Entrevista. Sebastián García Mouret: "Sé que soy un afortunado por poder publicar en este contexto"
Fotomontaje: María Pérez (Vavel)

Sebastián García Mouret es periodista, youtuber y ahora también escritor. Desde 2012 lleva en redes subiendo vídeos hablando de sus gustos e inquietudes. Siempre ha apoyado el fomento de la lectura a las generaciones más jóvenes, ya sea en conferencias, ferias del libro o en su canal literario "El coleccionista de Mundos".

Su primera novela fue publicada el 16 de julio y se titula "Nuestro último verano", de la cual hablaremos largo y tendido en esta entrevista así como de otras cuitas. 

P: La idea de este libro nace en el verano en que acabas bachillerato por lo que toma un poco de esa perspectiva de acabar una etapa y comenzar algo nuevo, y no es hasta ahora que retomas la historia. ¿Ha cambiado mucho con el paso de los años de la idea original?

R: Yo creo que sí ha cambiado, pero se ha mantenido fiel a su esencia. Es una novela que efectivamente escribo en un momento de mi vida en que no solo acabo bachillerato y empiezo la universidad, sino que me mudo de ciudad, entonces cambio de casa, de ciudad, de amistades, de círculos, de todo. Sentía que quería escribir de esa experiencia desde muchas perspectivas y por eso es una novela coral. Pero claro, yo tenía 18 años y yo no tenía posibilidades de publicar esta historia, de hecho ni me lo planteé, se quedó en el ordenador. Años más tarde, después de recibir alguna oferta literaria, termino la carrera y pienso que puede ser el momento de lanzarme a publicar y vuelvo a abrir este proyecto y digo: “Venga, este es el proyecto que quiero publicar”.

Además, con el paso del tiempo mi perspectiva ha cambiado, entonces fue interesante volver a introducirse en esa historia con la mirada del paso del tiempo. Entonces comienza un proceso de corrección, donde intento adecuar la novela a quién soy yo ahora, había que pulir mucho la prosa como la propia visión que doy en la novela. Intenté tocarla lo menos posible para que conservara esa esencia melodramática de una persona de dieciocho años que cree que su mundo se acaba y que con el paso de los años se da cuenta que no es para tanto. No quería narrarla desde una perspectiva condescendiente. En ese momento te importaba y te preocupaba y quería que mantuviese esa esencia.

P: Dijiste en tus videos sobre la novela, que tenías otros muchos proyectos. ¿Qué te llevó a elegir este y que sea tu carta de presentación al mundo literario

R: Pues fue algo que me preocupo durante bastante tiempo, con qué novela empezar. Yo tengo muchos proyectos en distintas fases de elaboración, algunos son una idea y otras novelas escritas. Además son géneros y formatos diferentes. Entonces, plantearme cual de todos sería mi carta de presentación fue complicado. Sobre todo lo que yo no quería era encasillarme. En el sentido de que si yo empiezo publicando una novela de fantasía me encasillen como autor de fantasía o si me ato a una saga me vinculo a una historia. Lo que yo quería era romper un poco el hielo y publicar algo que fuese auto conclusivo, realista-contemporáneo y que de esa manera no se me diese ninguna etiqueta. Y creo que lo conseguí con este proyecto porque está catalogada como literatura juvenil, pero obviamente yo no tengo ningún problema con ser catalogado como autor de juvenil. Lo escogí porque en ese sentido era el proyecto más limpio.

P: Si tuvieras que definir a tu novela en una sola palabra, ¿cuál sería?

R: Uy, (risas). Pues yo creo que sería nostalgia. Creo que es una novela muy nostálgica tanto para una persona de dieciocho años, que es la edad de los protagonistas; como para una persona que lo lee desde fuera. Porque está muy centrada en una etapa concreta de mi vida con frustraciones, inquietudes, de una juventud muy específica. Entonces, digo nostalgia porque es la palabra que más me repite la gente que lee mi novela. Me dicen: “bueno yo ya no tengo dieciocho, quizás no empatizo tanto con los protagonistas, pero me has devuelto a una época en la que efectivamente yo pensaba y me preocupaba en estas cosas”. Yo también siento nostalgia porque son cosas que yo sentí en ese momento de mi vida. Sobre todo ese sentimiento que en inglés se dice novela coming age, no sé si existe un término en castellano, pero son novelas que hablan de un momento vital.

