"El Gran Gatsby" de Scott Fitzgerald

Scott Fitzgerald publicó "El Gran Gatsby" en 1925 y retrató con aplomo el fin de una época, los felices años veinte del jazz y la fiesta sin fin, que cuatro años más tarde desaparecía para siempre, sepultada bajo el "Crash" de 1929, al que siguió la Gran Depresión que sumió al mundo en un pozo que se continuaría en el tiempo durante la década siguiente y que no daría tregua hasta la barbarie de la Segunda Guerra Mundial.

El Modernismo en Estados Unidos estuvo representada por la "Generación perdida", cuyo núcleo lo integraban Hemingway, Doss Passos, Pound, Steinbeck, Faulkner y el propio Fitzgerald. Una generación que miraba hacia la vieja Europa a la que consideraban su origen y a la que no dudaron muchos de ellos en exiliarse voluntariamente pensando que encontrarían la verdadera bohemia y la civilización que en la "incivilizada"  y joven América era imposible de hallar. Hacía pocos años que la Primera Guerra Mundial había acabado, y la Segunda tardaría aún en llegar. Los jóvenes estadounidenses tenían la consciencia de pertenecer a la nación más poderosa del mundo, la que ganó todas las guerras en las que luchó, la nación de la libertad y las oportunidades. Todos eran ambiciosos y sus sueños se podían resumir en lo que se ha dado a llamar "el sueño americano". Proceder de un origen humilde y prosperar en la vida, en la bolsa de Nueva York, eran cosas muy factibles. El triunfo económico llevaba de la mano al social, por eso el dinero ocupó un lugar preponderante en las aspiraciones de estos jóvenes.

Gatsby representa a ese hombre estadounidense de principio de siglo pasado que tiene la oportunidad de destacar sobre sus camaradas en la guerra y en la vida, es literalmente, un hombre hecho a sí mismo, o más bien, inventado a sí mismo. Gatsby parece tenerlo todo, al menos a ojos de lo demás, y su increíble fortuna alimenta un mito que él no se encarga en desmentir; sin embargo, le falta lo único que de verdad ansía, su antiguo amor, Daisy. Daisy es el color verde de sus esperanzas junto al amarillo de el dinero que ha logrado.

En definitiva, el libro narra el ascenso y la caída de Jay Gatsby, cuyo origen es muy distinto del que él presume, porque aunque se encuentre en la nación de la igualdad de oportunidades para todos, lo cierto es que también allí hay castas, y la alta burguesía capitalista tiene el estatus de una aristocracia con derechos de cuna; por eso no es casual la frase que el narrador emplea al comienzo de la novela como consejo dado por su padre: "cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien, ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas"; esta frase casi nos aconseja a todos que seamos benévolos con el personaje principal, que comprendamos sus razones. A esa aristocracia pertenece Daisy.

La existencia de Gatsby, al contrario de lo que las habladurías dicen, no encierra tanto misterio. Se encuentra tan vacía que necesita aferrarse al único momento de felicidad que ha experimentado en su vida, un breve romance con Daisy. La Primera Guerra Mundial separó las vidas de Jay y Daisy, y la impaciencia de Daisy precipitó su matrimonio con Tom. Cuando Gatsby regresa de Europa es demasiado tarde y su antiguo amor vive engañada en un matrimonio infeliz y con una hija; todos los esfuerzos del joven se dirigen entonces a conseguir la fortuna que le permita atraer a Daisy a su lado de nuevo. El narrador, Nick Carraway, es primo de Daisy y se muda a la casa de al lado de Gatsby con la intención de convertirse en como broker; a su vez, el palacete de Gatsby se encuentra al otro lado del lago, justo en frente de la mansión de Tom y Daisy. Cuando Gatsby descubre la identidad de su nuevo vecino lo convierte en el eslabón que le faltaba para acercarse de nuevo a Daisy, en vista de que las famosas fiestas que organiza  no llaman su atención. El trágico final se precipita cuando Tom descubre la verdadera identidad e intenciones del protagonista y un accidente de coche acaba con la vida de la amante de éste.

Si hay algo que llama la atención de la novela es la fidelidad con la que retrata el espíritu de una época. Lo triste de los personajes contrasta con el ambiente alegre y de continua fiesta. Los jóvenes de esta época tenían que buscar sus propios motivos para justificar su existencia, pues ya todas las guerras habían sido ganadas y el dinero, de momento, no era problema. Gatsby encuentra la razón de su existencia en Daisy, pero sólo se ve correspondido en parte.

La calidad literaria de Scott Fitzgerald es indiscutible y cuando alguien se enfrenta a esta novela se da cuenta de porque es un clásico de la literatura cuyo valor se ve aumentado por los años. Es imprescindible.

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