Hace tan solo unos días Wembley acogió un partido amistoso disputado entre dos históricos como Inglaterra y Escocia en el que se conmemoró de forma muy especial el 150 aniversario de la invención del fútbol. De todos es conocido la sensibilidad del británico por sus acontecimientos históricos, pero en esta historia que sigue otorgando todo el protagonismo y mérito a los ingleses, hay que hacer una serie de matizaciones para que pueda conservar toda la justicia, esplendor y el rigor histórico que demuestra que fueron los escoceses, los que realmente inventaron el juego tal y como lo conocemos hoy en día.

En Inglaterra hay una broma muy común en la que se cuenta que si los irlandeses podían enorgullecerse de que habían inventado el asiento del inodoro, fueron los ingleses los que tallaron un agujero en él. En el caso que nos ocupa del fútbol, los ingleses inventaron el inodoro, pero sin duda fueron los escoceses los que tallaron el agujero, pues sin la intervención escocesa el fútbol no sería otra cosa que una versión del rugby más.

Es un hecho comprobado que Escocia tuvo una crucial intervención civilizadora, cuando la llamada FA fue formada por iniciativa de Ebenezer Morley, un joven abogado de Hull que vivía a orillas del Támesis en el sur-oeste de Londres. Su intención era la de promover un deporte que es considerado como la base del rugby actual, aunque con una dosis extra de violencia. En las reglas del juego de Morley, el jugador no solo podía llevar el balón con las manos sino que sus oponentes le podían empujar, agarrar, poner zancadillas e incluso lanzarle patadas a las espinillas. Reglas aprobadas todas por los delegados en las históricas reuniones llevadas a cabo en la Freemasons Tavern.

Sin la intervención escocesa el fútbol no sería otra cosa que una versión del rugby más

Afortunadamente, surgieron escisiones progresistas que contribuyeron a un sentido mucho más limpio del juego, surgiendo un código mucho más civilizado. El delegado del Blackheath Club advirtió proféticamente que se perdería el valor del juego, por lo que fue creada la Rugby Football Union. Sin embargo, el juego Inglés seguía siendo principalmente una cuestión de regatear con la cabeza abajo, de forma absolutamente individualista y propiciando un juego desesperadamente embarullado. Este estilo de juego ni mucho menos habría conquistado el mundo por su belleza, en cambio el fútbol científico creado por los maestros escoceses, ese que conocemos hoy y triunfó, se basa en el sentido colectivo del mismo y la diferencia puntual de la individualidad, creando y fomentando activamente los tres grandes sentidos del juego: el lúdico, el estético y el sentido competitivo de la rivalidad.

En ese punto fue donde los escoceses establecieron la crucial diferencia, desde un principio tuvieron la noción de distribuir ingeniosamente la pelota entre sus jugadores para hacer circularla con más afectividad, limpieza y estética visual. Comenzaron los jóvenes, de Perthshire y Highlands, principalmente, aquellos que se reunían Queen’s Park en Glasgow en 1867. Con una copia de las leyes FA, fueron modificándolas hasta ajustarse a una versión casi científica, que dio como resultado un atractivo estilo en el que se empleaba inteligentemente tanto el dribbling como el ‘passing game’. Cuando estos chicos escoceses inventaron el ‘passing game’, fue cuando realmente se inventó el fútbol. Que lejos de ser un juego inglés era un estilo y deporte puramente escocés, concebido para superar y confundir a los ingleses, tradicionalmente superiores físicamente y más altos que los escoceses, que con esta nueva versión sortearon inteligentemente el enfrentamiento físico directo, dando prioridad a la habilidad y al juego colectivo.

Por tanto con el ‘passing game’ escocés encontramos el modelo original, ese estilo que otros equipos han versionado a través de la historia para dejar su sello propio, anteponiendo la circulación del balón y el sentido colectivo del pase a la superioridad física, como demostró Hungría en Wembley en el 53, Brasil en el Mundial de México 70 y el modelo diseñado y versionado por Guardiola en el FC Barcelona. El debate y la historia de siempre, el juego combinativo contra el juego directo, el balón o el espacio, el colectivo o la inspiración individual, el físico o el control… Pero nada de ello habría sido posible sin el concepto de juego de estos maestros escoceses que tantas lecciones dieron para el futuro.

    

Aunque no oficialmente fueron los primeros y originales campeones mundiales, la fecha que marcó en un antes y un después en la historia del fútbol fue la de noviembre de 1872, el escenario el West of Scotland Cricket Ground en Glasgow. Escocia se enfrentó a Inglaterra y le dio un repaso en toda regla a los “inventores” con su “Scottish passing game”. El partido acabó con empate a cero, pero los 4.000 espectadores que acudieron a ver el choque quedaron prendados por aquel estilo de juego de esos jugadores del Queen’s Park. Estos jugadores jugaban regularmente juntos e impusieron su nuevo estilo gracias a su orden y su precisión, unas cualidades que impresionaron y acabaron por imponerse. De esta forma el fútbol fue superando paulatinamente a deportes como el cricket y el rugby.

