Los inversores siguen sin confiar

El Íbex-35 cerró la primera semana de noviembre con un descenso del 3,3 % y se nivela en los 10.126 puntos. Tres factores conocidos se apuntan como decisivos en el rojo semanal, que no ayuda a llegar a los 10.500 puntos. El primero es un renacimiento de las tensiones en Ucrania. Las tensiones geopolíticas significan inestabilidad, en este caso la proximidad a la Unión Europea quiere decir que en una situación de posible enfrentamiento, los inversores retiran el dinero o no quieren entrar por ser demasiado arriesgado. Durante semanas el conflicto en Ucrania había pasado al segundo plano pero estos últimos días ha vuelto a saltar al primer plano informativo tras la denuncia del gobierno ucraniano de la entrada en el país de tropas rusas. Un entorno turbulento e inestable siempre aparta a los inversores, que ven muy arriesgado entrar a financiar negocios cerca de una zona en conflicto.

El segundo caso es la indefinición del Banco Central Europeo a la hora de tomar medidas expansivas para reactivar la economía. Desde hace meses el organismo que preside Mario Draghi ha estado anunciando medidas para reactivar la economía, como inyecciones de líquido, bajas tasas de interés y compra de activos y bonos públicos. Sin embargo desde el primer momento ha habido sospechas sobre la poca concreción de dichas medidas. Draghi anuncia en su comparecencia semanal que se tomarán medidas, pero no anuncia el qué. Tan sólo hasta ahora se ha completado la primera subasta de la TLTRO, por la cuál los bancos adquieren dinero a muy bajo tipo de interés a cambio de prestarlo a empresas y familias. No está claro el control y como se comprueba este último hecho. Draghi anuncia compra de activos pero no aclara fechas.

El tercer motivo es el test de estrés de los bancos, que todavía arrastra consecuencias. Los malos resultados de los bancos italianos, en un sector, el bancario, muy interrelacionado entre todos (recordemos como los bancos islandeses tenían que prestar líquido a los norteamericanos cuando éstos no disponían de ello tras las famosas hipotecas "subprime" por proximidad geográfica), hace que cualquier pieza que no encaje en el puzzle traiga de cabeza al resto. En este caso los resultados de los bancos italianos fueron bastante negativos (nueve de ellos suspendieron) en los test de estrés, y han arrastrado a todos los bancos españoles a tener pérdidas en la bolsa esta semana.

A pesar de todo, hubo datos positivos, como los de producción industrial y la mejora de previsión de la OCDE para el crecimiento del PIB español en 2015. Grífols logró una subida del 5,55 % y Mapfre, a pesar de presentar resultados negativos, consiguió ganar por efectos del mercado un 3,65 %. En el otro lado, Indra sigue sumando negativos por los malos resultados presentados hace unos días y Abengoa pierde un 12,25 %.

El bono español cae al 2,15 %, situándose la prima de riesgo en los 133 puntos básicos aproximadamente. El jueves llegó a subir al 2,22 % pero esta semana ha sido muy estable. Obsérvese la relación del mercado de renta fija con el variable. Normalmente si la bolsa baja o está convulsa, el bono suele estabilizarse y estar tranquilo. Eso es porque los inversores en momentos de inestabilidad y poca claridad prefieren la renta fija, la de los mercados de bonos del Estado que ofrecen un rendimiento seguro, más que el riesgo de las acciones en la bolsa.

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