P: Una de las ideas que reflejas en el libro es la del cambio y la unes a la amistad y el amor, y lo reflejas en personajes de todas las edades. ¿Crees por ello, que en cada etapa de la vida nos encontramos con opciones al cambio, o que nos hacen creer que hay una edad fija en la que hacer nuestros cambios?

R: Partiendo de la base de que la vida es un camino y en todo momento podemos tomar decisiones que lo cambien todo, sí que es verdad que los dieciocho es un momento crucial porque hasta el momento nos dejamos llevar mucho. Hay decisiones que puedes tomar como decidir entre ciencias o letras, meterte en el conservatorio de música, en el estudio de danza, o no meterte en ninguno. Nos dejamos guiar por nuestros padres, el sistema educativo. Pero de repente, llegan los dieciocho, y tienes la presión de tomar el control de tu vida y escoger una carrera, una ciudad y a lo que te quieres dedicar toda tu vida.

Creo que es un sentimiento muy universal porque aunque hay personas que desde pequeños tienen la vocación, a la otra parte, nos da un vértigo tremendo, que lo traducen en un bloqueo de no saber qué escoger, escoger lo primero que encuentren, gente que hace lo que les dicen sus padres o profesores, gente que decide enfocarse en su talento o no y hacer otras cosas. Por eso para mí era muy importante que la novela fuese coral. Yo quería mostrar a muchos chavales con esta misma problemática, pero en diferentes perspectivas. Entonces sí, la vida está llena de cambios, y de un último verano, de ese abismo, que es como el late motiv de la novela. Pero más que de cambios, habla de tomar las riendas de tu vida.

P: ¿Es ese el mensaje que quieres que se lleven los lectores? De que a pesar de los cambios que se presenten, lo importante es que siempre tomen las riendas de su vida.

R: Claro. La novela en sí cuando la escribo no tiene un mensaje, porque cuando la escribí tenía dieciocho años y me encontraba tan perdido como los protagonistas. Me veía reflejado en ellos en cierto modo. Simplemente quería mostrar que todo era muy caótico y que la vida era un poco complicada y dramática. Era el último verano y su vida se acababa. Cuando la retomé años más tarde si me di cuenta de que transmitía el mensaje de al final no es tan importante, de que no estás tomando la decisión más importante de tu vida. Creo que el mensaje que quería transmitir era que sí, que habría cambios y que hay mucha incertidumbre pero que tampoco es el último verano.

Y el factor de la edad, sobre todo. Recuerdo que cuando tenía dieciocho, si mis padres decidían que pasábamos la mitad del verano en la aldea con los abuelos pues yo ya me echaba a llorar, porque mis amigos saldrían sin mí, todos lo pasarían bien menos yo. Entonces, esa sensación de que todo es importantísimo y todo es trascendental. Es muy dramática en ese sentido, y repito esa frase porque es lo que sienten los protagonistas.

P: Todo buen proceso lleva mucho tiempo de preparación. ¿Cómo se te ocurrió la campaña, la idea de unir fotos, canciones, anagramas y cuentas de Instagram?

R: Yo soy una persona que antes de tener una idea, ya sabe cómo va a anunciarla. Tengo una mente muy marketiniana. Cuando tuve la primera reunión con la editorial, un año y medio antes de que saliese la novela, al salir yo ya tenía en la cabeza cómo lo iba a anunciar. Luego fue muy complicado con el tema de la pandemia porque hubo muchas cosas que no se pudieron hacer.

