El rico patrimonio que existe en España es fruto de su historia. Con el paso de los siglos, pueblos de muy diferentes culturas se han asentado en este país. Fortalezas y templos celtíberos pasaron a ser romanos y más tarde visigodos. Las columnas visigodas las usaron los árabes en sus mezquitas y palacios, lugares que después los cristianos llenaron con sus propios símbolos. Junto a ello, la península Ibérica siempre fue un crisol donde se mezclaron las culturas. Además de la unión de cristianos, judíos y musulmnes, mantuvo lazos con reinos europeos y con el norte de África, ambos aportaron influencias que se dejaron sentir en el patrimonio. Como en la arquitectura o pintura, el patrimonio inmaterial también es objeto de este rico bagaje cultural, inscribiendo al patrimonio inmaterial español de los mismos tintes de singularidad que tienen las piezas de sus museos.
Las Fallas valencianas y el flamenco suelen ser los dos grandes ejemplos del patrimonio inmaterial español. El flamenco es una forma de bailar característica del sur de la península Ibérica, cuyo origen es aún desconocido. Parece tener sus raíces en la población morisca y su unión con otras tradiciones como los bailes castellanos, hebreos o gitanos, hasta conformar lo que hoy conocemos como flamenco en torno al siglo XVIII. Fue declarado patrimonio de la humanidad en el año 2010 y en la actualidad cada vez tiene mayor prestigio en otros países. Por su parte, las Fallas fueron declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2016. Se trata de una fiesta celebrada entre el 14 y el 19 de marzo, cuando se elaboran diferentes esculturas que a menudo se inspiran en la actualidad política. Estas son llevadas a las plazas de la ciudad, donde se exhiben hasta que, el último día, 19 de marzo, se prende fuego. Junto a este acontecimiento se conforma una fiesta en la que también destaca la música, las mascletás o la elección de las falleras.
Las fiestas a menudo se inscriben como un conjunto de tradiciones culturales que se mantienen a lo largo del tiempo. A ellas están ligadas canciones, procesiones y manifestaciones en las que lo pagano y lo religioso sueles unirse creando una amalgama. En España existen diferentes fiestas declaradas patrimonio de la humanidad. La Pantum de Berga es una de ellas. Se celebra el día del Corpus Christi y en ella diversas personas salen a la calle disfrazados de demonios, buitres o monstruos, mientras otros amenizan con el sonido de tambores y panderetas. Junto a ellos les acompañan acróbatas, gigantes o caballos de cartón. Otro ejemplo de fiesta declarada patrimonio de la humanidad lo encontramos en Algemesí, Valencia, cuando durante las celebraciones de la “Mare de Déu de la Salut” (Nuestra Señora de la Salud) los vecinos se visten de manera tradicional. Al mismo tiempo, se cantan canciones, hay gigantes o se escenifican teatralmente pasajes de la Biblia. En ambos casos, se trata de una mezcla de tradiciones religiosas y las autoridades políticas participan en la fiesta. En lo que se refiere a sus orígenes, aunque podríamos remontarnos hasta la Edad Antigua, debemos buscar sus ligazones más directas entre las representaciones teatrales medievales.
El Consejo de Hombres Buenos de la Huerta de Murcia y el Tribunal de las Aguas de la Huerta de Valencia fueron inscritos en 2009 en las listas de patrimonio inmaterial al tratarse de una práctica que lleva realizándose en esta zona desde que se crearon estas instituciones, en torno a los siglos IX y XII. Su función principal es la de repartir el agua entre los agricultores. Lo siguen haciendo en la actualidad e incluso se reúnen en lugares emblemáticos, como es el caso del Tribunal de las Aguas, que lo hace a las puertas de la catedral de esta ciudad.
Hay profesiones y prácticas que también han recibido el privilegio de ser declaradas patrimonio de la humanidad. Constituyen formas tradicionales de realizar ciertas profesiones que se han ido manteniendo durante siglos y que por tanto tienen un importante valor histórico. La cetrería fue reconocida con este valor por la UNESCO en 2016. Destacó no solo su valor cultural, sino también que constituye una forma de proteger la naturaleza.
Otra manifestación cuyo valor ha sido reconocido por la UNESCO es la fiesta de los patios de Córdoba, que destaca, no solo por los adornos florales en los históricos patios de la que fuera la capital del Califato de Al Ándalus, sino también por las canciones que se interpretan, de gran valor cultural e histórico. También ha sido reconocida la dieta mediterránea, reflejo de la Historia, cultura y lazos que unen a los países que baña el antiguo Mare Nostrum romano, así como el silbo gomero, en cuyo estudio se pueden destilar formas de comunicación diferentes que han existido y se han mantenido a lo largo de los siglos.
Además de aquellos que han sido reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, existen otras muchas manifestaciones que constituyen ejemplos inmateriales de gran valor. Destacan otras religiosas, bailes, prácticas tradicionales, canciones e incluso las formas de realizar los trajes o adornos tradicionales. El patrimonio no solo existe en la arquitectura y en los museos o grandes colecciones. Hay otro patrimonio casi desconocido y olvidado, intangible y tan importante que aporta tanta información y valor a la Historia y la cultura como lo puede hacer un yacimiento o los cuadros de un palacio.
Fuentes:
-Gobierno de España: Ministerio de Educación Cultura y deporte, Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad, UNESCO, https://www.mecd.gob.es/cultura/areas/patrimonio/mc/patrimonio-inmaterial/unesco-patrimonio-inmaterial.html
-Pantum de Berga, https://ich.unesco.org/es/RL/la-patum-de-berga-00156
-Patrimonio Cultural Inmaterial, UNESCO, disponible en:https://ich.unesco.org/es/estado/espana-ES?info=elementos-en-las-listas