Federico García Lorca, nacido en los últimos años del sigo XIX en Granada, es un dramaturgo, poeta y prosista español, perteneciente a la Generación del 27. Es destacable su fabulosa producción teatral, en la que encontramos grandes obras de la historia de la literatura española, pues el granadino es uno de los escritores más influyentes y conocidos de su época, a pesar de que comparta tiempo con otros grandes como Rafael Alberti o Jorge Guillén. Asesinado al comienzo de la Guerra Civil española, deja tras de sí una espléndida colección de obras. Hoy vamos a destacar una en concreto: "Yerma".
Se trata de una obra teatral trágica. Consta de tres actos donde podemos analizar el conflicto interno que sufre la protagonista por ver frustado su deseo de ser madre.
En la primera mitad del siglo XX, los valores tradicionalistas inundaban una sociedad en la que se veía en la mujer únicamente una máquina de engendrar bebés y de realizar tareas de hogar. Así, las niñas eran ya, desde pequeñas, educadas para comportarse de tal manera una vez fueran adultas. En este pensamiento retrógrado de la sociedad de la época es donde nace "Yerma". Esta influencia del entorno social sobre las personas es un tema recurrido por el dramaturgo. En la llamada Trilogía Lorquiana ("Yerma", "La Casa de Bernarda Alba", y "Bodas de sangre") aparece esta importancia que se concedía a las opiniones que pudieran tener los demás sobre los hechos o actos que pudiera uno cometer.
Sobre todo en estos entornos rurales, las mujeres quedaban embarazadas al poco tiempo de contraer nupcias, y si por algún motivo no sucedía así, la esposa entraba en boca de las mujeres del pueblo. En Yerma, observamos dos conflictos internos latentes de principio a fin:
Entorno a estas guerras personales de la protagonista gira toda la obra. Yerma busca infructuosamente ser madre, aunque su deseo es frenado por su marido, que ni puede ni quiere tener hijos. El tema de la maternidad frustrada inunda y atormenta la cabeza de Yerma. En un principio vemos en ella un instinto maternal disparado, donde aún queda una gota de esperanza, una esperanza forzada por ella misma, que usa la comparación con otras mujeres del pueblo que tardaron algunos meses en quedar embarazadas, quizá como armadura contra sí misma y las propias ideas que vuelan entorno a su cabeza. Conforme va avanzando, Yerma se va haciendo más frágil, y su tormento cada vez más fuerte. Es clave el momento en el que María informa a Yerma de que espera una criatura, aquí se da un punto en la cabeza de la protagonista en el que los pensamientos sobre la maternidad pasan de ser una mera obsesión a convertirse en una tortura interna.
La otra idea que martiriza a Yerma es convertirse en la comidilla del pueblo. Su marido tiene que salir y manda a sus hermanas a que vigilen a su mujer, puesto que se comienza a oir por el pueblo una posible infidelidad por parte de la protagonista. Gran equivocación la de Juan, pues a pesar del infinito deseo de ser madre, Yerma sobrepone sus costumbres familiares y sus arraigados valores a su afán de procreación, pues la educación que se le inculcó no le permite quedar embarazada de otro hombre que no sea él, aunque su reloj biológico lo pida a gritos.
Yerma acepta la misión que como mujer le impone la sociedad; ella es incapaz de concebir amor y felicidad junto a su marido si no es con hijos. En su mente sobrepone continuamente su afán de tener descendencia, al propio Juan.
Yerma es, de un modo u otro, consciente desde un primer momento de que el problema no es suyo, sino de su marido, - es al final de la obra cuando le confiesa a Yerma que no puede ni quiere tener hijos -. Resulta paradójico que aun con la educación arraigada en los antiguos valores de Yerma, decida poner fin a su tormento y acabar con el núcleo de su problema: estrangula a su marido llevándole a la muerte.
Lorca quería desde un primer momento introducir el tema de la fecundidad en su obra. Como gran escritor que es, incorpora en sus diálogos una serie de símbolos que le dan sentido a frases del texto que aparentemente no guardan nada en su interior. Así, cuando leemos palabras relacionados con el agua, como son fuente, lluvia o torrente entre muchas otras, se está haciendo alusión a la fertilidad. Del mismo modo, cuando aparecen palabras relacionadas con la sequedaz o la aridez de la tierras, Lorca quiere referirse entre líneas a la infertilidad de Juan. De esta manera, frases como "el agua no puede volver atrás", cobran sentido completo.
"Yerma" es una obra de poca extensión, sin embargo la capacidad de síntesis caracteriza a Lorca. Por otro lado y para finalizar, me gustaría destacar la manera que tiene el autor de plasmar en su obra esa influencia social que él sufrió característica de aquellos tiempos, pues si nos damos cuenta, tanto "Yerma", "La Casa de Bernarda Alba", y "Bodas de Sangre" tienen como tema común este influjo de la sociedad y los valores sobre las personas. Además, las tres obras cuentan con un camino común: personajes desquiciados que de una manera u otra deciden acabar con el problema en un estallido de ira.