dijo que había unos beaterios o beguinajes, que son sitios muy curiosos y, como nos estábamos quedando en la ciudad de Brujas, vimos el de Brujas, y me impresionó muchísimo. Era increíble. Me dijo que el de Lovaina era mucho mejor, así que fuimos allí. Estuvimos recorriendo la ciudad, era un día muy caluroso. El beaterio estaba poco alejado del centro, pero parecía que no llegábamos, hasta que al final dimos con una tapia de ladrillo un poco abandonada. Entramos y nos quedamos impresionados. Era un sitio bellísimo, lleno de canales con patos, cisnes, una Iglesia, pequeñas plazas… Un pequeño pueblo medieval muy bien conservado. Recuerdo que caminando por allí le dije a mi mujer: “aquí hay una historia que contar, aquí hay una novela. Imagina esto en invierno, con la niebla, con la nieve". Y así fue. En cuanto llegamos a la casa que habíamos alquilado, me puse a investigar y llamé a mi agente. Le dije que cuando volviera a España quería hablar con las editoras. Fueron muy amables, me dijeron: “si tú crees en la historia, cambiamos todo”. Y así fue, una novela totalmente diferente a la que teníamos pensada para esta noche.

P: Fue inmediato entonces, ¿no? Un flechazo con aquel lugar.

R: ¡Sí, sí! Fue así. Ya ni me planteé hacer la otra, que ojalá la haga algún día. De hecho, estuvimos visitando los escenarios, que siempre me gusta. Pero conocer la historia de las beguinas y su hazaña en una época tan difícil fue para mí un cambio radical y decidí escribirla. Estoy muy contento de haberlo hecho.

P: Martha de Amberes es la maestra de Constance y juntas investigan la serie de asesinatos que se están produciendo entre las beguinas de Lovaina. Ella es una mujer con mucha cultura, que ha visto mucho mundo y no le falta valor. ¿Está inspirada en algún personaje real?

R: En esa época hubo beguinas realmente impresionantes. Mujeres cultísimas que lograron algunas cosas en el campo de la teología, en un momento en el que las mujeres no sabían escribir. Había una mujer muy conocida en la época, que acabó muriendo quemada en la hoguera por la Inquisición en París, que escribió El espejo de las almas simples, un libro de teología y misticismo. Esta Margarita Porete es una mujer inteligentísima que por desgracia acabó siendo asesinada por la Inquisición. Precisamente por eso, era una época en la que las mujeres no podían levantar la voz. Ni siquiera eran independientes para ser testigos en un juicio o para llevar su propio dinero o ejercer una profesión. Así que está inspirada en todas las mujeres de esa época, pero especialmente en esta mujer que fue víctima de la Inquisición en este siglo tan turbulento, el siglo XIV.

P: Además, en varias ocasiones de su novela se menciona a Margarita Porete en este libro. El titular de esta obra es similar al de esta beguina e inclsuo se encuentran extractos de su obra al comienzo de cada parte. Imagino que esta novela es en cierto modo un homenaje a Margarita Porete, ¿no es así?

R: Así es, porque Margarita Porete pasó desapercibida durante mucho tiempo. De hecho, su libro fue prohibido y hasta el siglo XX no se volvió a reeditar. Se guardaron algunas copias, no todas fueron destruidas por la Inquisición. Y es un homenaje a una mujer que lo que defiende en su libro (que he leído y se puede leer en castellano) es la libertad. Una defensa a la libertad y de cómo conseguir la trascendencia, cómo liberarte un poco espiritualmente con una relación directa con Dios. Esto en aquella época se consideraba herejía, pero en el fondo es el principio de una espiritualidad que luego cambiaría el mundo: una espiritual más individual y menos colectiva. Es un libro con muchos comentarios y citas de filósofos y escritores, que muestran que Margarita era una mujer muy culta.