Para empezar, lo de las fotos fue muy natural. Surgen del que el camping donde está ambientada la novela existe en la realidad, en Asturias. Es el camping en el que yo solía veranear y en el proceso de corrección, decidí irme allí unos días, para reconectar un poco con la esencia de la novela y el espacio. Los días que pasé allí saqué muchísimas fotos y vídeos, estaba embaucado en una atmósfera de inspiración. Por lo que, mientras sacaba las fotos, pensaba que esa en concreto la iba a usar como una pista para desvelar algo sobre el libro. Empecé a subir las fotos y claro, lo último que se espera la gente con esas fotos es que pertenezcan a una novela puesto que una novela es un espacio ficticio.

Lo de los anagramas viene de que soy un loco de los anagramas. Todo viene de que hace muchos años yo quería firmar con seudónimo, entonces yo hacía anagramas de mi nombre para ver que podía salir de ahí. Quería que tuvieran esa sensación de haberlo tenido delante siempre, de darles frases que lo hicieran todo más enrevesado, más cripticas, que no tuviesen nada que ver con nada y que se diesen cuenta de que tienen que ordenar las letras.

P: Y ¿llegarías a cambiar algo de la novela o la campaña a día de hoy?

R: De la novela en sí, no. Porque, está feo decirlo, pero estoy muy orgulloso del resultado. Hemos trabajado muchísimo en el texto tanto yo, como mis tres editoras. Lo hemos trabajado desde todos los puntos posibles, porque claro, yo abro este documento de Word tras seis años y me echo las manos a la cabeza, cómo iba a publicar eso. La verdad es que el factor del tiempo me ayudó a desvincularme un poco de la novela y ser objetivo a la hora de quitar algunas cosas y tramas, que en ese momento me parecían muy importantes. Estoy muy contento con todo a pesar de que fue muy complicado. Hubo que gestionar muchas cosas. Puede que igual hubiese intentado publicarlo antes, y no en julio, porque siento que su período ha pasado muy rápido al ser una novela tan estacional, tan veraniega y tan adolescente.

P: Con todo lo que ha pasado, ¿ha habido algún momento en que pensaras parar y no sacar el libro?

R: Sí, bueno, fue una constante (risas). Fue un sentimiento constante, sobre todo porque yo tenía compañeros de la profesión que ya habían anunciado sus publicaciones y por lo tanto no podían echarse atrás. Pero yo realmente la anuncié un mes antes de que saliese a la venta. Entonces tuve ahí un momento de duda, viendo como unos publicaban, otros aplazaban, cancelaban; lo que significa que el año que viene habrá un montón de publicaciones. Entonces, hasta el último momento lo estuvimos pensando, hasta que tuve una llamada de mi editora jefe, la jefa de todas mis editoras, que me dijo: “Bueno, Sebastián, ya valió la tontería eh. Publicamos y ya verás como todo sale bien. Sé que soy un afortunado por poder publicar en este contexto.

Yo conozco a gente que estaba anunciada con fecha señalada, con todo preparado y que les han retrasado a agosto del año que viene. Ha sido dramático, la verdad, porque al final hay mucha gente viviendo de esto. Ya no solo los escritores, sino las editoriales, los libreros, los ilustradores. Si se para el sector, se para mucha gente. Entonces también tenía ese sentimiento de que no puede ser que no salga nada. Los tres  cuatro que publicamos en verano fue como “venga, tenemos que intentar reflotar esto” para que los libreros tengan algo que vender cuando se abran las librerías.

P:¿Con qué canción de Taylor Swift relacionarías a cada personaje?

R: Creo que sería capaz (risas). Marcos, el protagonista, sería “The way I love you”. Es una canción que trata de que Taylor Swift está saliendo con un chico, que es como el chico perfecto, que le recoge con el coche, le presta atención, le da cariño, pero ella necesita como algo más. Es una canción muy divertida y creo que Marcos encaja muy bien con el chico de la canción, porque es el buenazo por excelencia. Es un chico encantador, educado, inteligente, comprensivo, empático, tiene todo lo bueno; es un Gryffindor, sin lugar a dudas. Susana, en cambio, tiene una personalidad muy complicada, está pasando como por una adolescencia tardía. Entonces, si tuviera que elegir una canción para Susana, es que me pillas ahora. Creo que Susana es un poco “Picture to burn”. Ha sido super complicado, me tenías que haber avisado de esto (risas).

