La música tiene el poder de rendir homenaje al pasado pero también al presente e incluso al futuro. Esto es lo que fue capaz de hacer Miguel Poveda en la noche del pasado cuatro de septiembre acompañado de su fiel amigo: el flamenco.
Manteniendo siempre las correspondientes medidas de seguridad, el recinto hípico estaba completo sin poderse contemplar siquiera una silla libre. Cabaret Festival abrió sus puertas a un público muy diverso y de todas las edades, el cual se volcó gratamente con el artista en una velada tan especial.
Mandando un total agradecimiento a todos los trabajadores que velan cada día por nuestra salud y seguridad, “¿De qué manera?” es el título con el que Miguel Poveda inició su concierto en Mairena a las 21:50 de la noche.
“Estoy muy feliz de que hayan respondido de esta manera. Este festival, con rigor y compromiso, sigue apostando por la música en directo y eso lo cuenta la atmósfera que crea. No he querido quedarme en casa. Sin la cultura y sin la música no podemos subsistir”, lanzó el cantante un breve reconocimiento a Cabaret Festival, que está haciendo posible el mantenimiento de la cultura por toda la comunidad andaluza.
Quienes mejor lo conozcan sabrán qué significa Federico García Lorca para el barcelonés. “Mi Dios y mi guía. Un ejemplo de arte y libertad”, así es como describe a uno de los grandes literatos españoles. Como buen amante de la poesía de Lorca le dedicó “Alba”, uno de los poemas que se ve incluido en forma de canción en el álbum “Enlorquecido”.
El barrio badalonés Bufalá fue testigo de los orígenes de Poveda, quien recuerda los veranos de su infancia bajando al portal con la gente mayor para escuchar las cintas de Chiquetete, María Jiménez, Marifé, Rocío Jurado… Haciendo referencia a todo su vecindario, donde la gran mayoría era de procedencia andaluza, quiso dedicar canciones como “Mi amigo”, “En el último minuto” o la tradicional “María de la O” a todas aquellas personas que todavía sueñan con volver a su tierra.
Además, Miguel quiso inculcar al futuro que la música es sinónimo del arte de compartir. Por ello, el evento contó con la actuación de Antonio Villar, hijo del cantaor gaditano Juan Villar. Juntos entonaron “¡Qué borrachera!”, una bulería de Jerez que dedicó a algunos compañeros y amigos que se encontraban allí presentes como el bailaor Juan Paredes o la cantaora Esperanza Fernández.
Recordar a su padre siempre le crea una emoción difícil de controlar pero no le dejó atrás. Sus cenizas permanecen en la capital hispalense y es por esto que “Triana, Sevilla y el puente van a estar siempre en su corazón”. De la mano de un invitado muy peculiar como fue el guitarrista francés Antonio Moya, “Con qué fatiga” o "Triana, Puente y Aparte" eran las canciones que envió al firmamento para que las escuchara su padre.
“Quiero un toro bravo en su muerte” de Camarón, “Otro camino” de Los Chichos y una pluralidad de canciones de artistas como Bambino o Marchena, entre otros, sonaron como regalo que Miguel Poveda quiso hacerles desde el respeto a todos ellos. Incluso se conmemoró a Paco de Lucía con la ayuda de Joan Albert Amargós al piano.
Sorprendió a los asistentes con la utrerana Mari Peña cantando “Voy a perder la cabeza por tu amor”. Finalmente, le puso voz a “Dame la libertad” y pronunciando dicho título con ritmos aflamencados es como se despidió de sus seguidores.
“El Londro” a la guitarra, Jesús Guerrero tocando las palmas, una copla tras otra, el ambiente creado, Andalucía y el flamenco fueron los personajes de la película de la que Miguel Poveda fue protagonista cantando sus raíces y sueños y teniendo presente a los grandes referentes que le han hecho evolucionar en su carrera musical.
En definitiva, Miguel Poveda mantuvo la esencia de su puesta en escena sin dejar indiferente a los espectadores que pudieron evadirse por unas horas del exterior y vivir, como el cantante les sugirió, “el aquí y el ahora”.