P: Entre Martha de Amberes y la joven Constance se va formando a lo largo del libro un vínculo de amistad muy bonito. Además, entre ellas encontramos similitudes. Ambas rechazan el amor de los hombres (el franciscano Enrique y el joven Martín) porque creen que no serían completamente libres a su lado. ¿Qué quiso transmitir con esta idea? ¿Es un guiño a que Constance sigue los pasos de su maestra?

R: Quería mostrar la complejidad de las relaciones entre hombres y mujeres, y más en una época en la que no había un plano de igualdad. También una época en la que no existía el amor romántico, una época en la que se concertaban bodas desde muy niños que, en el fondo, eran alianzas. Alianzas poderosas, pero también entre la gente humilde pasaba igual. Eso hacía que la mayoría de las veces las mujeres terminaran con hombres que no amaban y convirtiéndose en muchos sentidos en una media esclava, una mercancía. Por desgracia, la única opción que quedaba era convertirse en monja. El hecho de las beguinas dio una vía diferente a muchas mujeres en los Países Bajos, pero también en Francia, Alemania, incluso en España e Italia, para que pudieran tener sus propias vidas. Es verdad que renunciaban a algo como el amor, pero al mismo tiempo podían ejercer una profesión, recibir una educación e, incluso, ser ellas mismas.

Esta dificultad del amor de la época sí se nota en la novela tanto en Martha como en Constance: una por amor al amado, que es un religioso y no quiere ponerle en la tesitura de elegir; y la otra porque está empezando en la vida, no sabe si es su amor definitivo y pertenecen a estamentos diferentes. Todo eso hace que el amor romántico fuera muy complejo y que todavía no estuviera consolidado en Europa, y aún en muchos países del mundo sigue sin existir. Entonces, al final, tienen que optar por seguir su vida sin que sea con esa persona a la que aman.

Portada del libro El espejo de las almas | Foto: Ediciones B
Portada del libro El espejo de las almas | Foto: Ediciones B

P: Algo muy positivo de El espejo de las almas es que rompe con esa idea oscura, ignorante y sumisa que se tiene de la Edad Media. Evidentemente, todo esto estaba presente de manera general, pero siempre hay excepciones. Es increíble pensar que en el siglo XIV existiera una comunidad de mujeres tan reivindicativa y que luchara por sus derechos y libertades.

R: El siglo XIV es un siglo curioso porque es cuando empezaron a crecer de nuevo las ciudades, el comercio comenzó a desarrollarse (sobre todo con Asia), Venecia y algunas repúblicas italianas empiezan a tener esos barcos que van por especias, la ruta de la seda… Se está recuperando la vida urbana y eso va a contribuir a una mayor riqueza de la sociedad, pues hay excedentes y esos excedentes permiten que una pequeña parte de la población puedan dedicarse a la lectura, la cultura…

En contra de lo que pensamos, el siglo XIV fue un renacimiento. Es verdad que fue truncado por la peste, igual que ahora nos ha tocado a nosotros vivir nuestra pandemia del coronavirus. La peste fue una de las más terribles de la historia y que, además fue recurrente: hubo oleadas muy fuertes. Y eso hizo que ese renacimiento del siglo XIV tuviera que frenarse, y ya hasta casi el siglo XVI no vuelva a resurgir una sociedad pujante. De hecho, fue una época que se cambió mucho la moda, la forma de vestir y empieza a circular la idea, sobre todo en la gente joven, de no vivir solo para el futuro y para honrar la familia. Poder tener un poco de diversión, de disfrutar el presente. No es una época tan oscura como pensamos, sino una época de cambios. Y también en la Iglesia católica, que hay un gran debate en si la Iglesia debería ser pobre o rica y surgen los antipapas. Hay un intento de renovación de todas las instituciones que, al final, se conseguirá.

P: Y hablando un poco de historia, de nuevo encontramos como siempre la historia tiende a silenciar a las mujeres. En este caso con las beguinas, casi olvidadas.

