El reino nazarí de Granada, para sorpresa de los historiadores, se mantuvo durante la historia durante 360 años. Desde su creación en 1232 hasta la rendición de Granada en 1492 ante los Reyes Católicos, el reino nazarí adquiere mucha importancia y es el mayor ejemplo de religión musulmana presente en la Península Ibérica, lo que desencadena el conflicto con los reinos cristianos de alrededor.

La formación y consolidación de este reino surge como una alternativa específicamente andalusí frente al poder norteafricano de los almohades. Sin embargo, se van a dar diversas crisis internas que pondrán en riesgo la unidad del territorio.

Entre 1309 y 1333, surge el problema del control del estrecho de Gibraltar, lo que enfrenta al reino de Granada con otros reinos vecinos como Portugal o Castilla. Granada debe pedir ayuda militar y diplomática al norte de Marruecos, a pesar de su deseo de independencia, para poder mantener Gibraltar y Tarifa. Además, a finales del siglo XIV, la unidad de Granada desaparece, dividiéndose el territorio en diversas facciones con distintos emires en el poder, lo que lleva a un estado de inestabilidad significativo.

Finalmente, en 1492 se produce la rendición de Granada por Boabdil, que huye al norte de África, y se inicia el proceso de recuperación y cristianización del territorio previamente dominado por los musulmanes.

A pesar de este proceso de propagación del cristianismo, muchos pueblos de la zona montañosa conservan la fisionomía musulmana y la esencia nazarí. La geografía de esta zona, con murallas naturales en las cordilleras, facilitó la creación de una red de fortalezas de vigilancia en los puntos altos de estas cadenas montañosas, que fueron esenciales para la defensa.

Además, las zonas de altiplanos y valles, zonas muy fértiles gracias al deshielo de las nieves de Sierra Nevada, jugaron un importante papel en la economía agrícola nazarí. Las zonas de costa también fueron un punto importante para la creación de redes de comercio, economía pesquera y de bienes marítimos, un factor esencial para la prosperidad del reino nazarí.

La economía nazarí re regía principalmente por la agricultura, especializada es el cultivo de la caña de azúcar, una tradición que se mantiene hasta la actualidad. El grano, sin embargo, debía ser obtenido a través del comercio. Además, se conservan en la ciudad de Granada la alcaicería, lugar donde se vendía la seda y, más tarde, todo tipo de productos, y la alhóndiga, el espacio destinado a la residencia de los mercaderes y el almacén de mercancías.

Las ciudades más importantes, llamadas las ciudades del triángulo, fueron Granada, Almería y Málaga, esta última con gran importancia comercial y estratégica para las relaciones con el exterior. Estas ciudades se incluían en las tres coras o provincias en las que se dividía el reino nazarí administrativamente, modelo similar al del emirato de Córdoba. En estas provincias, las sociedades alcanzaron un alto grado de homogeneidad social y cultural que no se mantiene tras su caída. Aún así, había una gran cantidad de cautivos cristianos que servían a las élites andalusíes.

El reino nazarí de Granada estuvo en contacto dinámico con los pueblos castellanos de la frontera, a través de constantes peleas y saqueos. La frontera entre el mundo musulmán y los reinos cristianos de Castilla no era nada firme, y se produjeron múltiples avances y retrocesos por parte de los dos bandos, por lo que las sociedades que habitaban las fronteras, debido a estas presiones y cambios, se convirtieron en pintorescas y poco convencionales.

Fuentes: www.granadaenlared.com; tours de la ciudad de Granada.