P: A parte de escritor, eres youtuber, tienes un podcast que se llama “Vivimos en una sociedad”, escribes sobre literatura en una revista y además conferenciante. Dentro del amplio mundo de youtube, tienes un canal literario, “El coleccionista de mundos”. ¿Qué canal disfrutas más creando contenido, o qué contenido en concreto?

R: Pues disfruto mucho de mi canal principal “Sebas G Mouret” porque me permite ser muy libre, en el sentido de que si una mañana me despierto y me apetece hablar de organización, por ejemplo, pues puedo hacerlo. Y si en el siguiente vídeo me apetece habla de la polémica entre Taylor Swift y Kaney West, pues puedo hacerlo también. Como que en mi canal tengo mi lado intenso, reivindicativo, reflexivo, mi lado mamarracho y como que todos convergen ahí perfectamente.

P: ¿Cuando te lo creaste, esperabas formar esta comunidad y tener tanto crecimiento?

R: Que va, cuando me cree mi primer canal de Youtube, “El coleccionista de mundos”, ni siquiera se hablaba de crecimiento, ni de audiencia. La mayoría veníamos de plataformas, como eran los blogs o foros, donde esos datos no se medían porque no tenían relevancia. Creabas tu pequeño espacio. De hecho mi canal, previamente era un blog, lo que pasa que en vez de subir posts escritos, como a mí me gustaba mucho el mundo audiovisual, pues los grababa y los subía a Youtube. Y poco a poco me fui dando cuenta de que mis vídeos empezaban a tener repercusión que mi blog. Era algo muy libre. Ahora una persona que se quiera meter a esto si tiene unos límites y formatos pre establecidos. Es que en ese momento Youtube no era ni siquiera una plataforma donde se crease contenido, sino un sitio para subir vídeos.

P: ¿Has notado un auge de booktubers y que ya no todo se destina a moda, videojuegos, etc?

R: Es una comunidad que está cambiando mucho constantemente. Al final todo se reduce a la conversación sobre libros. En los inicios de Internet eran foros, blogs; uno de los más visitados por aquel entonces era el de Laura Gallego, donde la gente contaba sus proyectos, lo que leía, escribía novelas allí. También empezó la gente a ir a eventos. Se crearon revistas como la revista Templo en la que yo tengo el honor de participar. Incluso a veces, siento que booktube está ya desfasado, no tan a la vanguardia y que habría que actualizar los formatos y la forma de llegar a la audiencia. Hoy en día la gente pasa más tiempo en Tiktok, Twitter o Instagram, pero ya no estamos como antes en Youtube, creando y consumiendo. Además hoy en día cualquier joven puede encontrar a un grupo con el que alimentar ese amor por los libros. Igual antes el lector era un chaval más solitario, más independiente que o bien tenía a gente en sus círculos cercanos que leyese, o bien no tenía a nadie con quien compartir su pasión. Y hoy en día estás a dos clicks de distancia de una comunidad, en el formato que tú prefieras, donde puedes conocer a gente, ir a eventos, ir a ferias, estar más cerca de los autores; entonces, eso es lo que yo veo que está en auge.

P: La semana pasada anunciaste que se va a llevar a cabo un club de lectura de tu libro. ¿Qué expectativas tienes con el club?

