Desde que se inició la crisis financiera, allá por Septiembre del 2008, Ángela Merkel ha sido la "patrona" de Alemania. Es por eso que debemos comprender a este personaje público para lograr un entendimiento mayor de sus decisiones. Para ello repasaremos algunos acontecimientos de los últimos años para comprender sus declaraciones y sus acciones.
En Mayo de 2010 se crea el embrión del MEDE (mecanismo europeo de estabilidad) con las aportaciones de los diferentes países. Este embrión necesita partidas presupuestarias de los diferentes países del Euro para darle solidez presupuestaria. Debido al enorme tamaño de la economía alemana es a ellos a quien más les corresponde aportar al MEDE. Merkel defiende esta partida presupuestaria, impopular en Alemania, para garantizar el futuro del Euro y para garantizar que los bancos alemanes cobren los prestamos concedidos a los países en riesgo de quiebra. De esa forma se protege al sistema bancario alemán y por consiguiente a los ahorros de los ciudadanos alemanes. Esta argumentación es la utilizada por Merkel para defender esta actuación en el parlamento, aunque le pasa factura electoral.
En Noviembre del 2011, ya con Grecia recibiendo parte del rescate, se producen las dudas en este país sobre seguir o no seguir en el Euro. Las revueltas populares son muy importantes y hay manifestaciones diarias en la Plaza Sintagma (Parlamento Griego). Es entonces cuando Merkel, junto con Sarkozy, obliga a Papandreou a decidir sobre el futuro del euro en Grecia. Mientras tanto ni un solo céntimo llegaría de Europa. Antepone de esta forma la estabilidad de toda la unión monetaria a la estabilidad de un solo país. El euro pasa a un primer plano, por encima de la realidad de las personas. Se demuestra por tanto el punto débil de Alemania: la exposición de su sistema bancario a la deuda de los países periféricos de la zona euro. Al mismo tiempo, Merkel no quiere desgastar sus apoyos en Alemania después de acceder a la creación de ese fondo de rescate. En caso de que se diera la situación de una salida de Grecia, sería mejor para todos que se diera cuanto antes y por eso se observa esta actitud tan extrema en los términos planteados.
En Junio del 2012 se celebró la cumbre de la Unión Europea. En ella, y ante la delicada situación de los tipos de interés pagados por Italia y España, Mario Monti dio un golpe en la mesa amenazando con dimitir si desde Europa no se procedía a una unificación fiscal, política, bancaria, etc. Además recalcó la importancia de políticas de crecimiento a medio y largo plazo a escala europea para dar solución al problema del paro en los países más golpeados por la crisis. Todas esta medidas, claro está, acompañadas de medidas urgentes en cuanto a reducir el elevado tipo de interés que pagaban España e Italia. Se consigue por tanto que Alemania acceda a la recapitalización directa de la banca, sin necesidad de financiarla a través de la hacienda pública y de mejores condiciones a la hora de acogerse a compra de bonos por parte del MEDE. Esto le pasa factura a Ángela Merkel de nuevo en Alemania, donde cae su popularidad.
Hace dos días, el 25 de Abril, Merkel declaró que preferiría que el BCE subiese los tipos de interés y hoy mismo que con ella en el gobierno no habrá impuesto a la riqueza. Merkel, por tanto, vela por los intereses alemanes en Europa. Esta es su misión como Canciller. Todos los pasos hacia adelante que ha tenido que dar en cuanto a concesiones a los países del sur se debe al punto débil de la elevada exposición de Alemania a la deuda soberana de los países en apuros (los conocidos en inglés como PIIGS): Portugal, Italy, Ireland, Spain. Por otra parte, este mismo sistema financiero tiene cierta capacidad de influencia en los órganos del BCE. Es por eso que desde este organismo independiente no se han tomado medidas como las tomadas por el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal, comprando a tipos de interés próximos a cero la deuda emitida por sus respectivos gobiernos.
Por tanto, toda la polémica existente en torno a Ángela Merkel surge de un vacío en la definición de su rol. Ella es la Canciller Alemana aunque por momentos parezca la presidenta europea. A su vez, por momentos es la presidenta europea (de facto) aunque debe su poder al pueblo alemán, que es quien la elige y por tanto, al que debe lealtad. Cuando juega el papel de Canciller, algunos la acusan de poco europeísta y de solo defender los intereses de Alemania. Cuando juega el papel de presidenta europea, la acusan en Alemania de no defender los intereses alemanes y la castigan electoralmente.
Mientras tanto, la crisis se prolonga y el Euro está funcionando como una aproximación al patrón oro. Esto obliga a los gobiernos a ajustar sus gastos y no les permite recurrir a devaluaciones para financiar sus gasto, obligándolos a ser buenos gestores. España, Italia y Grecia se caracterizan por su elevado nivel de corrupción institucional y ahora que no pueden recurrir a esas devaluaciones (En España se realizaron varias con la peseta en el siglo XX) tienen que reformar todo el aparato del estado para hacerlo una máquina eficaz y eficiente que cumpla las labores de justicia, seguridad y redistribución y protección social. Es por eso que desde Europa (véase Alemania) se insiste tanto en las reformas. Los ajustes han de ser estructurales y no coyunturales.
Algunos ven a Merkel como el ser que impone los recortes desde Berlín y que solo protege los intereses alemanes. Otros la ven como la dirigente que al limitar el dinero a administraciones despilfarradoras hace despertar a las sociedades en contra de sus pésimos gestores. ¿Cuál de las dos es la auténtica Merkel?