Nada que ver con las películas de Indiana Jones en las que con una carta, los cazatesoros cogen la moto o el avión y salen disparados hacia donde sea. Con equipos de trabajo y mucha investigación previa, a sus 70 años de edad continúa en activo preparando excavaciones y proyectos de reconstrucción, como el proyecto que ocupa su tiempo este año de la excavación en Sicilia del mayor templo griego del Mediterráneo. Entre cursos, charlas y excavaciones, podríamos suponer que no puede tener mucho tiempo para escribir, pero lo cierto es que lleva escritas más de veinte novelas por no hablar de sus publicaciones académicas y sus colaboraciones en revistas especializadas. Además, ha dado clases y charlas en algunas de las más prestigiosas universidades como, por ejemplo, La Sorbona.
Pero esta pequeña carta de presentación no es sino una mínima pincelada de todo el currículo profesional de este Licenciado en Letras clásicas y topógrafo de la antigüedad. Los que han tenido la suerte de conocerlo en persona y disfrutar de los relatos de sus vivencias, tal vez hayan considerado comparar sus aventuras con las de los arqueólogos de cine y televisión, pues el anecdotario sobre inhalación de sustancias tóxicas o espacios anegados de murciélagos u otros animales, no pasan desapercibidas en cualquier entrevista o tertulia que se precie. Algo que denota tal cantidad de experiencias vividas que no extraña la naturalidad con la que describe muchas de las escenas de sus libros.
En los años 70, el gusanillo de la ficción le picó de la mano de la responsable de una pequeña editorial de Bolonia que solo publicaba clásicos y que le retó a que escribiese algo. Así nació la primera parte de “Talos de Esparta”, pero no sería hasta 1984 que Random House Mondadori publicaría su primera novela oficial “Paladion”. Dos años más tarde “Talos de Esparta” estaría completada tal y como la conocemos hoy. Con un nada desdeñable éxito editorial el verdadero espaldarazo a su carrera de escritor lo daría en 1998 con el comienzo de su saga de “Alexandros”, basada en la vida de Alejandro Magno.
"Esto no es historia, es una expresión narrativa, es ficción"
Algunos se han atrevido a categorizar su obra de ficción, diferenciando aquellas obras más meticulosamente históricas, como la ya mencionada trilogía “Alexandros”, de aquellas que se basan más en teorías no constatadas, como la ya mencionada también “Talos de Esparta”, e incluso añadiendo a ésta subcategorías de literatura con tintes de fantasía, en la que encajaría “El imperio de los dragones”. Consideración a parte tendrían obras como “Paladión” o “Quimaira” que parecen no gustar tanto a ciertos puristas historiadores y otros colegas de la investigación de las humanidades. Quizá sea por ello que responda con modestia y, considerando su propia responsabilidad como experto, en recientes declaraciones en una entrevista dijo lo siguiente: “me leen muchísimo en las escuelas, pero esto no es historia, es una expresión narrativa, es ficción. El motivo por el que me leen mucho es por la ambientación, que tiene rigor científico”. Sin embargo este autor sorprende porque no solo es capaz de contextualizar sus tramas en el mundo antiguo, su especialidad, sino que también lo hace en el contexto actual. “Quimaira” o “Noche de invierno” serían diferentes ejemplos de ello.
"El objetivo de las novelas no es comunicar nociones, sino emociones"
Para defender su postura ante aquellos de solo consideran interesante su obra más históricamente correcta, Manfredi también dijo en la entrevista previamente comentada que “sabemos que no existen los cíclopes, ni las sirenas, pero seríamos mucho más pobres sin la Odisea o la Iliada”. Baste pues esto para recordarles a algunos que para acercar la historia a muchos a veces hay que aderezarla un poco, siempre que se deje claro que es ficción y que no lo es, y Manfredi es de los que te dejan claro que es cada cosa, de ahí que sus novelas sean novelas y no libros de consulta. Como él mismo dice, “el objetivo de las novelas no es comunicar nociones, sino emociones”.
Por supuesto, como todo escritor de éxito de ventas que se precie, también ha sido adaptado a cine y televisión. La más conocida de ésta quizá sea la adaptación de “La última legión”, publicada en 2002 y llevada la cine en 2007 de la mano del director Alberto Negrin.