El inconfundible aroma de las violetas hace saltar las horas de horizonte en horizonte, en Chapecó aun suena You Want It Darker de Cohen. El destino no hace acuerdos, del yunque del tiempo llegan ecos distantes de Faith, mientras la inminente Noche Vieja perfila la encarnación del fin y el comienzo. Porque 2016 fue como Lazarus de Bowie, una especie de himno de muerte y resurrección, el de doce hojas de calendario en las que el 14 de Johan dejó al mundo del fútbol sin balón y al cine sin Leia, su princesa rebelde. Vivió intensamente el año que se marcha para nacer y morir en el calendario bajo los sones de Purple Rain de Prince. Flotando como una mariposa y picando como una abeja, con "Me. We", el poema más corto de la historia recitado por Ali. Repleto de historias de ayer, para con Loco por verte de Manolo Tena, despedirse y dar la bienvenida a un 2017 disfrazado de mañanas que aspiran encontrar liberaciones anheladas.
Los años no han sido creados para permanecer por siempre, pero las efímeras vivencias humanas aspiran al menos alcanzar la perpetuidad en la escasa memoria del tiempo. Eso es al menos lo que se desprende del balance deportivo de un brillante año 2016, oscurecido en buena medida por el triste balance humano, que lo convirtió como siempre en un tratado temporal de absoluta ausencia de empatía. El terror es una palabra muy pesada que hace temblar a un mundo que aparenta vivir una Paz ficticia, palabra demasiado grande como para emplearla con tanta ligereza, pues en el patio de la vida humana Caín sigue matando a Abel cada mañana. Ni en una piedra de la Sierra Maestra cubana, ni en la Torre Trump se encuentra la respuesta, pues a todos los gastó el tiempo y los tapó el barro de una ecuación que se resuelve en el interior de la condición humana.
La catarsis de 2016
El deporte fue concebido tradicionalmente como cultura física, pero gracias en gran medida a Paul Weiss, uno de los padres de la filosofía deportiva, comenzó a adquirir conceptos filosóficos a tal punto de convertirse en un modo de auto realización humana. Hoy existe la ética del deporte llegando a extremos tales que las reglas del juego de la vida en las sociedades capitalistas están entrometidas dentro de las reglas del mismo. Es el deporte por tanto un elemento de ocio, catarsis, refugio y evasión, por ello en una noche ya lejana de enero del ya avejentado 2016 alguien dejó caer el primer nombre del balance de todo un año. El de Stephane Peterhansel ‘Monsieur Dakar’, que agrandó su leyenda conquistando por duodécima vez el Dakar.
En la gran mascarada de febrero, en aquellas noches que oyeron el rumor de la fantasía del All Star de la NBA, el adiós del legendario Kobe Bryant, dejó el inolvidable rastro de la Mamba negra; mientras, en el Levi's Stadium de Santa Clara, California, el viejo Peyton Manning apoyado por una gran defensa, lideró a los Broncos en el triunfo por 24-10 sobre los Carolina Panthers. Guarismo con el que devoraron la Superbowl, gracias a un veterano quarterback de 39 años que se enfundó el disfraz de Dorian Gary, demostrando así que la edad no es una barrera insalvable para los sueños. Todo un espectáculo, similar al del rodar del pequeño balón con el que los chicos del fútbol sala español recuperaron el trono perdido en 2014, doblegando a Rusia en la final de Belgrado, en la que lograron su séptima Eurocopa.
Entre estaciones, coincidiendo con el final de los grises de invierno y la llegada de las luces de la primavera, Inglaterra, el 'XV de la Rosa' logró su segundo Grand Slam con su triunfo en el torneo Seis Naciones. Javier Fernández, que en enero obtuvo su cuarto oro consecutivo en los Campeonatos de Europa, demostró ser el Fred Astaire del patinaje sobre hielo y, que los grandes bailarines no son geniales solo por su técnica sino por su pasión. Guiado por la voz de Frank Sinatra revalidó su título mundial tras superar al japonés Yuzuru Hanyu. Con las lluvias cálidas de abril se llevó el Scudetto hasta sus vitrinas la Juventus de Turín, mientras el Bayern de Pep Guardiola se aseguraba la Bundesliga.
El dos de mayo la Premier volvió a demostrar que es la competición liguera más compleja y la que depara más sorpresas, pues el Leicester corroboró su condición de equipo milagro logrando incluso una gesta mayor a la conseguida en la temporada 2014-15, en la que se salvó del descenso ganando seis de los siete últimos partidos. No en vano bajo la dirección técnica de Claudio Ranieiri, el Leicester City coronó una temporada gloriosa culminada con la histórica consecución del título de Liga, motivo por el cual se ganaron la simpatía de muchos seguidores del planeta fútbol, que identificaron ese rayo de esperanza que dice que en el deporte muchas veces la perseverancia unida a la buena planificación sirven para superar a otras entidades con mucho mayor peso histórico y económico.
