La encuesta del CIS en el barómetro de octubre deja un conjunto de datos e informaciones sumamente relevantes para observar el comportamiento de la economía y el sector público español, que explican una percepción más bien negativa de la sociedad española en lo que concierne a la transparencia y los servicios públicos. Si bien se han destacado las intenciones de voto y algunos datos pertenecientes a la política, el CIS valora más que eso, en las 2.469 encuestas realizadas, con una batería de 55 preguntas cualitativas de la que se puede extraer una radiografía precisa de la percepción de los ciudadanos.
Los impuestos son un misterio para el ciudadano
Al igual que en la contabilidad, pero sin la misma relevancia, los impuestos se rigen por unos principios que ayudan a conseguir la eficiencia: entre estos se encuentra el de suficiencia, por el cuál los impuestos deben cubrir los gastos del Estado, el de sencillez, por el cuál se intentan reducir los costes tanto de la Administración como del ciudadano, y sobre todo, el de perceptibilidad impositiva. Este principio dice que el ciudadano debe saber en todo momento cuánto paga, cuánto debe pagar y para qué paga. En la quinta pregunta del CIS se hace referencia a la definición de impuesto por parte de los ciudadanos. Un 48,2 % explica que los impuestos son necesarios para que un Estado pueda prestar servicios públicos.La inmensa mayoría de los españoles (89 %) cree que los impuestos que paga son injustos
Y es una visión correcta. Los impuestos son el ingreso más importante del Estado, en especial, la recaudación del impuesto sobre la renta representa un 50 % de los ingresos totales de España en los presupuestos generales del Estado de 2014. Pero un 38,4 % dice que los impuestos son una obligación del Estado sin saber muy bien a cambio de qué. Se sabe que las cotizaciones a la Seguridad Social son impuestos afectados, es decir, van dirigidos a financiar precisamente ese organismo. ¿Pero dónde va el IVA? En teoría financia otros servicios públicos y actividades públicas, pero el poco eco que tienen los presupuestos del Estado y la baja percepción de los servicios públicos por parte de los españoles hacen que un alto porcentaje no sabe muy bien por qué paga (pregunta 6, un 56,9 % dice que la sociedad se beneficia poco de los impuestos, y en la 7 un 64,8 % considera que las Administraciones dan menos de lo que reciben). En la pregunta 14 se pregunta si los españoles pagan muchos impuestos, cosa que consideran un 68,9 % de los encuestados, ampliando la sensación de percepción de desequilibrio entre lo dado y lo recibido.
La pregunta 15 es especialmente interesante. Se pide si la sensación es que en España se paga más impuestos que en otros países más avanzados de Europa. A pesar que un 29 % considera que no se puede comparar, un 39 % considera que se paga más. Es cierto que la pregunta no es demasiado precisa, y que las personas siempre tienen la sensación de pagar más de lo que reciben, pero es una de las cuestiones que deja más claro el desajuste sensitivo con los impuestos. Obviamente en países como Dinamarca o Suecia se pagan más impuestos, las rentas son más altas y el sector público es más amplio, pero en España se refleja de forma clara la sensación de no saber muy bien para qué se pagan impuestos, y eso es un ejercicio de pedagogía a realizar por el gobierno y las Comunidades Autónomas.
Un 38,8 % considera en la pregunta 8 que para defensa se destinan demasiados impuestos. Es, con mucha diferencia, el sector que los ciudadanos creen que está más sobrevalorado, por detrás le sigue obras públicas con un 17 %. En los presupuestos de 2014 el Ministerio de Defensa gastó 5.745.769,97 millones de euros. Gasta más que el Ministerio de Sanidad, pero las competencias de dicho Ministerio están transferidas a las Comunidades Autonómas, así como educación y cultura. Gastó menos que el Ministerio del Interior (7.296.564,80).
La cuestión 16 tiene especial repercusión para economistas y analistas. Es la percepción que el ciudadano tiene de los impuestos directos e indirectos. Primero hay que diferenciarlos. En el caso de los directos, no hay intermediarios, el dinero va del bolsillo del contribuyente a la Administración. Es por ejemplo el IRPF o la renta. En el caso de los indirectos, el impuesto va antes a otra entidad (un productor por ejemplo) que luego lo pasa a la Administración (el IVA). Prácticamente la mitad (49,9 %) opina que lo mejor sería gravar la renta, por ejemplo, antes que el consumo, y enlazando con esta pregunta, un 88,9 % cree que los impuestos no son justos. En realidad habría que apuntar a la creciente desigualdad en la renta y al hecho que a más renta, más mecanismos de elusión fiscal hay como factor, además de la perenne sensación de injusticia que tienen los seres humanos (la sensación que hay en todos es que se paga demasiado siempre) para la respuesta a esta pregunta, si bien como causa principal de evasión fiscal se apunta a la escasez de empleo y aceptar dinero en “negro” por hacer cualquier trabajo.
Las personas encuestadas consideran que hay solapamiento y poca coordinación entre Comunidades Autónomas y Gobierno central. Lo cierto es que como se apuntaba en anteriores preguntas, hay cierta confusión (no mayoritaria como se demuestra en la pregunta 27) sobre quién posee las competencias en sanidad, infraestructuras, transporte público etc.
En resumen:
- El ciudadano español considera que paga demasiados impuestos, y no sabe donde van a parar. Así una inmensa mayoría estima que los impuestos son injustos.
- Los contribuyentes preferirían que se gravara la renta antes que el consumo.
- Relativa confusión en la distribución de competencias entre Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y gobierno central. La mayoría cree que hay solapamiento de competencias.
Es importante que los órganos de gestión y gobierno usen sus canales para explicar y hacer pedagogía sobre temas que puedan resultar confusos, como el reparto de las competencias entre Estado y Comunidades, el destino de los impuestos y la distribución de los servicios públicos.