Es indudable que la economía mundial vive un momento único. Los índices bursátiles estadounidenses se encuentran superando los máximos históricos que alcanzaron en 2007 (año del estallido de la crisis) y al mismo tiempo la Reserva Federal trata de imprimir dinero a toda máquina. Por otra parte, Europa se encuentra en una situación muy delicada en la que los rescates están a la orden del día. En Asia el enfrentamiento entre las dos Coreas acapara toda la atención, sin embargo, no debemos olvidar que el yuan chino y especialmente el yen japonés intentan depreciarse de una forma drástica y quizás desmesurada.
¿Por qué devalúa un país su moneda?
Si hacemos caso a la lógica, realmente cuando algo se devalúa pierde valor. Dicho esto, cabe hacer la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que un país tenga la intención de depreciar su moneda? La respuesta es muy sencilla. Si atendemos a la fórmula keynesiana mediante la cual: Demanda Global es igual a Consumo (C) + Inversión (I) + Gasto público (G) + Exportaciones (Ex), la intención que un país o zona económica en crisis debe tener, según Keynes, es aumentar la demanda global. Eso sí, aunque puede haber otras razones para devaluar una moneda, la que hoy trataremos será la que se está llevando a cabo por las principales zonas económicas. Si queremos aumentar la demanda global lo que deberemos hacer será:
• Fomentar el consumo mediante una bajada de los impuestos. Las familias y consumidores dispondrán de más capital para comprar bienes y servicios.
• Fomentar la inversión bajando los tipos de interés. En consecuencia aumentará la demanda de préstamos, ya que el dinero será más barato.
• Aumentar el gasto público. De modo que se cree empleo mediante la construcción de infraestructuras públicas.
• Aumentar las exportaciones. Mediante una disminución del tipo de cambio.
Si bien es cierto, que la política keynesiana no se está llevando a cabo como tal, si que dejó huella en algunos aspectos. La disminución del tipo de cambio a la que hacemos referencia no es más que la devaluación de una moneda respecto a otra, por lo que cuando un país devalúa su moneda, está a la vez, revalorizando otra. Eso último es así, porque lo que cotiza en los mercados financieros no son monedas, sino pares de divisas. Si un país devalúa su moneda y encarece otra, favorece que aumenten las exportaciones y por consiguiente, que disminuyan las de otros países. Haciendo honor al título, se trata pues de una guerra en los mercados.
La devaluación encubierta del euro
El BCE, a diferencia del BOJ y de la FED, no tiene como competencia principal el crecimiento de la zona económica, sino que tiene como deber principal controlar la inflación. Por lo tanto no puede imprimir dinero con el objetivo de devaluar el euro para que seamos más competitivos respecto a las demás divisas. A la FED y al BOJ no les importa poner de manifiesto que sus intenciones se basan en disminuir su correspondiente tipo de cambio. Por el contrario, el BCE, el cuál no tiene como competencia llevar a cabo este tipo de políticas monetarias, utiliza otros medios para devaluar el euro.
Uno de esos medios suelen ser declaraciones por parte de Mario Draghi (presidente del BCE) en las que hace hincapié en la mala situación de la zona euro. Estas palabras tienen connotaciones muy negativas en los mercados, por lo que cumplen bien con su objetivo. Otra de las herramientas que ha utilizado en las últimas semanas el Banco Central Europeo ha sido acentuar el rescate de Chipre con unas condiciones iniciales polémicas e inaceptables, con el objetivo de devaluar el euro de una manera silenciosa. Evidentemente son formas viables de devaluar la moneda de la eurozona, no obstante, las consecuencias son mucho más leves que si se llevarán a cabo políticas tales como las de Japón o Estados Unidos.
El resto del mundo
La libra esterlina es junto al yen japonés una de las divisas que más se ha devaluado en lo que va de año y hace algo más de un mes perdió la prestigiosa triple A que otorga la agencia Moody’s a aquellos países que tiene máxima solvencia económica. Gran Bretaña está comenzando a barajar la posibilidad de salir de la Unión Europea. Aunque no forman parte de la unión económica, el Banco de Inglaterra acusa, por decirlo de alguna manera, a la crisis del euro de la devaluación de su moneda. Sin embargo, su devaluación se debe en gran parte a las políticas tan expansivas que se están llevando a cabo desde el Banco de Inglaterra.
Mientras tanto el franco suizo ha venido desde 2007 apreciándose a una velocidad vertiginosa, debido a que es considerado como valor refugio cuando las demás monedas están presionadas. Así pues muchos grandes capitales acabaron en el país alpino tras el estallido de la crisis de las hipotecas. Viendo la situación y con la intención de evitar una revalorización tan grande del franco, el Banco Nacional Suizo decidió intervenir hacia septiembre del año 2011, estableciendo así un límite en la cotización, mediante el cual la cotización del euro respecto al franco suizo no podía bajar del 1.20.
Por último nos quedaría nombrar al yuan chino. China pretende también llevar a cabo una depreciación del yuan debido a que actualmente es la fábrica del mundo. Está creciendo en los últimos años a un ritmo de dos dígitos y cuando un país crece, su moneda se fortalece. China exporta gran cantidad de bienes y por lo tanto pretende tenerla controlada. Además cabe destacar, que a diferencia de otras divisas el yuan no tiene una cotización de libre mercado. De modo que solo cotiza entre unos niveles, los cuales maneja el gobierno chino según sus previsiones.
Son inabarcables los matices que deberían de realizarse para cada divisa y para cada situación en concreto, no obstante, la guerra de divisas no es nueva, de hecho siempre ha existido. Ahora, sólo queda esperar, porque la certidumbre brilla por su ausencia en los mercados.