En Basilea el You'll Never Walk Alone quedó ahogado por el Y Sevilla, Sevilla, Sevilla, aquí estamos contigo, Sevilla; Rey indiscutible de la Europa League con cinco títulos en diez años. El Barça que quiso ser también rey de Copas se quedó con el doblete. En el mes de la flor se instaló de forma definitiva la Felizidane en Conchaespina, pues el Madrid con la serena sabiduría del otrora genial futbolista galo, volvió a proclamarse campeón de la Champions en Milán. Todo ello en una final castiza en la que se amplió la leyenda negra del Atleti y, en la que Ronaldo detuvo el latido a latido rojiblanco transformado en la tanda de penalti el gol con el que abrió la botella de la mejor cosecha de títulos de su carrera. Cristiano, el Narciso del fútbol se convirtió en el primer futbolista de la historia en obtener en el mismo año la Eurocopa, la Copa de Europa, el título Mundial de clubes y el Balón de Oro.
En junio Garbiñe Muguruza conquistó París y a toda la afición española venciendo ante una escultura morena llamada Serena Williams. En la Copa América Centenario el buen fútbol volvió a demostrar su estado de crisis, dejando tan solo retazos de su belleza. Leo Messi por su parte agrandó su quimera, entrando en franca depresión tras caer nuevamente ante la Chile de un inmenso Claudio Bravo, que a los once metros se convirtió en un monstruo de siete cabezas y siete brazos, que puso a su país patas arriba y a Messi al borde de la rendición.
En julio Bruno Hortelano conquistó la medalla de oro en los campeonatos de Europa de atletismo, en la prueba de 200 metros lisos con un ‘tiempazo’ inédito en los legajos históricos españoles de la velocidad: 20.45 segundos. Los Cavaliers de LeBron James hicieron historia remontando un 1-3 y ganaron el anillo de la NBA tras imponerse 89-93 a los Golden State Warriors, en la casa de Stephen Curry, ‘la muerte negra’ que no pudo con Lebron, indiscutible MVP de las finales con un triple-doble. En Francia con la sombra del terror y la realidad de la violencia del fútbol fuera de los estadios, el buen juego se ausentó durante buena parte del campeonato, al punto de que la táctica acabó imponiéndose, devolviendo a Portugal lo que el fútbol le había negado en 2004. Fernando Santos le ganó la partida a Didier Deschamps y Éder silenció Saint Dennis, acabando con un zapatazo con el sueño de la selección francesa. Chris Froome volvió a sorprender a todos dando una lección de concentración y ciclismo a todo el pelotón. El amarillo fue suyo en propiedad, también el cielo de París, el ya conocido como Sky, que trabajó duro para el que comenzó a ser conocido como el 'Houdini de las dos ruedas' por sus trucos de magia sobre la bicicleta. Especialmente en Bagnères-de-Luchon, donde se vistió de líder después de una sensacional exhibición en el descenso del Peyresourde.
A Río de Janeiro llegó Prometeo y su ardiente metáfora olímpica, con un Sambódromo encendido en llamas y Maracaná como teatro de los sueños fueron muchos los atletas y deportistas que brillaron. Michael Phelps, ‘el hombre pez’ obtuvo una marca legendaria con 28 medallas y se consagró como el deportista más laureado de todos los tiempos en los Juegos Olímpicos. En aquellos reinos clorados de Poseidón, la precoz Katie Ledecky siguió su estela muy de cerca. Dicen que gracias a los métodos de entrenamiento de Bruce Gemmel, pero sin el talento y la capacidad mental de la sirena estadounidense jamás habría conseguido aquellos cuatro oros con tan pasmosa facilidad. De Marfil negro parecieron ser tallados Simone Biles e Usain Bolt, el hombre rayo con pies de guepardo volvió a demostrar que es el animal más veloz de todos los atletas y el mejor velocista de la historia, mientras que la niña de sonrisa inmensa y piernas de titanio de bario y estaño, demostró que la alquimia aún existe y se puede trasmutar el dolor de una infancia difícil en oro.
Carolina Marín la cara elegante y racial del deporte minoritario, la estilizada figura de la “Garza Real del Bádminton”, cuya leyenda anida y vuela en las marismas del sur de España volvió a ser leyenda en Río; mientras, en 200 mariposa Mireia Belmonte, hija de Nereo y Doris, ninfa dulce de un mar de cloro, se colgó un nuevo oro. Sin apenas hacer ruido Saúl Craviotto elevó el mito del piragüismo español con su estampida y coordinación milimétrica sobre las aguas brasileñas. Y en Brasil, país en el que el fútbol forma parte de la identidad del pueblo, Neymar y sus compañeros ahuyentaron los fantasmas de un nuevo Maracanazo con la conquista de la primera medalla de oro olímpica de la historia para la ‘verdeamarelha’. Finalmente bajo la llovizna carioca y los ecos de la deslizante samba de sus huesudas piernas, el keniano Eliud Kipchoge, gran dominador del maratón en el último decenio, se consagró campeón olímpico atravesando las puertas del Sambódromo en plena batucada.
