Nuestro camino empieza en la Prehistoria, en los propios albores del comienzo de la Humanidad se puede entender que la homosexualidad no estaba mal vista, de hecho, desde el punto de vista antropológico posiblemente no se viera como una opción en oposición a otra (la heterosexual).

Avanzando en el tiempo podemos situarnos en la Antigua Grecia. En la antigüedad helena en diversas polis era normal que los maestros yacieran con sus alumnos, y podemos citar que si existen críticas sobre las diferencias de edad, por ejemplo, es decir no se debe a una falta de fuentes o restos sino a una diferencia de actitud. Cabe destacar que esta aparente tolerancia no existía entre las mujeres, de las que además es mucho más difícil estudiar sus relaciones debido a la falta de fuentes (en gran parte derivado del menor nivel educativo que solían recibir ellas) aunque existen algunas como la de Safo de Lesbos, una defensora del lesbianismo del siglo VI a. C. cuyos populares poemas tratan del amor con diversas mujeres.

Los romanos tomaron estas características griegas y veían bien la homosexualidad masculina, aunque estaba mejor visto el hombre que tuviese el papel activo sexualmente. Su aparente tolerancia permitió la aparición de la prostitución masculina que buscaba estar con otros hombres o las primeras uniones entre hombres en una forma similar al matrimonio. En este contexto cabe destacar la existencia de emperadores que afirmaron abiertamente haberse enamorado o estar con personas de su mismo género. Sin embargo, cabe destaca la existencia del mismo problema en torno al lesbianismo que en la Antigua Grecia, posiblemente no gozara de la misma aceptación aunque apenas existen fuentes que hablen de la relación entre mujeres puesto que fue visto como algo más íntimo y doméstico.

La Edad Media se abre con un clima de aparente tolerancia en el aspecto sexual. La homosexualidad entre hombres era consentida hasta el punto de que existían los llamado pactos de hermanamiento en la que dos personas del mismo género decidían unir sus vidas y bienes de una forma similar a cómo se hacía en los matrimonios. Es a partir del siglo XI cuando, tras la reforma eclesiástica, la sociedad comienza a transformar su visión y a condenar este tipo de relaciones. La nueva concepción moral de la Iglesia condenaba la sodomía, esto se refleja en la aparición de nuevas obras teológicas que sentenciaban como pecaminosas este tipo de relaciones. Por esto, junto con el hecho de que la Iglesia vio el placer como pecaminoso, recibió competencia legal para castigar la homosexualidad.

Los delitos en torno a la homosexualidad fueron diversos y podían depender incluso de la propia ciudad, iban desde la castración a la condena a muerte en la hoguera. Asimismo, aunque solo se castigaba cometer el acto sexual, a menudo los homosexuales eran acusados de traer enfermedades, malas cosechas o simplemente desdichas a la comunidad en la que vivían por lo que eren señalados socialmente y se convertían en un foco de acusaciones, de hecho, es el momento en que no ser heterosexual se convierte en una deshonra para la persona y la familia a la que pertenecía, siendo un motivo para inhabilitarte, y por tanto convertirse esta acusación en algo totalmente negativo y en una acusación muy importante como arma política.

Hay un enorme debate entorno a la tolerancia o represión de la homosexualidad en los territorios musulmanes, mientras algunos autores afirman que la homosexualidad masculina no fue castigada o más livianamente que en la zona cristiana llegando incluso a marchar cristianos hasta esta área huyendo de la represión; otros se apoyan en la ley coránica islámica para afirmar que se debían castigar con dureza las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo.

La Edad Moderna es destacable, por un lado, la aparición con mayor frecuencia de la represión contra la homosexualidad femenina. Durante los siglos anteriores las relaciones entre mujeres habían sido vistas con tanta negatividad como las de dos hombres, sin embargo, desde esta época comienzan a incrementarse las referencias a ellas en la legislación. Durante el siglo XV el fiscal General de San Sebastián dirigió el primer juicio contra dos lesbianas en Castilla, se trataba de Catalina y Marincho, las cuales tras dos torturas fueron absueltas, aunque, por si acaso, desterradas. Por otro lado, el pecado y la acusación de sodomía (según como se castigaba la homosexualidad) se extendió más allá del propio acto sexual y afectó a cualquier tipo de gesto cariñoso entre personas del mismo sexo como caricias o besos.

Siguiendo los avatares del tiempo llegamos a los siglos más cercanos, hasta el siglo XIX era considerada una práctica moralmente pecaminosa influida por la opinión de las religiones más importantes, a partir de este momento al discurso teológico se le unió el discurso de psicólogos y psiquiatras que consideraron la homosexualidad como una enfermedad. Por todo ello desde finales del siglo XIX y principios del XX se hicieron diversas leyes en torno a la represión de los homosexuales, tratándolos como enfermos o peligrosos que debían ser curados o de cualquier modo apartado para no “contagiar” al resto de la población. Miles de homosexuales fueron detenidos o reprimidos durante el ascenso de los totalitarismos en Europa. Más tarde, siguió siendo vista como algo negativo y que se debía corregir desde el Estado, como ocurre con la ley de vagos y maleantes de 1933 modificada más tarde por el Franquismo o la ley de 1970.

En la década de los 60 se produjeron enormes cabios en defensa de los derechos LGTB, ligados a la revolución parisina de mayo del 68 y a los sucesos de Stonewall; este último fue un pub estadounidense frecuentado por homosexuales donde solían llevarse a cabo redadas hasta que el 28 de junio de 1969 en que estos se revelaron contra la represión policial dando comienzo al que es considerado un hito en la lucha por los derechos LGTB.

Desde entonces, con un enorme esfuerzo se han ido conquistando derechos y cada vez comienza a estar más aceptada la homosexualidad, conquistas que se incrementaron considerablemente tras los años 80 sin embargo todavía en la actualidad muchos países cuentan con leyes represivas en este aspecto, algunas incluso lo siguen tratando como una enfermedad.

 

Fuentes:

-BERNARDO, A. “Cuando las ramblas quisieron ser Stonewall” https://hipertextual.com/2015/06/homosexualidad-en-espana-historia

-El caso de Catalina de Belounza y Maricho de Oyarzun (en Lesbianas en la Historia): , el Planeta Les, http://elplaneta-les.blogspot.com/p/lesbianas-en-la-historia.html

-MORATA, R. http://losorigenesdelhombre.blogspot.com/2011/09/el-primer-homosexual-de-la-historia.html (me remito a un comentario del propio blog hecho el 11 de diciembre de 2014)

-SOLÓRZANO TELECHEA, J. A. La represión de la homosexualidad en la Castilla Medieval, cadena Ser, 17/12/2015 Disponible en: http://cadenaser.com/programa/2015/12/17/ser_historia/1450359776_571138.html