“A mí me traumatizó” ,“Yo pensé mucho en ello”, fueron algunas de las respuestas que recibí cuando comencé a leerlo. Sin embargo nunca pensé que unas páginas me hiciesen reflexionar tanto. Es difícil resumirlo puesto que el libro en sí es simplemente la primera capa del mensaje que nos manda George Orwell, es el miedo de vivir en una sociedad totalmente controlada, es la supresión de libertad, es la reducción de la voluntad y los instintos del ser humano al capricho de un ideal, pero es mucho más. Es odio y amor, es esperanza y desengaño, es compañía y soledad hasta los límites más insospechados pero todo ello controlado de la forma más horrenda posible.
La historia
George Orwell publicó esta novela en 1949, tras el auge y declive de los estados totalitarios fascistas y nazis durante los años 30 y cuando aún permanecía vigente el férreo control de la URSS bajo el ideal comunista.
En el libro es capaz de inventar un mundo dominado por pantallas que vigilan los movimientos de los ciudadanos, donde el partido es el gobierno y el dios supremo para toda la sociedad. Un ojo que todo lo ve, al que nada se escapa y al que se pasa de temer a formar parte de la vida cotidiana, donde la costumbre hace normal la vigilancia extrema a la que son sometidos. Winston Churchill, un hombre aparentemente común, se convierte en disidente del sistema sin apenas darse cuenta de ello. La dificultad para salirse del sendero y la soledad de aquellos que no aceptan las reglas marcadas se hacen patente en el hombre que busca sin descanso una salida ante tanta opresión. Será el amor el que haga por fin al nuestro protagonista ser consciente de la imposibilidad de escapar del juego, en un mundo donde todo parece estar planeado y las vidas son meras figuras dispuestas a danzar al son de la música.
El libre albedrío
El horror del control de saber que queda anulada toda capacidad de libre albedrío y que todo lo que los personajes sienten, piensan o su forma de actuar está totalmente supeditada a la publicidad de un régimen totalitario. 1984 es uno de esos libros que te hacen pensar mucho más del tiempo del que tardas en leer sus casi 300 páginas, de los que quieres saber más y te hacen mirar horrorizado cómo la sociedad ha adaptado la genial crítica a formatos televisivos de éxito.
Libro para los escolares
Nuestro protagonista, Winston Smith se ve acosado durante todo el relato por una idea, ¿Si destruimos el pasado dejaría de existir? La respuesta no la obtendréis en la última página, como ocurre en la mayoría de los libros sino que estará insertada en vuestra conciencia. Es algo así como aprender algo que siempre supisteis pero que necesitabais la contraseña correcta para acceder a la información. Debería ser obligatoria su lectura, ahora me pregunto porqué hacen leer en bachillerato “El romancero gitano” o “El dos de Mayo” y nadie habla del Gran Hermano y su mundo totalitario comparable solo al nazismo y comunismo más acérrimo y bárbaro. Hubiese sido una respuesta perfecta al típico ¿Y por qué nos tenemos que estudiar todo esto? Leed ese libro y sabréis porqué teníamos que sabernos al menos cinco sinónimos de la palabra alegría o porqué libertad es un concepto que tiene doce acepciones en el DRAE.
El autor también nos dejó “Rebelión en la granja” y ensayos como “North and South”, “Why I write” o “Inside the whale”, todos ellos en la tónica habitual de Orwell en la que diseña mundos acordes a las presiones que podemos encontrar en muchos sectores de la sociedad actual.
