Uno de los ritos mortuorios que más llaman la atención es la momificación. Sin duda, los egipcios la llevaron a cabo en grandes cifras, pero hubo un pueblo que practicó este ritual anteriormente. Se trata de la cultura de Chinchorro.
La cultura Chinchorro se sitúa entre el año 5000 a.C. y 2.000 a.C. aproximadamente, en el periodo pre-cerámico andino. Se trataba de un pueblo de pescadores sedentario. Su situación ronda la costa pacífica entre el sur de Perú y el norte de Chile, entre el desierto peruano de Atacama y la ciudad chilena de Antofagasta. Sobre todo, se situó en la desembocadura de los valles de Lluta, Azapa y Camarones. Los estudios geográficos determinan que por estas zonas pudieron correr algunos ríos o riachuelos en los que los Chinchorro podrían haber desarrollado la pesca. Se beneficiaban de peces, mamíferos, aves marinas, moluscos y algas.
Algunos historiadores al principio tildaban la cultura de Chinchorro de nómadas, pero el descubrimiento de cementerios y ritos mortuorios haría que se reconsideraran como sedentarios. Precisamente, son las costumbres relacionadas con la muerte las que más sorprenden al hablar de Chinchorro. Esta cultura se diferencia por una desarrollada práctica de momificación de los cadáveres. Esto significa que los Chinchorro conocían bien la anatomía humana y tenían un elaborado culto a los muertos, símbolo de progresión y evolución. Al principio, simplemente se momificaban cuerpos de recién nacidos y niños. Más tarde la práctica se extendió a otras edades. A lo largo de los años, la técnica de momificación varió y se pueden dividir entre: momias negras, rojas, con vendajes y con pátina de barro.
Las momias negras son las más antiguas y se datan entre los años 5.000 y 2.800 a.C. La práctica consistía en desarticular los cuerpos y extraer los órganos y los músculos. Tras ello, el esqueleto se reforzaba con madera y se rellenaban las cavidades corporales con arcilla y vegetales. La arcilla era una de las protagonistas esparciéndose sobre el cuerpo y modelándolo. Después, se cubría con una capa de pintura negra y azulada y se coronaba la cabeza con una peluca de pelo humano. Entre los años 2.800 y 1.500 a.C., las momias cobraron un color rojizo. El proceso de momificación era similar al de las momias negras, pero variaba el color de la pintura con el que se cubrían las momias. La cantidad de momias halladas con vendajes son muy reducidas. Los vendajes parecían ser plumajes de pelicano pintados de rojo. Éstas datan del 2.620 a.C. Por último, las momias con pátina o de barro, que se insertan en el periodo de entre el 2.500 al 1.700 a.C. Al contrario que las anteriores, a su cuerpo no se le desarticulaba nada y sus órganos eran extirpados. Simplemente se desecaba el cadáver con brasas y se le aplicaba una capa de lodo que, al secarse, se endurecía. Las momias con pátina también son poco numerosas.
Tras el proceso de momificación, algunas de las momias eran enterradas. Sin embargo, otras muchas se colocaban en los campamentos de pie como marca del linaje de un ancestro común. Pero el destino común para las momias y de forma más habitual, era su sepultura en forma extendida envolviéndolas en tejidos de juncos o pieles de camélidos.
Las momias de Chinchorro eran también diferentes a las egipcias en cuanto a las ofrendas funerarias. Las riquezas con las que se enterraba a la momia egipcia definían las riquezas que el alma del fallecido se llevaba al más allá con los dioses, pero las momias chinchorro no eran sepultadas con grandes ofrendas funerarias ni riquezas.
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Momias Chinchorro: las más antiguas del mundo. Museo de Historia Natural de Valparaíso. Recuperado de: www.mhnv.cl/636/w3-article-23344.html?_noredirect=1