Después de unos cuantos años, quizás demasiados, introducidos en esta crisis económica mundial tenemos el derecho a plantearnos algo que va más allá de lo meramente monetario. Está claro que es necesario más capital, que crear puestos de trabajo es imprescindible para que la economía avance, que los datos sobre el PIB deberían ser más alentadores, sin embargo, todo esta paraphernalia, todo este sinfín de números nos alejan de la realidad.
El paro
El número de parados es un número, un número muy a nuestro pesar cada vez mayor. Cuando este dato sale a la luz lo primero que escuchamos son críticas hacia el gobierno, críticas hacia los empresarios, hacia los funcionarios, críticas que curiosamente van encaminadas en su mayoría a personas que tienen trabajo. Deberíamos entonces, cuando estamos en ese estado en el que por nuestra cabeza sólo críticas afloran, muchas veces sin argumento válido, pensar qué hecho nos ha llevado a la crisis que padecemos hoy y más concretamente, a la cifra de paro existente en la actualidad. Muchas personas abandonaron sus estudios para trabajar en algo que años atrás estaba mucho mejor remunerado que prácticamente cualquier actividad laboral, veáse la construcción. Era mucho dinero, se conseguía de forma rápida y dentro de lo que cabe fácil. Mucho dinero, rápido y fácil ¿Quién no iba a dejar llevarse por la codicia en aquel entonces? Sólo las personas que tenían una cultura financiera lo suficientemente extensa como para darse cuenta de la gran burbuja que se estaba inflando en España pudieron evitarlo, y aun así muchos de los que supieron siguieron en sus trece. No podemos pretender entonces ahora, tras dejar nuestros estudios por algo que por lógica pura no duraría eternamente, que nos contraten habiendo personas muchísimo más preparadas que nosotros. Y sí, es cierto que hay muchas personas altamente cualificadas que están desempleadas, pero permítanme recordarles que no basta con estar cualificado, hay que demostrar que se está cualificado, digo esto, porque un título por sí solo vale poco. Para terminar con este apartado, quizás el más tratado, me gustaría aclarar que aparte de españoles, somos ciudadanos del mundo y si el trabajo está en otro país no hemos de dudar en irnos a trabajar fuera y dudar digo porque muchos dudan y finalmente se quedan en España con todo lo que conlleva quedarse en la misma.
La cultura del esfuerzo
Sabemos que la competencia es brutal, que conseguir trabajo es muy complicado, sin embargo, aún sabiendolo no dedicamos cuerpo y alma a conseguirlo. En tiempos de crisis se necesita pensar, superarse y hacer cosas totalmente diferentes al resto, pero no, seguimos sin querer arriesgar, sin darnos cuenta de que el mayor riesgo es no arriesgar. Como diría Albert Einstein "La locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes". Estar sentados esperando un puesto de trabajo o una calificación en determinados estudios no soluciona las cosas. Quizás lo intenten muchas veces y en todas ellas la respuesta sea negativa, pero por intentarlo que no quede y es que muchos ya han dejado de intentarlo. En España, en gran parte, se ha perdido esa cultura o quizás nunca la hayamos tenido, porque el ser humano cuando crece aprende lo que le enseñan, lo que escucha y lo que ve.
Los políticos
No tenemos el derecho, sino el deber de reivindicarnos, de decir lo que está bien, lo que está mal, lo que se debe mejorar y lo que no. No es que esté claro, es que está muy claro que la clase política, en general, realiza una función prácticamente nula e incluso negativa, negativa digo, ya saben, por lo de la corrupción. Ya no es que no hagan poco o nada, sino que directamente constituyen un obstáculo para el avance de la sociedad. Aclarado esto no debemos olvidar dos cosas:
La primera de ellas gira entorno a la queja, y es que por mucho que nos reivindiquemos y nos manifestemos, al final los únicos dueños de lo que fuimos, somos y seremos somos nosotros mismos. Hay que olvidar la concepción de que una sola manifestación cambia las cosas porque la realidad no es esa. Todo esto hay que tenerlo en cuenta sin olvidar nunca que debemos luchar por nuestra libertad, pero es que luchar por nuestra libertad no incompatibiliza manifestarse con crecer humana o profesionalmente de forma paralela.
La segunda, y no por ello menos importante, viene a recordar que somos españoles y nuestros políticos también. Aun no siendo bueno generalizar, parece inevitable decir que el comportamiento político no es más que un reflejo de lo que hubieran hecho muchos ciudadanos españoles si hubieran estado en el poder.
El concepto
Una crisis económica hace referencia a un periodo de escasez en la producción, comercialización y consumo de productos y servicios. La economía es cíclica, es decir, combina etapas de expansión con fases de contracción. Estas fluctuaciones sucesivas se conocen como ciclo económico. Así es como, en general, se define el concepto de crisis económica. Todos los países sufren estas crisis cíclicamente, lo que ocurre es que no todos con la misma intensidad. España ha sufrido una crisis con una intesidad claramente mayor que la mayoría de paises del mundo y es que aunque económicamente hablando es irrefutable la crisis que padecemos, no debemos olvidar que gran parte de la culpa es del ciudadano. Esta crisis se ha producido por priorizar el dinero y lo material por encima de los valores huamnos. No estamos, por tanto. en una crisis únicamente económica, estamos también en una crisis social y esas crisis perduran mucho más en el tiempo.