Victoria's Secret ha sido la firma de lencería por excelencia de celebridades y estrellas pero al mismo tiempo también de personas corrientes, con las que solo el hecho de adentrarse en una de sus tiendas podía alimentar el sueño envuelto de seda y diamantes que había creado la marca: ser un ángel, una supermodelo, ser una de esas mujeres que veían cada año en las icónicas pasarelas. La firma ha creado en nuestro imaginario colectivo la idea de lo que es ser sexy, pero ¿es esta la correcta?
Victoria’s Secret nace a principios de la década de los 80 en San Francisco, de la mano de su fundador Roy Raymond, a raíz de la necesidad de crear una tienda exclusiva de lencería femenina enfocada a los hombres para que pudiesen adquirir estos artículos para sus mujeres, ya que hasta ese momento su compra se limitaba a los gélidos grandes almacenes.
No es hasta agosto de 1995 que empezaría el icónico desfile anual de Victoria’s Secret, la marca abrió su fashion show en el Hotel Gran Plaza de Nueva York junto a las supermodelos Stephanie Seymour, Veronica Webb e Ingrid Seynhaeve ataviadas simplemente con bralettes y accesorios sencillos, sin ningún precedente a lo que sería en un futuro. En 1997 surgiría el afamado término de ángel de Victoria’s Secret con las caras de las modelos Tyra Banks o Daniela Pestová. Cada año se perfeccionaban más los shows cuidando cada detalle, desde actuaciones en vivo de artistas del calibre de Taylor Swift, Selena Gómez, Harry Styles o Lady Gaga, a las piezas más exclusivas y estimadas que portaban las supermodelos o más bien los ángeles. Así es el caso de Gisele Bündchen en el show de los 2000, la supermodelo brasileña lució un "fantasy bra" valorado en 15 millones de dólares, con diamantes y rubíes incrustados.
La firma estaba en la cúspide de la moda, coronada por el prestigio y la fama de sus modelos, las cuales solo unas cuantas llevaban a sus espaldas las impactantes alas de ángeles. Victoria’s Secret definió el concepto de la lencería y sus ángeles dominarían desde las revistas hasta las calles. Sin embargo, de la cúspide al fondo hay un solo paso, después de años de esplendor y subida, en 2016 las ventas se desploman, aparecen nuevas marcas de lencería más frescas y adaptadas a la nueva mentalidad de los consumidores. En 2018 el directivo Ed Razek hizo declaraciones tránsfobas y en contra de las modelos de talla XL, mientras que la flamante marca de lencería de Rihanna, Savage Fenti, lanzaba a pasarela a personas reales, con diferentes tipos de cuerpo, sexo y género de manera genuina y verdadera. Esta falta de diversidad, la mirada sexualizada de la mujer y las sucesivas polémicas que atormentaban a Victoria’s Secret desembocaron en la retirada de sus Fashions shows en 2019.
El surgir de una nueva lencería
Pero como un ave fénix, la controversial firma renace de sus cenizas y vuelve a abrir sus alas en agosto de 2021, anunciando su rebranding con modelos de diferentes tallas, edades y cuerpos, alzando el lema del empoderamiento femenino y lencería más discreta, dejando atrás los brillantes diamantes y rubíes. No todo vale, la polémica no se acalló con un simple cambio que debió implementarse hace años, sobre todo potenciado desde el movimiento #MeToo.
Los ángeles de Victoria’s Secret desaparecieron con este rebranding y el protagonismo parece ser de modelos como Adut Akech o Paloma Elsesser. Aun así, recientemente han rescatado a las supermodelos de los 90s y 2000 como Naomi Campbell, Adriana Lima o Gisele Bündchen, ¿necesitaban de nuevo a las antiguas leyendas para mantenerse relevantes en una industria de constante cambio? El último movimiento comercial de la marca se trata de la reinvención de su icónico desfile anual con la producción de un documental que verá la luz en septiembre. El llamado Victoria’s Secret World Tour pone el enfoque en las mujeres, la marca ya no está encuadrada hacia los hombres y su visión sexualizada a los cuerpos femeninos, ahora es la mujer la verdadera protagonista de la historia.
¿Es suficiente? ¿La sociedad a día de hoy sería capaz de perdonar a una marca que ha estado envuelta en acciones conjuntas a Jeffrey Epstein, pederasta y depredador sexual? Una marca que, además, ha tenido como esencia en pasarela cuerpos imposibles de mantener, ha creado cánones inalcanzables para las mujeres más jóvenes y un ideal de belleza controlado por una directiva mayoritariamente de hombres a cargo de una firma de lencería femenina. No es suficiente con contratar a unas cuantas modelos y hacer campañas y vídeos en los que aparezcan sonrientes y llevando el lema de naturalidad. El supuesto cambio de Victoria’s Secret no se siente genuino, es una transformación vacía que aún necesita de los antiguos ángeles para seguir en el aire.