Los días que nos separan, de Laia Soler
Foto y montaje: Inmaculada Rego | VAVEL.

Abril está obsesionada con sus sueños. Desde que se cruzó con ese desconocido en la biblioteca, él se le aparece cada vez que se queda dormida. En su mundo onírico, el chico es Víctor, un burgués de la Barcelona de 1914, y ella... ella ni siquiera es ella misma, sino Marina, una obrera que vive en el mismo edificio que Víctor. 

Mientras la historia de los dos jóvenes del pasado avanza noche tras noche, Abril lucha por mantenerse al margen de las emociones de Marina e intenta descubrir qué significan esos sueños. 

Laia Soler ha tenido un debut fantástico con Los días que nos separan. La autora nos cuenta una historia que en realidad son dos. Además, comienza con dos personajes... pero en realidad son cuatro. Los del mundo real y los del mundo onírico. 

Abril conoce a un chico en una biblioteca. Apenas cruzan unas cuantas frases, pero cuando Abril se va a dormir esa noche, sueña con él. Pero no está en la actualidad, sino en el pasado. Barcelona, 1914 para ser más exactos. Él es un burgués y ella una simple niñera que también trabaja en tareas del hogar. Todo lo que haga falta para ayudar a su familia. Y, no es que Abril cada noche sueñe con esa vida, sino que cada vez que se duerme, la historia continúa tal y donde la dejó. Esto le llevará a llevar una vida más apartada, casi obsesionada por esa otra vida que no llega a comprender. Pero la historia de Marina y Víctor es tierna, cauta e ilusionante.

Sería como dejar que un árbol muera durante el invierno sólo porque es una época difícil.

Esta novela es sin duda original. Tal vez fallan algunas cosas, como el hecho de que apenas sepamos nada del chico del presente pero sí mucho de Víctor, el del pasado. Al igual que conocemos más a Marina que a Abril. También es cierto que Marina demuestra una fortaleza que no nos demuestra Abril. Aunque también es verdad que la vida de Marina es mucho más complicada que la de Abril.

-¿Que no haga qué? ¿Ser sincero por una maldita vez en mi vida? ¿Ser valiente?.

Tragué saliva. Quiero decirle que el mundo no está hecho para los valientes, sino para los afortunados, y que ser sincero sirve de poco si la suerte no está de tu lado.

Los personajes de 1914 son muy creíbles. Hay buenos, hay malos, pero todos bien definidos y muy distinguidas las distintas clases. Hay veces que te hacen llorar, otras te hacen reír. Comprendes la historia y la acabas viviendo. De los personajes del presente no se puede decir mucho ya que apenas se les conoce, no se les dedica tanto tiempo como a los del pasado. Por una parte, es lógico que una historia cobre más peso que otra, pero no hubiera estado de más contar un poco más. Ademas, ha faltado un poco de ambientación en Barcelona. 

(...) Terminó su frase por él, recordando lo que dijo Víctor hace un tiempo. Que la felicidad nace de uno mismo y que nadie puede hacerte feliz si tú no te sientes así con esa persona.

Una historia diferente, inesperada y muy especial. Y con una obra muy importante relacionada con la novela: Peter Pan, de J. M. Barrie.

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