"Vacas, cerdos, guerras y brujas", antropología al alcance de todos
Marvin Harris, autor de "Vacas, cerdos, guerras y brujas" / Foto: www.post6291.org/

Marvin Harris fue un antropólogo estadounidense nacido en 1927, famoso por el ser creador del materialismo cultural. Es el autor de la obra que trataremos hoy.

“Vacas, cerdos, guerras y brujas” no es una novela ni un cuento, ni obra obra de teatro. Se trata de un análisis socio-antropológico de las distintas costumbres del ser humano, centrándose es muchos casos en los hábitos y prácticas de las tribus primitivas.

Aspira a una mejor comprensión de ciertas culturas, que por sus actos pueden parecer irracionales. Hace realmente un estudio forense, desgranando cada uno de estos hábitos en busca de una explicación sociológica.

Analiza, entre muchas otras cosas, el amor de los hindúes hacia las vacas, que constituyen su animal sagrado y su bien más preciado en esta sociedad, hasta el punto de que permiten a estos rumiantes vagar por los pueblos a sus anchas, de modo que pasean invadiendo cualquier propiedad que se interponga en su camino. Aunque en un principio la tenencia de las vacas es algo descalabrado ya que es realmente un sacrificio para las familias alimentar y mantener al animal; y yendo más allá, las familias pueden estar muriéndose de hambre y nunca comerían a su talismán sagrado.

Además, encontraremos entre sus páginas el porqué a las guerras primitivas -que no guerras actuales-  y Harris nos hará entender que para estas tribus, era algo necesario para su supervivencia.

Como hemos dicho, algunas de estas costumbres enigmáticas pertenecen a pueblos primitivos. Un ejemplo a destacar es el hecho de que los jefes amerindios quemen sus bienes con el fin de demostrar su nivel de riqueza. Es un gran caso que Marvin Harris utiliza para explicar que realmente estas tribus son tan o más materialistas que los habitantes del primer mundo.

En otro de los capítulos que conforman el libro, encontramos una explicación a la aversión de la cultura musulmana a comer carne de cerdo por ser su animal sagrado. Dentro de cada apartado, en ocasiones Marvin Harris incluye pequeños datos curiosos que hacen que la lectura sea mucha más amena, e invitan al lector a seguir devorando las páginas. Una de las curiosidades que se aportan el esta capítulo sobre la porcofilia y la porcofobia es que la expresión “sudar como un cerdo” es desacertada pues estos animales no producen sudor, de ahí que necesiten bañar sus cuerpos con lodo fresco para refrigerar su piel.

Otro capítulo realmente interesante es el que trata el tema de la brujería en épocas de la Inquisición. Explica que las brujas fueron, en cierto modo, una estrategia de la Iglesia de la época. Estas mujeres suponían un peligro social, del cual la Iglesia proporcionaba cobijo moral. Y volviendo al tema de las curiosidades, explica el por qué de la concepción actual de las brujas con una escoba entre las piernas, pues estos “seres malditos” no eran más que mujeres que consumían opio, que además de ser una sustancia que producía alucinaciones, aumentaba el líbido del sujeto que lo consumía. Por lo tanto, las brujas no volaban en su escoja, si no que se masturbaban con el palo sentándose sobre ellas.

Este libro no es quizá el tipo de obra más recurrente de los lectores habituales. Es conveniente decir que a pesar de ser realmente interesante, Marvin Harris se ve obligado a incluir términos específicos de su campo para dar explicación a estas costumbres, por lo que la lectura de “Vacas, cerdos, guerras y brujas” requiere un extra de concentración. Aun así, la lectura de sus páginas no se hace monótona, pues este ensayo antropológico dispara cultura por los cuatro costados.

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