Decía Blair Waldorf en Gossip Girl que la moda es el arte más poderoso. Y lo cierto es que el poder de transmisión y la capacidad que tiene para conectar con el público en general es mucho mayor que el de muchas otras disciplinas artísticas. La moda, como sabiamente apuntaba la señorita Waldorf, “es movimiento, diseño y arquitectura todo en uno. Muestra al mundo como somos y como nos gustaría ser.” Al final, la moda no es sino un lienzo en blanco en el que el diseñador plasma sus ideas. Y así es como la concibió el diseñador Manuel Fernández, director del Fashion Art Institute que el pasado noviembre inauguró una exposición en el Parlamentarium de Bruselas, la cual finalizará el próximo 15 de mayo. Posteriormente, la exposición se trasladará al resto de países que conforman la Unión Europea.
El proyecto surgió casi como una broma entre amigos. Hace diez años, al diseñador se le ocurrió preguntar al artista Juanjo Castillo que le pintase un traje de novia. Lo que en un primer momento parecía de locura, acabó derivando en el actual Fashion Art Institute, que trata de mostrar a la sociedad una nueva concepción de la moda: aquella que se aleja de ese mundo de bloggers, tacones y cremas hidratantes para mostrarnos lo que la moda es realmente: un arte capaz de evocar, sugerir y enseñar de la misma manera que cualquier otro tipo de lienzo en blanco.
"Todo ha sido estudiado al milímetro y eso es lo que aporta valor"
Sus exposiciones han pasado por museos de todo el mundo, y desde que se inauguró el Instituto, Fernández ha trabajado con artistas como Manolo Valdés o Rafael Canogar, tratando de mostrar las enormes posibilidades plásticas y estéticas que la moda puede ofrecer. Finalmente, el pasado noviembre el diseñador, “cumplió un sueño” e inauguró en la sala de exposiciones del Parlamento Europeo, el Parlamentarium, una exposición que reúne 28 trajes diferentes ilustrados por 28 artistas diferentes. Cada traje representa a un Estado de la Unión Europea, y por ello está ilustrado por un artista procedente del Estado representado.
En el caso de España, el artista elegido para ilustrar el traje que representa a todos los españoles fue Suso 33, uno de los ‘street artists’ más importantes de nuestro país. Su elección es bastante significativa, puesto que, actualmente, el artista lleva a cabo su proyecto “Pintura Escénica en Acción”. En él, aúna recursos provenientes de las artes escénicas, la pintura y el audiovisual, conjugando así diversos aspectos de la comunicación, el arte, la palabra y la imagen, con el fin último de crear una ‘pintura viva’, de la misma manera que Manuel Fernández trata de ‘dar vida’ a la moda.
El diseño elegido para representar a España en la exposición, un traje de flamenca que simboliza la Torre de Babel. Foto: Embajada de España en Bélgica
Para este proyecto, Fernández se inspiró en los trajes de flamenca, llenos de volantes y pliegues, mientras que Suso 33 se inspiró en la diversidad para ilustrar los valores de convivencia de la Unión Europea. “Creamos una Torre de Babel en forma de volantes donde todas las culturas se entremezclan” aseguraba Fernández.
La exposición trata de mostrar al gran público los valores de la Unión Europea desde la perspectiva de cada país. "Hemos estado muy bien arropados para hacer esta colección; todo ha sido estudiado al milímetro y eso es lo que aporta valor" aseguraba Fernández a ElDiario. "Es imposible que pase indiferente".
El traje de Bulgaria, pintado por Valentín Kovatchev, es una oda a las raíces búlgaras y a la historia de su país. Foto: Descubrir el Arte
Para ilustrar estas ideas de progreso, unidad y convivencia, no faltan en la exposición motivos relacionados con la libertad o referencias a la propia cultura de cada país. Este es el caso del traje búlgaro, ilustrado por el pintor Valentin Kovatchev, que se remonta al siglo IX y a la escritura eslava, para él “piedra angular para la integración y el desarrollo europeo”.
Para completar esta oda a la unidad, el Fashion Art Institute organiza talleres para niños y grupos desfavorecidos, donde fomentan su creatividad y les dan plena libertad para desarrollar todo su potencial, que en muchos casos es enorme pero está oculto. Todo un homenaje a los valores sobre los que se fundó la Unión Europea y que van mucho más allá de la mera economía.
