Kate Morton publicaba en 2008 El jardín olvidado, un libro que logró situarla entre una de las escritoras más reconocidas mundialmente. Tras él, numerosas historias atraparon a millones de lectores que a día de hoy siguen sus tramas de cerca ansiosos de conocer de qué nuevos personajes van a enamorarse, como ocurrió con El cumpleaños secreto o su libro más reciente, La hija del relojero. Sin embargo, hoy vamos a recordar las razones por las que El jardín olvidado logró cautivar a lectores de todos los continentes.
La escritora ha encontrado una fórmula mágica que hace que todas sus tramas sean irresistibles, que es la combinación del pasado y el presente, haciendo que ninguno se entienda sin el otro y que ambos se encuentren para sorprendernos cuando menos lo esperamos. En esta trama, nos situamos en diferentes años, siendo los principales 2005, 1975 y 1914. Por un lado, en la fecha más cercana a la nuestra, se nos presenta Cassandra, una joven que, con un pasado un poco traumático, hereda tras el fallecimiento de su abuela una cabaña abandonada en Cornualles, Inglaterra. Su curiosidad y la responsabilidad que siente por resolver el pasado de su abuela Nell harán que se embarque en un viaje para desenmascarar qué fue aquello que impulsó a su abuela comprar una casa tan lejos de su hogar, Australia.
Por otro lado, situándonos en 1975, es revelada la verdadera razón por la que Nell dejó todo lo que tenía durante unas semanas en su pueblo australiano. De nuevo, nos situamos en Cornualles, siendo esta vez la abuela de Cassandra la que nos lleva a iniciar una búsqueda de lo que ella considera lo más preciado: su pasado. Por último, en 1914 encontramos ante nosotros la historia de Eliza, una niña pobre que tras años de miseria y escasez, su vida da un vuelco cuando un hombre la lleva a una mansión que según dice, pertenece a su familia.
Como siempre, la autora nos hace recorrer con ella distintas épocas de la mano de diferentes mujeres, indiscutibles protagonistas de todas sus historias. Como con cada una de sus novelas, la manera en la que nos introduce el misterio a resolver, siempre cercano y relacionado con secretos familiares, hace que te adentres de lleno desde la primera hasta la última página, pues la forma en la que combina todos los tiempos hasta hacerlos coincidir, en ningún momento resultan confusos para el lector. Por el contrario, sus palabras hacen que ni siquiera se tenga que recurrir a mirar la fecha en la que te sitúa, pues marca muy bien la personalidad de cada uno de sus personajes para reconocer inmediatamente de quien se trata.
Por otro lado, algo que cabe destacar es que la forma en la que conocemos la historia es en tercera persona, lo que no impide que conozcamos y nos adentremos en los pensamientos y sentimientos de sus protagonistas. La autora, con especial mimo, logra que puedas sentirte identificada con todos los personajes, pues podemos sentirnos en la piel de una niña a la que la vida en pocos momentos le sonríe, a la vez que bajo la inseguridad y fragilidad de una joven que nunca ha podido ver la luz del sol pese a su riqueza, al mismo tiempo que somos una mujer de avanzada edad que viaja desesperada por conocer su pasado y una chica que logra enamorarse cuando lo creía todo perdido. Ese es el poder de Kate Morton, reconocerte en ellas pese a las diferencias que puedan tener entre todas.
Por otro lado, de nuevo nos sitúa en Inglaterra, lugar preciado para la autora, pues sin duda se trata de un elemento esencial en sus novelas. La manera en que describe cada uno de los espacios que se recorren a lo largo de la trama logra conseguir una sensación cercana a la familiaridad, pues a medida que avanza la novela crees estar viendo en todo momento los lugares que aparecen, hasta tal punto que crees reconocer sus calles en tu mente. Además, no podemos dejar atrás la especial sensación que deja el final de la novela, pues como en cada una de ellas, hace que la nostalgia te invada pensando en el pasado y en la familia, al mismo tiempo que deja paso a la alegría y por último a la satisfacción, al ver el misterio resuelto de una manera tan adecuada.