Pablo López es uno de esos artistas que hay que ver y sentir en directo, de los que te dejan sin palabras durante las más dos horas que dura su concierto, un artista de esos que no hace falta que conozcas sus canciones para que te haga vibrar, porque Pablo es música en mayúsculas, Pablo es pasión y entrega, eso lo demuestra desde el minuto cero que pisa un escenario.
Ayer, en la Axerquía, se vivió algo mágico, algo que muchos de los asistentes no llegaban a imaginar. Un público que desde las nueve de la noche ya esperaba impaciente a las puertas del Teatro de La Axerquía. Cientos de personas reunidas, eso sí manteniendo las distancias en todo momento.
Una organización impecable para que todos los asistentes solo tuvieran que disfrutar del espectáculo. Y así, cuando el reloj pasaba 10 minutos de las 22:00 de la noche Pablo aparecía en el escenario, donde su fiel escudero, el piano, le estaba esperando para juntos, empezar el espectáculo durante más de dos horas donde se cantaron temas como "Mariposa", "Hijos del verbo amar", "El mundo", "Vi" o "El Patio".
La complicidad entre Pablo y su público es más que evidente, el cantante respondió a todos los piropos y peticiones que los asistentes le hacían, como es el caso de "Ven", una de las canciones que cantó demandada por una joven asistente. Fue una noche de improvisación, el artista tras leer una pancarta de dos fans, decidió transformar el concierto dejando de lado el setlist llegando a arrancarlo del suelo para regalárselo a unas fans: "Córdoba este es vuestro concierto, Libertad para pedirme lo que queráis". Y así se iban sucediendo canciones.
Otro de los momentos más especiales fue cuando una fan "le vaciló con poesía" para pedirle una canción "Donde", el artista pidió a la joven que se subiera al escenario y poder cantársela especialmente a ella. Y así, es como Pablo fue ganándose a una Axerquía que empezó tímida, callada y que el artista invitó en varias ocasiones a cantar, como en "Lo saben mis zapatos" donde el público entonó la canción haciendo emocionar al artista.
Esta era la quinta vez que Pablo pisaba Córdoba, y el propio artista narró su primera vez en el Teatro Góngora "de aquel concierto en el que sólo había 30 personas, al de hoy, nada y todo ha cambiado. Pero seguís ahí, así que Gracias".
Los minutos pasaban y el concierto iba llegando a su fin, "Lo saben mis zapatos" cerraba una noche donde Pablo enamoró aún más, a Córdoba, a una Axerquía que acabó en pie aplaudiendo al artista tras el recital que dio.
Tanto la organización del propio festival como el público, demostraron de nuevo que la cultura en tiempos de pandemia es segura. Mencionar que no sólo la toma de temperatura y gel hidroalcohólico fueron las medidas puestas por los organizadores, sino que en todo momento había personas encargadas de desinfectar los pasamanos de escaleras. Además de filas intercaladas y más de dos metros de separación entre personas no convivientes que ocupaban asientos en dichas filas.