R: Como te dije antes, por culpa de la pandemia tuvimos que renunciar a muchas cosas, pero los clubs de lectura era algo a lo que yo no quería renunciar, porque a mí me importa mucho el feedback. Más allá de que soy un escritor novel y quiero saber qué opina la gente de mi novela, es algo que querría saber todo el mundo. Yo me he creado en torno al feedback, soy creador de contenido y me expongo mucho a los comentarios, correos electrónicos, respuestas. Entonces, yo no quería publicar mi novela y no saber lo que pasaba. Podría meterme en las calificaciones de Goodreads, pero no es lo mismo. Entonces dije, vamos a hacer un club de lectura y vamos a aprovechar esta circunstancia para que sea online y así pueda venir quien quiera. Presenté un formulario de inscripción y ya llevamos más de trescientas inscripciones, lo cual es una barbaridad. No nos esperábamos esta acogida y lo que vamos a hacer es fijar varias fechas para muchos clubs de lectura durante los próximos meses, hasta que todas estas personas hayan asistido a un club de lectura. Entonces la gente puede inscribirse en mi página web: sebasgmouret.com/clubdelectura, mandar un correo electrónico y vamos a hacerlos en plataformas de video llamadas, donde todo el mundo pueda hablar y participar.

P: Como estudiante de periodismo sabrás que la actualidad manda. Este año sobre todo, se ha acentuado la polémica de ciertos autores, cuyas conductas no han sido del gusto de su audiencia, hasta el punto en que han sido cancelados por la mayoría y sus libros han sido algo vetados. En este contexto, ¿crees que es posible llegar a separar al autor de la obra?

R: Yo creo que es un debate que no se puede universalizar a todas las artes. Hay artes en las que yo creo que sí se puede separar al autor de la obra. Yo, por ejemplo, no sé quién está detrás de una banda sonora. Si se descubriese que el compositor Hans Zimmer es un cabronazo, no dejaría de escuchar su banda sonora porque son notas, melodías e instrumentos. Pero luego, en cambio, tienes los poemas de Pablo Neruda; y se ha descubierto en su libro autobiográfico que abusó sexualmente de una mujer cuando fue cónsul en África. Y claro, como puedes separar los poemas de amor de Pablo Neruda, de la idea de que abusó sexualmente de una mujer.

Yo sí que estoy en contra de toda la dinámica de la cancelación, a no ser que esa persona sea realmente mala. Pero no cancelaría una obra por las ideas de ese autor. Esas ideas pueden ir en contra de otras ideas, pero son eso, ideas. Visiones distintas del mundo y si son desde el respeto. También creo que hay muchos autores que están opinando desde el desconocimiento. No tiene sentido juzgar con  la moral de hoy lo que se hacía hace siglos, no creo que debamos cancelar a Aristóteles, por ejemplo. No me gusta entrar en este juego de cancelar a un autor porque en su momento dijo tal cosa. Tú puedes gastarte tu dinero en lo que quieras.

Otra cosa es, que ahora  nos hayamos dado cuenta de que a algunos autores los teníamos idealizados, y que una cosa es que te guste su obra y otra muy diferente es que ese autor sea dios y tenga una moral intachable y que todo lo haga bien. Las personas somos seres humanos, que tenemos nuestras opiniones, más o menos controvertidas, tenemos nuestra visión del mundo y pues, si a ti te gusta la obra, te gusta la obra y no el autor. Si te es imposible no leer la obra sin pensar en el autor, no la leas que hay más historias de otros artistas.

P: A la literatura juvenil siempre se le ha tenido un poco apartada y no se la tomaba muy enserio ya que a ojos de muchos no hablan de temas trascendentales y que solo llenan de pájaros las cabezas de los que los leen. A pesar de que está ganando mucho peso con el paso de los años y con las aportaciones de los escritores, ¿se sigue estigmatizando la lectura juvenil?

R: El tema de la literatura infantil y juvenil es que lo que se juzga no es a la literatura en sí, sino a los jóvenes. En el momento en que los despreciamos a ellos y a sus inquietudes, su visión, lo que piensan; todo eso provoca que despreciemos todo lo que vaya destinado a ellos. Así que yo diría que el primer paso es entender que no tenemos que tutelar la vida de los jóvenes y que ellos tienen sus propios gustos, inquietudes, frustraciones y su propia visión del mundo que es distinta a la nuestra y que hay que respetarla. Partiendo de ese paso, podremos considerar y valorar todo ese mundo.