En el siguiente encuentro perdieron ante Inglaterra en Londres, pero en los trece restantes consiguieron 10 victorias y tres empates, demostrando así el aplastante dominio y la supremacía del passing game en el fútbol de la época. Si a todo ello sumamos que el comienzo de la Liga Inglesa estuvo dominado por los Lilywhites del Preston North End, que conquistó lo que se conoce como “The Double”, Liga y Copa de Inglaterra, en la 1888/89, en la temporada inaugural de la Liga Inglesa sin perder un sólo partido en toda la temporada, pues la ecuación de la fundación escocesa del fútbol encuentra su solución matemática. No en vano aquel equipo del norte de Lancashire que marcó época estuvo dirigido por Mr. Concannon, que inteligentemente cedió el papel de estrella a John Goodall, delantero inglés fundador del balompié científico, pero que a su vez estructuró la base de su conjunto con una columna vertebral configurada por maestros escoceses como Ross, Drummond, Russell, Gordon y Thomson, que ofrecieron un fenomenal rendimiento y aportaron un sello y estilo propio al equipo de North End.

Aquel que en los suburbios de Lancashire, cerca del puerto de Liverpool, con la inestimable colaboración de “Allgood” y, el citado grupo de escoceses, ejercieron tal influencia en el juego y las instituciones deportivas de la época, que esos días de gloria del Preston North End, marcaron un punto de inflexión en la evolución del fútbol en Inglaterra. No en vano, en el mítico estadio de Deepdale se sigue respirando la revolución y el sello personal de un fútbol de otro tiempo. La lluvia que percute crónicas impregnadas de ocre sobre la hierba de Deepdale es incapaz de borrar las huellas de una historia protagonizada por un equipo acusado de profesionalismo y excluido por ello durante dos años de la FA Cup.

        

Ahondando un poco más en la idea encontramos que el siguiente club en conseguir el mítico “The Double” fue el Aston Villa ocho años más tarde. Club transformado y dirigido por un escocés llamado, George Ramsay, que los instruyó en el arte del ‘passing game’, enterrando el clásico concepto inglés de la patada y corre -kick and rush-. Ramsay es una leyenda del club, como jugador y como técnico, como futbolista un pequeño pero excelente jugador, del que cuentan que enseñó a sus compañeros cómo se debía jugar al fútbol, y que como técnico siguió haciendo lo propio hasta llevar al Vila a lo más alto.

Ramsay consiguió todo esto gracias en gran parte a Archie Hunter, considerado su sucesor bajo el liderazgo de Archie Hunter, el Villa logró su primer título de la FA Cup, fue en 1887. En esta época en la que el balompié británico se encontraba en una fase crucial para su consolidación. Archie Hunter fue uno de los jugadores más destacados, el primer capitán del Villa en levantar una Copa FA y para muchos el mejor capitán de la historia del club. Se puede asegurar sin miedo a equivocarnos que fue uno de los grandes jugadores del siglo XIX, que por cierto no pudo vivir su sueño de poder jugar con la selección escocesa ante Inglaterra, porque por entonces la Asociación Escocesa de Fútbol tenía la política de no escoger ‘anglo-escoceses’ (jugadores escoceses que jugaban en la Liga Inglesa).

Ramsay y Hunter fueron instigadores e inspiradores de un estilo que llevó al Villa a conquistar cinco de los siete últimos campeonatos del siglo XIX. Sin duda los dos productos más acertados y brillantes de las importaciones futbolísticas del norte de la frontera, aclamados por todas partes de Inglaterra como académicos del fútbol que llegaron para educar a los habitantes del país: “los profesores escoceses”.  Por todo ello, el amistoso disputado en Wembley el pasado miércoles 14 agosto no fue un encuentro más, sino la conmemoración de los 150 años de la Asociación de Fútbol de Inglaterra FA, el reencuentro del inodoro con su agujero. Del fundador con el inventor, de Inglaterra con Escocia, dos rivales primigenios de cuyos enfrentamientos surgió el fútbol de verdad. Y aunque los maestros escoceses perdieran la partida por tres goles a dos, sigue representando para ellos un orgullo y un elogio que los ingleses hayan tomado prestada su historia y casi una broma el hecho de haber sido invitados a compartirla.

Foto 1: Getty Images

Foto 2: The FA

Foto 3: National Football Museum