La Oficina Federal de la Competencia de Alemania multó a 21 fabricantes de salchichas con 338 millones de euros debido a que se han encontrado pruebas fehacientes de acuerdos entre las compañías para pactar el precio del producto. La forma de realizarse y los casos que han habido de este tipo de acuerdos durante los últimos años es parecida en todos los ejemplos. Las multas han estado proporcionalmente puestas según el tamaño de la empresa y según la colaboración (once de las 21 han admitido la práctica), ya que se encuentran en el grupo diferentes tipos.
¿Por qué se pactan precios?
En el caso particular de las salchichas, sorprende el alto número de empresas implicadas (un total de 21). Normalmente, esta situación se da en circunstancias de pocas compañías controlando un mercado. Quizás uno de los casos más famosos y comentados sea el de las farmacéuticas chilenas Cruz Verde, FASA y Salco Brand, que pactaron subir los precios de algunos medicamentos para enfermedades crónicas que eran de alta necesidad. En ese caso, los consumidores están dispuestos a pagar un precio más alto por algo que realmente necesitan, por lo que la subida de precios pactada repercute en más beneficios para la empresa.
En el caso de las salchichas y la carne de cerdo que ha afectado a Alemania, la disposición del consumidor no es tan urgente como el caso anterior de los medicamentos para enfermedades crónicas, pero las empresas querían estirar al máximo sus beneficios y excedentes y hacían pagar de más tanto a pequeños comerciantes como a los consumidores directos. Es el tercer cártel desarticulado en Alemania este año, tras el de la cerveza y el azúcar. Aparte de engordar beneficios, las prácticas de cártel o colusión impiden la entrada de más fabricantes en el mercado, al no poder competir si no se está en el “pacto”. Hace dos semanas se sancionó la farmacéutica francesa Servier y otras cinco por pactar precios sobre un medicamento para la tensión. En este caso lo que buscaba la farmacéutica era eliminar competencia, ofreciendo a cambio un porcentaje de ingresos, en vez de comprar la patente o la propiedad intelectual.
Un apretón de manos en un hotel
Todos los cárteles conocidos (el de las farmacias chilenas, las cosméticas en España, el de las salchichas en Alemania) tienen en común que se suelen producir desde hace varios años y que suelen ser en un hotel, certificado por un apretón de manos (no se puede firmar ningún contrato al ser ilegal). Son reuniones entre dirigentes de las empresas llevadas a cabo prácticamente en la clandestinidad, con diferentes entradas por diferentes puertas. En el caso de las salchichas, se les llamaba el “Grupo Atlantic” por reunirse por primera vez en dicho hotel de Hamburgo, en principio, “para debatir los precios y condiciones del mercado”.
Las comisiones u oficinas para la defensa de la competencia son las encargadas de juzgar e investigar los casos. A menudo hay dos tribunales, uno que depende del gobierno y otro independiente.
La teoría de juegos y la colusión
Cuando uno está en un acuerdo de este tipo puede tomar dos opciones. Como si fuera el dilema del prisionero, puede confesar, delatar al otro, y ser condenado a una pena menor, o callar pero si es cazado ser castigado con una pena mayor. En el caso de las salchichas, 11 de las 21 empresas participantes han colaborado con la justicia. Si no denuncia nadie pero les cazan, la pena puede ser mayor para los dos. Esta situación ha sido ampliamente analizada desde el punto de vista económico, sobre todo por el economista John Nash (sobre el que versa la película “Una mente maravillosa”).
Ejemplo de tabla con el dilema del prisionero:
Persona 2: Confiesa | Persona 2: No confiesa | |
Persona 1: Confiesa | 5 años para cada uno | 1 año para la persona 1, 10 años para la persona 2 |
Persona 1: No confiesa | 1 año para la persona 2, 10 años para la persona 1 | 2 años para cada uno |