Todos los focos estaban sobre la "red carpet" más famosa de América. Miles de artistas fueron llamados a este relevante evento en el cual llevaron sus mejores galas. Todos la esperaban. Y cuando llegó, deslumbró como una estrella.
Lady Gaga, la cual tiene acostumbrados a unos estilismos bastante arriesgados, optó por un elegante vestido negro de escote palabra de honor de Alexandre McQueen. Como complementos, unos guantes negros y un sofisticado recogido, al estilo de los años 60. Pero lo que fue la joya de la corona de su outfit, fue el collar de Tiffany; el cual tenía un diamante de 128 kilates valorado en nada más y nada menos que 50.000.000 dólares. Sin duda, era un homenaje a Audrey Hepburn, la cual llevó ese mismo diamante en una gala de los Óscar hace 50 años.
El momento más esperado de la noche, fue en el que Lady Gaga y Bradley Cooper cantaron la canción Shallow de su película Ha nacido una estrella; nominada al Óscar, tanto por su papel protagonista en el largometraje, como por la banda sonora que ambos interpretaron.
Minutos después, la cantante rompía en lágrimas junto a los otros compositores de este tema, con la estatuilla en la mano de su primer Óscar a la mejor canción original; pronunciando un emotivo discurso que conmovió a toda la sala, del cual se puede destacar: [...] "He trabajado duro durante mucho tiempo. No se trata de ganar, se trata de no rendirse. Si tienes un sueño, pelea por él. [...] Se trata de cuantas veces te pones en pie, y eres valiente y sigues adelante."
Lady Gaga brilló con luz propia, tanto por su estilismo como por su actuación. Demostrando así que no importa cuan grande sean los sueños, porque si se es capaz de soñarlos, también se pueden conseguir.