R: Sí, hasta se las desprecia. Nuestra palabra “beata” viene de esa época. En España, que hubo alguna comunidad de beguinas al norte, se consideraba a estas mujeres que eran demasiado religiosas. Se las llamaba “beatas” de forma despectiva. Es verdad que, en Centroeuropa, especialmente Alemania y los Países Bajos, se ha estudiado mucho a las beguinas. De hecho, ellas fueron las primeras en escribir en sus idiomas, crearon lenguaje y cultura. Aquí como duraron muy poco tiempo y enseguida fueron exterminadas, no queda casi memoria. Luego ya en el siglo XVI hubo unos grupos llamados alumbrados entre los que hubo mujeres muy cultas. Curiosamente, leí hace unos días que, a poco de fundarse nuestra Universidad de Salamanca y también en tiempo de los Reyes Católicos, hubo varias mujeres profesoras. Eso fue porque lo apoyó la reina Isabel. Ella reivindicó el papel de la mujer en la cultura, apoyó a varias escritoras y fue una época en la que había varias mujeres enseñando en la Universidad de Salamanca.

Es una muestra de que ha habido grandes mujeres en estos siglos, como santa Teresa de Jesús, sor Inés de la Cruz… Escritoras best-sellers y que la Inquisición tuvo bajo vigilancia por miedo a que las mujeres tuvieran más peso y poder. Esto se cree que sucede porque las cruzadas hacen que muchos hombres vayan a luchar a Tierra Santa y muchas mujeres se quedan gobernando castillos, reinos… Y eso hace que apoyen a otras mujeres y permita que pasen estas cosas, que es un poco el despertar de tantas mujeres después de tantos siglos de opresión y sometidas a sus maridos y la sociedad en general, quienes no les permitían desarrollarse.

Aunque ha habido épocas de avance, luego ha habido retrocesos porque siempre ha habido un temor a que las mujeres igualen a los hombres o los superen en muchas áreas. Por desgracia, esto sigue pasando en la actualidad.

Mario Escobar | Foto: Ediciones B
Mario Escobar | Foto: Ediciones B

P: ¿Qué es lo que más ha disfrutado del proceso de creación de la novela?

R: Como historiador, me encanta mucho la investigación porque voy descubriendo cosas y pienso en qué parte del libro voy a intentar sacarlas. Yo me hago todo un esquema antes de empezar a escribir de cómo va a ir el libro, de todas las partes, de qué pasa en cada capítulo… Entonces disfruto mucho el proceso de investigación y, luego, en el proceso de escritura también, porque cuando escribo, tengo la sensación de ser el primer lector. Me sorprendo a mí mismo pensando cómo pueden ocurrir las escenas. Mis novelas son muy visuales porque es como si viera la escena en la mente y las voy luego plasmando. Luego, cuando releo para corregir, me impresiona porque a veces los personajes cobran protagonismo propio, hay giros inesperados, cosas que yo no había planeado, y me sorprende a mí mismo. Es una cosa curiosa.

La parte que menos me gusta es la del final: corrección, revisión…  Hay épocas en las que escribo mucho y necesito un descanso, por lo que me dedico más a investigar, pero, normalmente, disfruto mucho de las dos cosas casi a la par.

P: De toda su extensa obra, ¿recuerda qué libro le resultó más difícil de escribir?

R: La verdad que los dos libros que más me ha costado escribir no han sido tanto por la investigación sino por la cercanía emocional. Hay uno que se titula El país de las lágrimas que es la historia familiar que mi madre me contaba desde niño y que, luego, la saqué en novela, y fue muy duro.

Otra que también me costó muchísimo fue Canción de cuna de Auschwitz. Es la novela sobre la historia de Helene Hanneman, una madre que va voluntariamente con sus hijos a Auschwitz al campo gitano (ella está casada con un hombre gitano y sus hijos son medio gitanos), y allí va a fundar una guardería. Esta novela, por la dureza del ambiente y la situación, también fue muy difícil, y más ponerme en la piel de una madre con unos hijos pequeños intentando que sobrevivieran en el día a día.

