Un futuro por conquistar

No vine al mundo con memoria de elefante pero mi cerebro sí que logra procesar ciertas imágenes de instantes distantes que se guardaron en un recinto acorazado del que se espera que nunca puedan escapar. Nunca saldrán esos primeros contactos con un deporte rey en gran parte del globo pero bastante desconocido en el lugar que me vio nacer, una preciosa isla que adorna el mar Caribe con su forma de reptil y en la que el beisbol era la actividad con la que los niños disfrutaban soñando con ser estrellas en un cielo imaginario. Circunstancias de la vida me llevaron a cruzar el charco cuando apenas caminaba como un galgo y me introdujeron en una nueva cultura en la que lo material estaba mucho más en auge, tendría que acostumbrarme. Empecé a coquetear aún más con el fútbol y sus cromos, con el balompié de patio de recreo y de coliseo, y me enamoré. Fue el primer flechazo de mi fugaz paso por la superficie terrestre y, como dicen algunos, el primer amor nunca se olvida. No pensé nunca que aquel niño que escribía en una libreta para liberar tensión y al que siempre le gustó la literatura y la poesía, ese chaval raro entre una juventud para la cual los libros son aburridos y los poemas para "nenazas", un chico que tan sólo enciende la tele para gozar con Évole y demás maestros, que hasta hace poco era un vagabundo que escribía con ilusión pero con mucha falta de conocimiento y que, hoy, gracias a la confianza de muchos, entre los que destaca una Jessica Galera Andreu que depositó su confianza en un chaval que apenas sabía escribir correctamente pero que le ponía empeño, por VAVEL sea lo que es. Recapitulamos. Tras ver jugar a Aimar, a Riquelme en el Villarreal, presenciar la portería del Barcelona sin un mítico como Valdés, observar los albores de la época dorada de los “cules”, el ascenso y el centenario del Levante, la vuelta del Rayo y el Depor a Primera... arribó un año complicado para la economía y la sociedad global pero con muchas alegrías en el pequeño mundo de mi alrededor.

Tuve que escoger el camino a recorrer y no me conformé, el más alto y escarpado tomé. Sin apenas atavíos, nauseabundo caminé hasta que un cálido mes de verano con VAVEL me topé. A primera vista emanaba de él un semblante serio, relajante y con un aura acogedora. Me dispuse a iniciar una conversación con él que terminó satisfactoriamente, él me alimentaría y acompañaría en un trayecto que hubiera sido mucho más tormentoso sin su ayuda y yo le ayudaría. Poco a poco fuimos superando escollos, yo pude convertirme en un ser con una mínima dignidad dentro del arte de la información gracias a las botas y el equipaje que VAVEL me obsequió y él llegó a ser el quinto periódico deportivo más leído del país. Olvidé mencionar que no íbamos solos sino que nos acompañaban varios centenares de personas entrelazadas por los brazos de una ilusión, dignificar el Periodismo, sujetos luchando por el reconocimiento de deportes olvidados, por ligas extranjeras o informando del club al que admiran, siempre dejando a un lado la sinrazón cuando las letras han de fluir. Al grupo poco a poco le fueron saliendo más y más brotes verdes y las raíces de lo que en su día Javier Robles plantó abarcaron una considerable porción del globo y socorrieron a una tierra empachada de prensa amarilla.

Mucho tiempo para llegar

Tras un resbalón que hizo perder parte de lo caminado nos levantamos y tornamos a empujar con la mirada fija en lo alto pero con los pies sobre el terreno y, después de un pequeño vistazo a atrás para no olvidar lo que en su día nos unió, volvimos a andar sin prisa pero sin pausa, mirando cada paso, comprobando que cada piedra que se pisa es firme, con tal de ascender hasta la cima y dar a conocer a los que nos encontremos por el camino la alternativa, hacerles ver que hay más carros a los que subirse si están cansados de los de siempre, que Red Bull sorprendió a Ferrari, que Nadal destrozó el reinado de Federer, que las cosas cambian si queremos y por ansias no nos faltarán para ofreceros, a cada tramo que recorremos, nuestros mejores movimientos, que remaremos fuertes por y para vosotros y que no perderemos nunca la esperanza de volar ya que muchos fieles nos dais las alas para luchar por un sueño que no será inalcanzable si entre todos ponemos nuestra pequeña pero angular piedra para acabar la torre de VAVEL.

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