En el año 1286 el monarca Alejandro III de Escocia morirá, dejando sin un heredero claro el trono. Esta situación será aprovechada por el monarca inglés Eduardo I para conquistar a su vecino del norte. Sin embargo, varios hombres se alzaron contra este monarca y uno de ellos será coronado como legítimo rey de Escocia. Esta es la historia de Robert de Bruce.
Robert nació en 1274, siendo hijo de Robert de Bruce VI y de Marjorie condesa de Carrick. No se conoce con exactitud el lugar de nacimiento pero se suele especular con el castillo de Turnberry o en otros casos en Lochmaben. La noble ascendencia de sus ancestros le situaban como uno de los altos nobles de escocia a lo que se sumaba su derecho sobre el trono de Escocia al ser nieto de David I de Escocia. No se conoce mucho de su infancia, sin embargo se sabe que se crió y educó en Londres. Durante este tiempo, mantuvo muy buena relación con el Príncipe de Gales, el futuro Eduardo II. Tanto Robert VII como su padre Robert VI mantuvieron buenas relaciones con Eduardo I buscando que este, como árbitro en la elección del nuevo monarca escoces, les escogiera como familia reinante.
Sin embargo, en 1292 los sucesos se precipitaron: la madre de Robert murió dejando al joven como conde o earl de Carrick; John Balliol fue elegido como nuevo monarca escocés siendo Eduardo I su gran valedor. El conflicto empieza cuando el monarca inglés exige al nuevo soberano que se adhiera a un vasallaje demasiado estricto y humillante. Escoceses e ingleses se enfrentan, siendo estos últimos apoyados por Robert de Bruce VI. Las cosas no fueron favorables a los escoceses y el poderoso león de Inglaterra se coronó monarca de Escocia. Este suceso desencadena que varios nobles de alta y baja cuna se levanten en armas, siendo el más famoso el bravo William Wallace. Robert combatió al lado de los escoceses pero algunos estudios apuntan a que acabó traicionando al caudillo escoces en ese momento Guardián de Escocia.
Robert fue nombrado Guardián de Escocia junto a John Comyn “el rojo” principal adversario por el trono escocés. Sus diferencias y rivalidad dividieron a las fuerzas escocesas condenando a la revolución a fracasar. Los lores escoceses rindieron pleitesía a Eduardo I, incluidos Bruce y Comyn. Robert fue casado en segundas nupcias con Elizabeth de Burgh con quien tendrá 4 hijos (entre ellos el futuro David II de Escocia). Parecía que los escoceses se hubieran rendido, sin embargo, el cruel destino de Wallace removió los sentimientos del pueblo escoces y animó a Rober de Bruce a volver a presentar batalla.
Trató de llegar a un acuerdo con John Comyn, pero este se negó a ello y le amenazó con acusarle de traidor por lo que fue asesinado por el mismo Robert en suelo sagrado. Esto provocó su excomunión pero los sacerdotes escoceses, temerosos por el futuro de la Iglesia de Escocia, le perdonaron y coronaron como legítimo rey en Scone. Bruce reunió un gran ejército y se preparó para la batalla, sin embargo los ingleses le derrotaron en Methven. Esta batalla es destacable debido a que no se respetaron las reglas de caballería por la parte inglesa y atacaron el campamento escoces al amanecer mientras estos descansaban. Robert huyo separándose de su familia, que sería capturada en Dalry, quedando la esposa, hija y hermanas de Robert como rehenes de los ingleses.
Mientras esto ocurre, Robert huye por las Highlands aprovechando que es la tierra menos controlada por los ingleses. Comenzaría a reclutar un nuevo ejército entre los partidarios de sus señoríos y de los clanes Campbell y Mac Donald (ambos completamente anti ingleses). En febrero de 1307 se dirigió a Ayrshire, patria de Wallace, donde enarboló su estandarte de guerra para reclutar a sus dispersos partidarios. Reforzaría su posición legítima con la victoria de Loundon Hill.
Desde este momento, comienza una guerra de guerrillas, acabando con las guarniciones de los diferentes castillos; que eran arrasados para evitar que los ingleses pudieran abastecerse. Por primera vez la suerte pareció sonreír a Bruce, que en 1310 conocía la muerte de Eduardo I y la subida al poder del poco habilidoso Eduardo II. Robert continuó batallando hasta 1313, año en el que un enorme ejército ingles de unos 20.000 efectivos pisó suelo escoces. Robert no contaba con un gran ejército capaz de frenar esta fuerza pero si poseía un alto conocimiento del terreno donde deseaba luchar. Por medio de pequeños destacamentos fue guiando al enemigo hasta la ensenada de Bannock Burn. Fue aquí donde los ingleses fueron definitivamente derrotados gracias a que su caballería quedó anulada por el terreno y por las largas picas escocesas. El propio Eduardo II huyó de la batalla temiendo ser capturando y convirtiéndose en la vergüenza de Inglaterra.
En 1314 queda definitivamente una Escocia libre e independiente gobernada por Robert de Bruce. El propio Papa Juan XXII validó esta independencia y readmitió a Bruce en su Iglesia. Los irlandeses quisieron hacer como los escoceses y coronaron al hermano de Brice, Edward como legítimo rey de Irlanda. Bruce gobernó como un buen monarca hasta el 7 de junio de 1329, cuando murió por la lepra.
Su cuerpo fue enterrado en la abadía de Dufermline y su corazón debía ser enterrado en Tierra Santa, sin embargo los caballeros que marcharon con esa misión murieron combatiendo en el sitio de Teba (Málaga) en favor de los castellanos de Alfonso XI. El monarca castellano pudo recuperar el corazón y mandarlo de regreso a Escocia como muestra de respeto hacía el legendario azote de Escocia cuyas hazañas se recuerdan a día de hoy en el famoso Himno nacional de Escocia (Flower of Scotland).