El confinamiento a causa de la pandemia mundial que estamos sufriendo es, para la mayoría de la población, una situación especialmente dura. Sin embargo, esta circunstancia se hace aún más insoportable para las víctimas de violencia de género que conviven con sus maltratadores bajo el mismo techo, siendo sometidas a una situación de vulnerabilidad extrema a diario. Por tanto, decimos que estas mujeres hacen frente a dos pandemias: el COVID-19 y la violencia machista.
“Todos nos enfrentamos a importantes riesgos psicológicos debido al aislamiento o la cuarentena, pero las mujeres y, a veces, también los niños en domicilios no seguros viven una situación particularmente delicada” indica Evelyn Regner, presidenta de la Comisión de Derechos de la Mujer del Parlamento Europeo.
Tener al agresor tan cerca en todo momento hace más difícil que las víctimas puedan pedir ayuda por vía telefónica. Debido a esto, se han intentado dar soluciones alternativas, entre las que se encuentra la “Mascarilla 19”. De esta forma, la mujer que lo necesite podrá ir a la farmacia y pedir una “Mascarilla 19”. Seguidamente, el personal de la misma deberá llevar a cabo el protocolo establecido: coger sus datos, llamar al 016 o al 112 y hacer de interlocutor con los canales de protección. Esta iniciativa se puso en marcha al principio del confinamiento desde el Instituto de Igualdad de Canarias y, más tarde, se informó de la misma al resto de comunidades autónomas hasta extenderse por toda la Península.
Varios estudios indican que las agresiones a mujeres y la violencia doméstica han aumentado como consecuencia del confinamiento. Los últimos datos publicados por el Ministerio de Igualdad revelan que las llamadas al 016 se incrementaron en un 60% el pasado mes de abril, respecto a abril de 2019. Además, las consultas online han sufrido un incremento cercano al 600% en el mismo mes comparado con abril del año anterior.
“Las normas y los roles de género que relegan a las mujeres al ámbito del trabajo doméstico las sitúan en primera línea en tiempos de crisis, lo que supone un mayor riesgo de exposición; en cambio, se las excluye cuando se desarrollan respuestas de actuación” asegura Terry McGovern, autor principal de un estudio realizado por la Universidad de Columbia, en el que se han analizado y comparado los datos de esta pandemia con los de otras anteriores.
Tampoco debemos olvidar que los hijos de mujeres maltratadas también son víctimas de la violencia machista que sufren sus madres. Es por esto que la Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género ha publicado una guía de actuación en la que se recogen algunas indicaciones, como la posibilidad para las mujeres víctimas con la custodia de sus hijos e hijas de suspender las visitas de los padres maltratadores con motivo del estado de alarma.
Desde numerosas asociaciones se ha hecho hincapié en el impacto que tendrá la crisis del COVID-19 sobre las mujeres, no sólo respecto a la violencia de género, sino en muchos otros ámbitos. Esto se debe a numerosos factores, entre los que está el hecho de que este sector de la población ocupa el 70% de los puestos de trabajo relacionados con la salud y los servicios sociales.
