Cómo regalar lectura y no morir en el intento (III): cómo evitar que el librero me venda un libro que no se ajusta a lo que busco
Diseño: Ana Mª Gil 2013. / Foto: Morguefile.com.

Estas fechas son muy dadas a que las librerías estén llenas, y eso perjudica al comprador a la par que beneficia claramente al comercial. ¿Por qué? Muy sencillo: cuando se busca un libro se debe hacer sin prisas, relajadamente y teniendo claro lo que se busca. En estas fechas todo el mundo va acelerado porque, para empezar, compra para otros; en segundo lugar, lo hace en el rato que tiene disponible entre la salida del trabajo y el siguiente quehacer importante del día; y, por último, porque en el momento en que lo ven merodeando mucho pero no compra, tiene al pesado del comercial de sección detrás suyo preguntándole si necesita ayuda.

Estas son las situaciones más habituales que se producen cuando no se han hecho los deberes previamente a la visita a la librería.

“Me han dado el título del libro pero no sé el autor”

Es importantísimo tener los dos datos, título y autor, antes de acudir a la librería. También se debe averiguar qué tipo de libro es para buscar en la sección adecuada. Puede parecer una tontería, pero dos títulos parecidos pueden hacer que una persona que ha pedido por regalo un libro de psicología acabe recibiendo lo último de Joaquín Sabina, solo por haber preguntado a un librero más interesado en vender el libro de moda que el libro que le están pidiendo.

“Este libro no se titula como el que le he pedido. ¡No se preocupe que es ese mismo, solo que le han cambiado el título!”

Es la misma de antes solo que con insistencia. Existen distintas excusas que funcionan muy bien. La del cambio de título “porque han hecho una película”, “éste es más comercial” o simplemente “el autor se ha cansado del título antiguo”, son las más habituales. No hay que fiarse: si el título no coincide con lo que se busca, no se debe comprar. Se puede estar adquiriendo otro libro del mismo autor o de un autor que se apellida igual, o incluso ni siquiera se le parezca. Irene Villa tiene un libro titulado "Aún no es demasiado tarde princesa", algunos libreros lo confunden con el libro de Joaquín Sabina por la letra de sus canciones, he intentan colocar el "Muy personal" del cantante.

“No tenemos ese libro, está descatalogado porque ya no está de moda. Ahora lo que se lleva es este otro, que es mejor”

Continuaciones de sagas por autores que no son el original, libros de otros autores con mismo apellido, títulos descaradamente plagiados de los que se anda buscando... Cuando en una librería no tienen lo que se busca o se les ha terminado, o simplemente no tienen ni idea de lo que se les pide –algo muy típico de las campañas navideñas-, intentan colocar lo que sea con tal de vender algo. Si una persona sale sin nada de una librería por no encontrar lo que busca, probablemente no vuelva por ahí, pero si le venden un libro, el que sea, las probabilidades de que esa persona regrese aumentan. ¿Por qué? Porque el comprador se habrá ido con la sensación de que le han atendido con amabilidad y le han escuchado. Además, si el libro es para otra persona y no le gusta, seguramente le acabará echando la culpa a quien recibe el regalo y no al vendedor con el típico tópico de “es más raro que un perro verde, a mí me han dicho que ese libro es el mejor del momento”. Hay que recordar lo que ya apuntamos semanas atrás: el regalo es para el otro, no para nosotros. Si esa persona es más rara que un perro verde, pues habrá que ponerse en la mente de un ser más raro que  un perro verde a la hora de escoger el regalo. Esto nos lleva a la siguiente situación.

“¡Cómo no le va a gustar este libro! ¡Si le gusta a todo el mundo! ¡Llévatelo que me apuesto la vida!”

Es muy típico de algunos comerciales apostarse la vida por insignificancias. Si fuera en serio no dirían algo así tan a la ligera, pues ya estarían muertos todos. Si el adquiriente sabe seguro que algo no le va a gustar a la persona a quien quiere hacer el regalo o tiene serías dudas al respecto de si el libro es apropiado, no importa lo mucho que insista el librero. Dirá cosas como “qué raro”, “bueno, bueno, tú sabrás...”, “yo llevo mucho en esto y sé lo que quiere la gente porque veo lo que se llevan...”. No importa lo que diga, son solo frases comerciales de marketing, hechas para hacer sentir culpable al cliente por no hacer caso al supuesto experto.

¡Y vuelta la burra al trigo! Puede ser verdad, o no, que se estén llevando ese libro. A veces es una fórmula para los libreros de quitarse de encima un libro que no venden ni a tiros y lleva décadas cogiendo polvo en las estanterías. ¿A quién no le han regalado alguna vez un libro con las páginas amarillentas, del que no conocía el autor ni el título y que la persona que se lo dio, además, añadió la coletilla de “me ha dicho la librera que este es el libro que se lleva todo el mundo” mientras sonríe todo ufano porque cree haber acertado de pleno en el regalo, mientras quien lo recibe está pensando en dónde meter semejante pongo y si va a tener que leérselo para contarle al otro lo mucho que le ha gustado?

“Bueno, si no le gusta, lo puede cambiar”

Cuidado, que esta es peligrosa. Cambiar no es devolver. Si aseguran que se devuelve el dinero, si no se encuentra lo que se busca allí siempre se puede buscar en otro sitio. Pero ¿y si no tienen el libro que interesa? Cambiar un libro que no interesa por otro que interesa lo mismo o menos tampoco es solución.

Bien, como se puede ver, en el fondo no es tan complicado. Para acertar con un libro solo hay que hacer bien los deberes primero y no se tendrá problemas para evitar un título que no se quiera ni por parte del comprador ni por la persona a la que se le quiere regalar. En última instancia siempre quedan las opciones de cambio o devolución, pero no debe considerarse que, por existir dicha posibilidad, ya se está cubierto y que con el detalle vale. No es así. 

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