Aparte, creo que cada vez está mejor considerada, porque nos hemos dado cuenta de que no es una literatura de prescripción escolar que tocan temas concretos y terminan con una moraleja. Hoy en día vemos que la literatura puede ser de muchas maneras, no tiene porque ser educativa o formativa, puede tocar muchos géneros, porque parece que se basa solo en romántica adolescente y no.  Igual sí pecamos de juzgar aquello que no nos ha tocado, como por ejemplo Wattpad. A mí no me tocó ese momento de leer todos los fanfics de la plataforma, y ahora está cambiando mucho el panorama literario. Entonces creo que se está valorando más y que en gran parte es gracias a toda una generación de jóvenes que se criaron sin esos prejuicios y que están intentando no transmitirlos

P: ¿Crees que se debería cambiar en los colegios e institutos las listas de libros obligatorios y optar por opciones más contemporáneas para incrementar la lectura en las aulas y así en la juventud?

R: Pues depende. El tema del fomento de la lectura en los institutos es muy complejo. No es tanto el problema de la obra que se escoge sino como se trata. El tema es que les pedimos a los jóvenes que se lean un libro por trimestre, pero el libro no se trabaja en clase, que lo entiendo porque el temario de esas asignaturas tienden a ser muy densos y no pueden quitar tiempo de explicación. Todo se resume a léete este libro que el examen es tal día. Todo radica en eso, en cómo impartimos la literatura. Si el libro a tratar fuese, en vez de “La Celestina”, “Memorias de Idhum”, estaríamos dando opciones que llamarían más la atención de los estudiantes por la temática, el lenguaje, los personajes.

Yo no me posiciono ni en contra de leer esos clásicos, ni tampoco a favor. Todo radica en el método. Sí que es verdad, que la edad es algo fundamental, a partir de bachillerato tú puedes leer cualquier cosa. Pero niños de once o doce años a lo mejor no están preparados para leer “La Celestina”, por el hecho de enfrentarse a un texto así. Creo que habría que repensar todo el sistema.

P: Algo que me llama la atención es que todos los escritores al sacar un libro siempre dan dos fechas, una para su país natal, y otra para Latinoamérica. Si buscas en internet, encontrarás porcentajes de que es uno de los continentes que más promueve la lectura y que más libros se lee por persona. Sin embargo, es de los países que más tarde recibe libros. ¿De qué depende su difusión a estos países y su retraso?

R: El retraso se basa en donde esté el foco de producción, si la fábrica está en España, es una gran inversión llevarla a Latinoamérica. No es como una película que envías la cinta, incluso por internet hoy en día: es más una cuestión de producción y difusión. Yo mi novela sí íbamos a lanzarla allí al mismo tiempo porque la iban a imprimir allí directamente. Yo publico con una editorial muy potente que allí tiene una filial, pero no siempre es así. Y al final, por el tema del coronavirus, cuando aquí se estaba publicando en julio, allí estaban pasando por el pico de la pandemia, entonces estaba todo cerrado. Esto es algo que pasa también a la inversa, en parte porque el mercado está copado por la literatura anglosajona, a nivel de que toda nuestra producción está condicionada a eso, a que es muy arriesgado traer algo que no sea anglosajón. Igual que es muy complicado entrar en su mercado porque es que tienen tanta producción que el que te publiquen en Estados Unidos es algo casi imposible con todo lo que hay ya allí.

P: Imagina que un día apareces en otra dimensión o en otro planeta que no conocen la escritura ni los libros y decides escribir el primero. De todos los libros que conoces, ¿cuál escribirías y por qué?

R: Vale, pues yo escribiría, “El Principito”. Creo que es una historia que habla de unos valores muy universales que podría entenderlos cualquier cultura del mundo; y a parte, sería una buena manera de introducir una especie de mitología. Sería interesante hablar de un príncipe que se mueve de planeta en planeta porque quiere proteger a una rosa, que son conceptos bastante básicos.

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