El lunes 13 de abril muchos trabajadores han vuelto a su actividad una vez que ha expirado el permiso que el Gobierno puso en marcha el pasado 30 de marzo in extremis para reforzar el confinamiento. Tras dos semanas de congelación económica, quitando los servicios considerados como esenciales, vuelve a reanudarse la actividad laboral; pero con ciertas restricciones de seguridad sanitaria.
Entre el lunes 13 y el martes, 14 (dependiendo de los días festivos por semana santa decretados por las comunidades autónomas) vuelven a trabajar la construcción, solo cuando su tarea no se desarrolle en edificios en los que viva gente, la industria, las empleadas del hogar, los sindicatos, los trabajadores de las autopistas de peaje y oficinas, siempre y cuando no puedan ejercer el teletrabajo.
Todos estos sectores no prioritarios tienen que seguir unas recomendaciones marcadas por el Ministerio de Sanidad. Por ejemplo, si tiene síntomas, ha estado en contacto con una persona que haya sufrido la COVID-19 o es una persona de riesgo, no debe trabajar y debería ponerse en contacto con su centro de atención sanitaria correspondiente.
Para ir a su centro laboral, debe priorizar los desplazamientos individuales y guardar siempre la distancia de seguridad. Para proteger a los trabajadores que viajan en transporte público, diversos efectivos de Protección Civil y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han estado repartiendo mascarillas en las principales estaciones de más afluencia de las ciudades españolas.
💼Buenas prácticas en el centro de trabajo
— Ministerio de Sanidad (@sanidadgob) April 13, 2020
✔️ Siempre a 2 metros entre personas
✔️ Evita desplazamientos al trabajo que no sean esenciales
✔️ No es imprescindible usar mascarilla durante la jornada laboral si es posible la distancia interpersonal #EsteVirusLoParamosUnidos pic.twitter.com/OoGqmrpPDu
Después de la bajada del número de contagiados, parece que el país empieza a coger rumbo y normalidad, dentro de las circunstancias excepcionales. Sin embargo, el confinamiento sigue en vigor y las calles mantienen su estado desértico. A diferencia de la construcción e industria, los establecimientos de cara al público no esenciales continuarán con sus persianas bajadas; así como las aulas de cualquier centro educativo, que tendrán que seguir esperando para volver a escuchar el ajetreo de un día normal.