Tras que se hicieran públicas las noticias que implican directamente a Juan Carlos I, rey emérito, en la posesión de cuentas bancarias en varios paraísos fiscales, la decisión por la que optó fue abandonar el país. Una decisión dura y bastante meditada, con la que pretende no dañar la imagen de la casa real española y que Felipe VI, actual jefe de Estado, pueda realizar sus funciones de una manera “tranquila y sosegada”.
Juan Carlos I hizo pública esta noticia en la que hubiera sido su residencia durante 58 años, el “Palacio de la Zarzuela”.
Don Felipe le comunicó su “profundo agradecimiento y respeto” ante la decisión por la cual finalmente optó. Además, ha querido recalcar la importancia que ha tenido el reinado de su progenitor como legado y obra política e institucional para la historia de España. Felipe IV desde Zarzuela señala que “los principios y valores sobre los que ésta se asienta, en el marco de nuestra Constitución y del resto del ordenamiento jurídico” , así se hizo público mediante un comunicado oficial emitido desde la residencia de la casa real.
El abogado de Don Juan Carlos, Javier Sánchez-Junco, hizo pública un escrito donde sostiene que su cliente permanece en disposición en todo momento del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que se considere oportuna. Esta notificación surge a partir de las críticas sobre un posible intento de eludir la acción de la justicia. La Fiscalía del Tribunal Supremo español y el de Suiza, están indagando sobre las cuentas que posee en el extranjero, aunque ninguna de dichas instituciones le ha llegado a imputar.
El antecesor de Don Felipe VI se habría negado a renunciar a su título de “Rey Emérito”, el cual le fue asignado en 2014, días antes de hacerse pública su abdicación. Cabe señalar que el nombrado título no lleva consigo privilegios asociados a él. Don Felipe, tampoco ha querido retirar el título a su padre sin obtener su previo consentimiento.