Cuentan que no existe nadie que pise con mayor firmeza el suelo que un atleta paralímpico, son ellos los verdaderos portadores de la antorcha del espíritu olímpico, es más, son los Paralímpicos los Juegos verdaderos, y septiembre fue la página del calendario en la que la luz interior de sus deportistas consiguió transformar el término minusvalía en ‘supervalía’. La española Teresa Perales, que en lugar de brazos siempre tuvo aletas, fue uno de los grandes referentes de todo ello aumentando su increíble palmarés a 26 preseas.
En las botas de Falcao, genio del Parque Edu Chaves, reside el pozo del secreto de la magia del deporte de las pequeñas esencias. Aquellas con las que Ricardinho demuestra que el fútbol sala es un deporte especial, tan especial como para despedir al controvertido Alessandro Rosa Vieira en un mundial en el que Argentina abrió una página de oro, coronándose campeona del mundo, tomando el relevo de España y Brasil. Marc Márquez pasó de ser un grandioso piloto que vivía entre los límites del cielo y el infierno que delimitan el hilo de alambre del asfalto, a aprender a vivir lejos del suelo, consiguiendo madurar su pilotaje al punto de que portó una calculadora en la cabeza que le permitió valorar tanto las victorias como los puntos. Por ello y porque Honda progresó en el momento adecuado, Marc revalidó su título de campeón del mundo.
En el rugido de los motores la Fórmula 1 es la reina, pero de su Gran Circo surgen voces que ponen en duda su condición de deporte. No hay lugar a la duda, es un deporte al que quizás la tecnología desplaza cada vez en mayor medida a las manos del piloto, produciéndose tremendas desigualdades sobre la pista. Y en este 2016 solo hubo un coche, una escudería, Mercedes, y dos pilotos: Lewis Hamilton y el alemán Nico Rosberg, vecino de taller que supo aguardar su momento y tras dos subcampeonatos seguidos alcanzó al fin el sueño de proclamarse campeón del mundo en el GP de Abu Dabi. La fe ganó la Copa Davis, Argentina se hizo con su primera Ensaladera tras una espectacular final contra Croacia en la que Del Potro La ‘Torre de Tandil’ y Delbonis se erigieron en héroes nacionales. El equipo albiceleste demostró que siempre el coraje es mejor, y que la esperanza nunca es vana.
A pocas fechas del final una lección emerge como gran enseñanza, es preferible mil veces sonreír aunque se pierda, porque el fracaso no es una opción en el deporte. No todo el mundo puede ganar en una actividad humana que persigue la gloria, pero que desprende aromas de superación, pues el deporte es una historia de banderas que pese a los violentos, posee la capacidad para unir y borrar fronteras. Y a las puertas de la frontera de un nuevo año, Magnus Carlsen volvió a subirse al trono del ajedrez mundial imponiéndose en un tenso match a Sergey Karjakin.
2016 será dentro de muy poco de esas cosas que el tiempo sabe olvidar y estas líneas quedarán guardadas en el fondo del cajón de un papel en blanco. Se las llevará el tiempo, el tiempo, que es el olvido y la memoria, pero quedará siempre una lectura positiva merecedora de ser rescatada del desván. La asiduidad y la perseverancia son irresistibles, y con el tiempo derrocan y destruyen a las mayores potestades, pues el tiempo es amigo y asistente de quienes usan su buen tino para aguardar su oportunidad. Justo lo que hizo Andy Murray, que agazapado en su resto con mira telescópica y silenciador, demostró ser tan eficaz como la tortura de la gota china, esa gota de agua constante, aparentemente inofensiva pero capaz de perforar una roca. Tanto como para lograr desbancar del número uno mundial del tenis a Novak Djokovic.
En busca de un Año realmente nuevo
En algún punto del planeta alguien ya contó los días, alguien ya sabe la hora de la muerte de un año 2016 con las líneas torcidas. En la Puerta del Sol para la luz de 2017 no hay premuras ni demora, el Año Nuevo se celebrará como siempre, con los mismos rituales. Por delante 365 días para un deporte que es el motor de muchas vidas que aspiran a comenzar y crear objetivos como una página en blanco, para ver qué surge de ello. Páginas de calendario para volver a ser, pero muy especialmente para trabajar e investigar en la dirección de que todos los días y metas de nuestras vidas se conviertan en algo nunca visto, algo realmente nuevo. Premisas indispensables para que 2017 se convierta en especial y VAVEL, aferrado a ese sueño, seguirá ahí para contarlo.