P: No cabe duda de que esa habilidad camaleónica que tienen los escritores de ponerse en la piel de varios personajes es una de las cosas más bonitas de la literatura.

R: Pues sí, y no es sencillo. Yo lo que intento siempre es coger modelos. En el caso de Helene Hanneman busqué el modelo de mi madre y de mi mujer, madres que para mí son grandes madres. Ver cómo reaccionan ante sus hijos, qué harían en aquella situación… Y eso me sirve de modelo. Pero es difícil ponerse en la piel de los personajes, empatizar incluso con los antagonistas, con los personajes malvados para entender por qué actúan así, para que sea coherente y no sean personajes planos, sino personajes que tienen su verdad y su forma de hacer las cosas, aunque sea abominable.

Para mí la literatura es algo liberador, nos ayuda a comprender la historia y comprendernos a nosotros mismos y saber que eso se efectúa en los lectores es difícil, pero también es un privilegio.

P: ¿Tiene en mente nuevos proyectos o está preparando algo que nos pueda adelantar o desvelar?

R: La idea es hacer una trilogía de El espejo de las almas. Sacar el año que viene con Ediciones B una segunda parte de estos dos personajes, de Constance y Martha, que son dos personajes con mucha fuerza y quería aprovechar para más historias.

Ahora con HarperCollins, otra editorial con la que publico (una editorial norteamericana), saco en noviembre una novela que se llama La bibliotecaria de Saint-Malo. Es un personaje ficticio, pero que se basa en personajes reales. Trata de una bibliotecaria, Jocelyn, que lleva una de las bibliotecas más antiguas de Saint-Malo, una localidad entre la Bretaña francesa y la zona de Normandía, una ciudad preciosa, pero que va a sufrir uno de los peores bombardeos durante la guerra. Es el afán de Jocelyn de salvar los libros. Los alemanes en la Segunda Guerra Mundial no solo destruían a personas, también purgaban las bibliotecas, se llevaban los mejores manuscritos, destruían los que estaban prohibidos (judíos, comunistas…). Y es la historia de esta mujer que tiene que enfrentarse al nazismo y por medio de la resistencia salvar su biblioteca. Saldrá para noviembre en América y aquí llegará hacia mayo o junio del año que viene.

P: Y, para terminar, ¿alguna recomendación literaria?

R: Aunque hay muchas opiniones encontradas, el último libro de Pérez-Reverte, Línea de fuego, es muy necesario. Además, porque trata de la batalla del Ebro y es un libro, aparte de muy bien documentado, trata de cómo las guerras al final son la excusa de las ideologías, de los líderes de ambos bandos para que la gente joven acabe matándose. La novela en el fondo no es una novela política, es una novela sobre cómo una generación entera fue sacrificada en la Guerra Civil Española en pro de unas y otras ideologías, pero al final de una manera inútil.

Es la historia personal de personajes de ambos bandos. Algunos lucharon por obligación, porque les pusieron un arma en las manos y tuvieron que luchar. Otros por sus creencias, su ideología… Habla de las Brigadas Internacionales que vinieron a ayudar a la República, habla de los legionarios, de los marroquís que vinieron a luchar…

Al final te das cuenta de que los que mueren en las guerras son siempre los mismos, la gente común, mientras que los líderes ganen o pierdan… los que ganan se hacen con el poder y se aprovechan del pueblo. Yo creo que es una novela profundamente pacifista que habla de que en todas las guerras todos perdemos y más en una guerra civil.

Creo que en un momento en el que hay tanta crispación política estaría muy bien que la gente joven, y la gente en general, lea la novela y vea que la violencia y la intransigencia no lleva a nada. La literatura es una de esas formas de ponernos en la piel de los demás y darnos cuenta de que, sobre todo a través de la historia, el radicalismo nunca lleva a nada.

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