La vida de Isaac Asimov es la típica que aparece en las películas americanas. Una joven pareja soviética tiene que emigrar a los Estados Unidos para darle una vida mejor a su pequeño hijo. Una vez allí el joven Isaac se convierte en un lector empedernido de las revistas de pésima calidad, pulp, pero que sentarán cátedra en su futuro estilo literario.
Todo un referente
Las influencias de estas revistas le llevaron a empezar a escribir sus propios relatos desde los once años y ya con 18 tenía listo su primer relato, que consiguió publicarlo no sin dificultades y se convertiría en el primero de muchos. Su estilo mejorará considerablemente conforme a sus avances como bioquímico.
La ciencia-ficción es el único género literario que permite a los escritores a convertirse en adivinos del futuro y a poder jugar con las consecuencias que imaginan. Asimov supo jugar con eso y desde ese momento la ciencia-ficción se convirtió en un género mucho más literario y complejo de lo que jamás había sido.
Aunque para mucho es un auténtico desconocido, muchos de sus escritos son mundialmente conocidos y tiene el honor de ser uno de los pocos escritores de ciencia- ficción que es fácilmente reconocido por los lectores gracias a su estilo sencillo, breve y conciso.
Su gran mérito fue el de convertir a los robots en siervos del hombre. Desde sus lecturas de revistas pulp, hasta los libros más complejos del momento trataban a los robots como enemigos del hombre. Sin embargo, Asimov decidió contar historias de robots buenos porque los humanos los habían programado de esa manera.
De gran influencia en el resto de escritores de ciencia-ficción, Asimov es el padre de las famosos tres leyes de la robótica que aparencen en sus Historias de Robots. En 1941 publicaría su relato más importante, Anochecer, que se convertiría en un clásico de la ciencia-ficción.
La palabra Robótica se la debemos a él
Llegado el momento de reflejar en una palabra todo lo relacionado con ciencia y tecnología del momento Asimov lo definió como robótica. Esta palabra tan común para nosotros hoy en día, apareció por primera vez y por casualidad en su cuento Mentiroso de 1940.
Asimov, que no era consciente de que acababa de inventar una palabra, explicó que simplemente le agregó el subfijo –ica (muy utilizado en física) a la palabra robot.
Sus obras eran auténticos manuales de ingeniería
Asimov nunca se cansó de repetir que él no era un experto en robótica y que solo seguía su desarrollo desde un punto de vista general. Sin embargo continuó aportando sus valiosas reflexiones a ese campo del conocimiento al que él le había dado nombre sin darse cuenta.
Tal es su relevancia en las obras de ciencia-ficción que una vez la realidad superó a la ficción. En la Universidad de Columbia un estudiante llamado Joseph Engelberger leyó “Yo, Robot”. El libro le causó tal efecto que lo llevó a estudiar las posibilidades reales de construir uno, y a asociarse con George Devol para fundar la compañía Unimation.
A mediados de los años setenta, con la aparición de los microchips, los robots industriales se volvieron una realidad, Unimation estaba un paso adelante y se convirtió en la compañía número uno del mundo. Engelbergersiempre reconoció a Asimov como una de las principales causas de su éxito.