Tras nacer en Hamburgo, este alemán pasó toda su vida en la capital francesa con todo lo que esta le aportaría.
En sus primeros años en el mundillo, diseñó para la casa Chloé, colaboró para Fendi y creó su propia marca de ropa. Pero lo que de verdad marcó un antes y un después en la vida del diseñador, fue cuando en 1983, pasó a ser diseñador creativo de la maison francesa para seguir el legado otorgado por su creadora, Coco Chanel.
Con este hecho, Karl pasó a ser toda una imagen e icono; era reconocido por su coleta, guantes de cuero y gafas de sol. Resultaba enigmático y muchos lo tachaban de excéntrico e incluso antipático, pero era solo la esencia tan inefable que lo caracterizaba a él y a sus creaciones. Tan grande fue su éxito que fue considerado el “káiser” de la moda.
Durante toda su vida, se rodeó de una élite de modelos y personajes, de las cuales, muchas de estas mujeres fueron consideradas sus musas. Hablamos de mujeres de la talla de Claudia Schiffer, Linda Evangelista, Stella Tennant o Keira Knigtley, entre otras.
Sin duda, este mundo nunca podrá olvidar el famoso traje de chaqueta y falda, un atrevimiento y un paso adelante en la moda o el Little black dress, otra de las grandes invenciones de la casa, además del uso de joyería vintage o complementos y prendas fuera de lo común para saber arriesgar, ya que casual o sencillo no eran palabras que describieran el estilo de este diseñador.
En definitiva, Karl ha supuesto una revolución de imaginación e interpretación, como decía en estas palabras que quedarán siempre en nuestra historia: “La moda es un lenguaje que se crea así mismo en la ropa para interpretar la realidad”.
