Lo que impresiona al lector de La casa de Bernarda Alba, más que la anécdota argumental, es el mundo interior representado en escenas: las relaciones humanas y sociales que se establecen entre los personajes, los conflictos que se desarrollan dentro de la casa y los sentimientos apasionados que provoca el drama.
Aunque algunos temas secundarios cobren singular relevancia en el transcurso de la obra, no pueden considerarse ejes nucleares de la acción dramática. La obra desarrolla, por ejemplo, una apasionada historia amorosa y censura la hipocresía y falsedad de los personajes, pero sobre estos temas, predomina el del enfrentamiento entre dos actitudes vitales y dos ideologías: la actitud que defiende una forma de vida dominada por las apariencias, las convenciones sociales, la moral tradicional basada en el autoritarismo; y la actitud que proclama por encima de todo la libertad del individuo para pensar, opinar y actuar. En este enfrentamiento reside el núcleo temático y estructurador de la obra. El resto de los temas secundarios completan la visión dramática de Lorca.
Tema central
El tema central es pues la dicotomía autoridad/libertad. Es la oposición entre una moral autoritaria, rígida y convencional representada en el personaje de Bernarda (símbolos de ello serán el bastón, el cinturón y el tono dictatorial e imperativo con el que se expresa) y el deseo de libertad representado en los personajes de Adela y Mª Josefa (rebeldía que procede o de la juventud o del estado de enajenación mental). La oposición se plantea desde el comienzo de la obra: Bernarda intenta oponer sus normas opresivas basándose en la autoridad que le concede su posición de “cabeza de familia” tras la muerte de su marido. Las hijas, excepto Adela, aceptan con resignación la suerte que les ha correspondido aunque es cierto Martirio parece enfrentarse a su madre alguna vez. Las criadas viven bajo el dominio y la autoridad de Bernarda, la temen, no se atreven a enfrentarse a ella cara a cara y se limitan a murmurar a las espaldas.
Sin embargo, el deseo de libertad y el impulso amoroso de Adela son más fuertes que el temor a la autoridad materna. También desde el principio, la más joven de la hijas se muestra rebelde (abanico de flores, vestido verde…), exhibe sus ansias de libertad y llega al enfrentamiento directo contra su madre (arrebata el bastón y lo rompe). Pero el tiempo de su libertad es efímero. Con el suicidio de Adela se ciega el camino de libertad para sus hermanas.
A lo largo de la obra se evidencian las consecuencias del orden autoritario y represivo: el temor, la envidia, la tristeza, el odio, la hipocresía, la incomunicación, la crueldad, la violencia psíquica e incluso física… Este rígido concepto de la moral de Bernarda se origina en su infidelidad a unas tradiciones trasnochadas y al miedo al “qué dirán”. (La decencia y la honestidad, la honra familiar, se ponen en términos de virginidad: “Adela ha muerto virgen”) .
Otros temas secundarios o motivos serán:
-El amor sensual y la búsqueda de varón. El drama de estas mujeres encerradas se concreta en la ausencia de amor y el temor a quedar solteras. Su dominio tiránico y el luto riguroso impuesto condena a sus hijas a la ausencia de amor (engaño que aleja a Enrique Humanes). La irrupción de Pepe el Romano desencadenará las pasiones de estas mujeres solteras que desean casarse parar liberarse de la tiranía de Bernarda y para ser felices.
-La sociedad española de la época que a lo largo de la obra, y especialmente durante el primer acto, Lorca pone de manifiesto las tensiones de la sociedad de su época. Denuncia la injusticia y las diferencias sociales, la conciencia y orgullo de clase y la crueldad que preside las relaciones de la sociedad.Cada personaje tiende a humillar al que se sitúa en el estrato inferior de la pirámide social.
-La marginación de la mujer, fruto de esta sociedad patriarcal y machista, hallamos la infelicidad y sufrimiento de la mujer por el papel que se le ha asignado (la familia y los hijos) y cómo es la vida y la convivencia en el hogar. La mujer no es la dueña de sus actos y está sujeta a unas normas morales y sociales que le impone la misma sociedad. La mujer nace para casarse y para estar bajo la autoridad de un hombre dominante y no tiene voluntad y debe hacer lo que le dictan. Está también marcada por la represión sexual. Hay una obsesión por la virginidad y en ella está la honestidad y la honra de la familia. Frente a la sumisión, resignación y acatamiento de la mujer, Lorca proclama los derechos de la misma y crea a una heroína con deseos de ser feliz. De ahí que tenga que rebelarse. Sus heroínas siempre son rebeldes y se mueven por la libertad, aunque esto las lleve a la muerte.