Hoy en día la gente ve más televisión que lee, eso es, desgraciadamente, un hecho irrefutable. También es un hecho que una de las sagas televisivas de mayor éxito en la última década ha sido CSI. Por muy novedosa que pareciese la idea, solo con remontarnos a las novelas de Conan Doyle, nos damos cuenta de que la frialdad de la escena del crimen ya era un éxito a finales del siglo XIX y principios del XX. Naturalmente esto es algo que influyó claramente en la obra de Agatha Christie, que era ávida lectora de Conan Doyle. Sin embargo, a pesar de tener en común que ambos describen las escenas y basan sus deducciones en las diferentes pruebas que van dejando a su paso como miguitas de pan para que el lector pueda intentar, a su vez, deducir quien ha sido el asesino, no cabe duda de que ella consigue distraer la atención del lector con tramas más humanas e incluso mundanas que atraen también al público femenino y que atrapan a cualquiera de los lectores más incluso que el eje central de la historia, el problema a resolver. Igual que sucede hoy en día en televisión, para muchos CSI es una serie demasiado fría, así que algunos de sus sucedáneos añaden historias con amoríos y más pasión en los personajes recurrentes sin tener, por ello, que renunciar a la minuciosidad de una buena investigación forense. Y es eso precisamente lo que logra Agatha Christie, la cuestión es ¿cómo?
"Una de las mayores suertes que pueden tocarte en la vida es tener una infancia feliz. Yo tuve una infancia muy feliz"
Agatha Mary Clarissa Miller creció en una familia acomodada, y según ella misma tuvo una infancia muy feliz, lo cual no casa demasiado bien con el hecho de tener una imaginación tan desbocada con respecto a todo tipo de desgracias que ha descrito en sus libros. Sin embargo, lo que pudo cambiar ese punto de vista fue su tormentoso noviazgo y posterior fallido matrimonio con el coronel Archibald Christie. Su noviazgo coincidió con su colaboración como enfermera para al Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial, donde pudo ver de primera mano miserias es historias que, de no haber pasado por esta experiencia, nunca se le hubieran ocurrido. Baste recordar que su detective estrella, Hércules Poirot, es un Belga exiliado en Inglaterra tras la guerra y su mejor amigo y compañero de andanzas es un capitán retirado del ejército británico.
Esta claro que Conan Doyle influye en el tipo de obra que quiere presentar y sus vivencias como enfermera abren un mundo de situaciones y personajes, así como le proporcionan un amplio conocimiento sobre venenos, uno de sus sistemas favoritos de asesinato como en “Cianuro espumoso” donde un asesinato intenta ser encubierto como un suicidio. Su tormentosa relación sentimental, por otro lado, es lo que le proporciona ese punto dramático que le falta a las historias de Conan Doyle, si bien es cierto que a nivel estrictamente literario siempre se ha acusado a Christie de no ser una escritora de gran calidad, sin embargo, eso también ha podido favorecer que su obra se haya vendido tanto, ya que muchas veces un estilo narrativo sencillo es más fácil de asimilar por los lectores que un estilo demasiado erudito.
“Jugar limpio con el lector”
Otra de las cosas que destacan en su obra es su insistencia en los detalles. Es posiblemente la madre de las novelas policiacas con detalles. Agatha Christie siempre insistió en que se debía ser honesto con el lector y que las pruebas debían apuntar al culpable. Su destreza a la hora de desarrollar ambientes sentimentales fue tal que llegó a escribir novelas románticas bajo el seudónimo de Mary Westmacott.
Hasta tal punto supo ser dramática, que el día que su primer marido decidió abandonarla, ella desapareció durante más de diez días con la clarísima y maquiavélica intención de que su marido fuese acusado de asesinato. Estaba claro que Agatha Christie no solo aplicaba sus vivencias y conocimientos en sus novelas, sus historias se convirtieron para ella en una forma de defenderse de los envites que le enviaba la vida. Precisamente es tras su divorcio cuando surge el personaje de Miss Marple en su cuento “El club de los martes”, una deliciosa ancianita metomentodo ¿su posible alter ego? Lo cierto es que nunca quiso mezclar a sus detectives fetiche en una historia, pues consideraba que a Poirot nunca le hubiera gustado que una anciana le cuestionase o intentase decirle como hacer su trabajo. Por otra parte, reconoció haberse cansado del belga, igual que le ocurriese a Conan Doyle con Holmes.
Otra de las cosas que influyó en la obra de Agatha Christie fue su constante ir y venir junto a su primer marido que le permitió conocer otros países y colonias del imperio británico y en particular, su segundo matrimonio, éste mucho más exitoso, con un arqueólogo, Max Mallowan, al que conoció durante una excavación. Fue posiblemente el germen de una de sus más famosas novelas, “Muerte en el Nilo” que escribiría algunos años después. Sus viajes a Turquía y a Oriente Medio junto a su primer marido inspirarían otra de sus más famosas historias “Asesinato en el Orient Express”.
Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en una farmacia del University College de Londres, allí aumentó considerablemente sus conocimientos sobre venenos, especialmente sobre el uso tóxico del talio. En “El misterio de Pale Horse” se inspira precisamente en el uso de este producto. Así que con tantos conocimientos sobre la historia, venenos y vivencias no es de extrañar que los escritos de esta mujer resultasen, no solo verosímiles, sino incluso tan cercanos para la gente que podían verse reflejados en las situaciones y los personajes que ella describía.